Las transformaciones del capitalismo




Las últimas dos crisis financiera han generado grandes impactos sociales, incrementando la inequidad e incentivando la reflexión acerca de los resultados de lo que todos llamamos modelo y que muy pocas veces se define. Asimismo, estas crisis han provocado fuertes impactos ambientales en la medida que una de sus salidas es producir barato, reflotando al carbón como alternativa viable. A partir del 2008, diversos movimientos civiles a lo largo del globo se alzaron cuestionando los resultados prometidos del modelo y su generación de inequidad, ampliándolo al concepto de desigualdad,  situando al capitalismo actual en una encrucijada.

Desde el inicio de la peor crisis financiera que se recuerda, el capitalismo está sufriendo no solo una crisis de liquidez o fiabilidad, sino lo que es peor, de confianza, con matices de poca transparencia y carencia de ética. Desde artículos científicos hasta pensadores como Michael J. Sandel se han enfocado sobre la ética en el actuar de los mercados, cuestionando dónde éstos deben o no entrar, o cómo éstos han operado olvidando el componente social, que es finalmente donde se adquiere la licencia para operar. Esto ha llevado a múltiples síntomas, desde críticas de intelectuales en medios hasta sancionar proyectos presentados a los sistemas de evaluación ambiental. Este se enfrenta a acusaciones de no crear riqueza compartida, de descuidar el medioambiente y de generar una brecha cada vez mayor en nuestras sociedades, incluyendo a sus principales aliados, los accionistas.

<em>La evolución del capitalismo, en este contexto, ha sido desde un capitalismo colonial del siglo XV y XVI, hacia un capitalismo industrial del siglo XIX<strong>, un capitalismo del accionista en el siglo XX (con auge de los mercados), hasta hoy, donde podemos definir el capitalismo de los grupos de interés (stakeholders).</strong></em>

La pregunta a nivel de discusión académica es: ¿puede sobrevivir el capitalismo actual, va a evolucionar, o será un nuevo sistema el que va a emerger? Esto ha llevado al surgimiento de corrientes que han definido nuevos conceptos, como el "capitalismo consciente", "economía sustentable" o "capitalismo 2.0". Pero de fondo, ¿de qué estamos hablando? Una de las discusiones más intensas es en torno a los principios básicos del capitalismo, incluyendo la reflexión acerca de su real sentido del crecimiento, consumo, producción, desarrollo y sus relación con los sistemas productivos y sistemas financieros, que finalmente han conllevado a la concentración de la riqueza y el poder.

Las tendencias actuales se enfocan a la necesidad de un cambio de paradigma que redefina una nueva forma de trabajar y vivir. La visión es la creación de un nuevo sistema que apoye la transformación hacia una economía sustentable y de bajo carbono, ofreciendo oportunidades y riqueza para la mayoría y no sólo para unos pocos. Algo que la comunidad Europea ya ha empezado a trabajar adoptando el concepto de una economía circular como modelo. Estas reformas son incrementales, graduales y para nada radicales, con tal de no tirar por tierra lo bueno que en algunos aspectos se ha avanzado. Al respecto, como con cualquier buen diseño, podemos y debemos incorporar todas las posibilidades hoy existentes, reuniendo los diferentes componentes en un nuevo diseño coherente y global. Las visiones se resumen en nueve principios de diseño:

  • 1. Menor crecimiento y más bienestar.
  • 2. Una visión ampliada de lo que a capital se refiere.
  • 3. Una base de empresa responsable, agregando valor real donde se necesita.
  • 4. Pensamiento sistémico holístico alineado con la economía circular.
  • 5. Un sistema monetario que funcione bien.
  • 6. Alejamiento de burbujas especulativas, hacia la creación de riqueza real a largo plazo y redefiniendo cuál es la riqueza de las naciones.
  • 7. Una conceptualización de la propiedad y distribución de recursos para la creación  de una riqueza compartida
  • 8. Forjar las bases de la colaboración y el esfuerzo conjunto antes que la competitividad solitaria.
  • 9. Reconceptualización del rol de las instituciones y una mayor capacidad de recuperación sistémica, traspasando estos principios más allá de declaraciones de alto nivel, alcanzando a todos los integrantes del sistema.

En este sentido, ¿por qué el cambio? Porque se está gestando una tormenta perfecta en la intersección de la creciente escasez de recursos, una crisis energética que se avecina, el trasfondo de los modelos económicos con deuda y los crecientes efectos del cambio climático a nivel de recursos e impactos sociales.

Aquí, los principios de economía circular pueden ayudar con la actividad de los negocios centrada en la eficiencia en el uso de recursos, reutilización de salidas y reciclaje de los mismos, dejando la visión lineal de la economía de tomar, hacer y desechar. Esto significa que la actividad económica y sus transacciones se apoyan en la reserva de los recursos existentes a nivel mundial y, para lo cual, si una empresa busca ser rentable deberá adaptarse -en su modelo de negocio- hacia donde sus ganancias provengan de una adecuada utilización de recursos, desde su extracción hasta su disposición final, evitando desperdicios de recursos vírgenes. A nivel  global, es la Fundación Ellen MacArthur quien está promoviendo la adopción generalizada de los modelos de economía circular, incorporando los conceptos de "la cuna a la cuna" y firmada por la Comunidad Europea post 2015.

En este marco, empresas como Unilever ya se esfuerzan para ofrecer una gama de productos utilizando menos recursos y tratando de cambiar las conductas de los clientes en sus patrones de consumo. B&Q está trabajando en modelos de negocio experimentales, pasando el leasing de productos diseñados desde la cuna a la cuna. Es más,  Dong Energy, uno de los principales grupos energéticos de Europa se ha comprometido en la gestión de la transición de los combustibles fósiles hacia el 85% de energías renovables para 2040… y si una empresa de combustibles fósiles puede hacerlo, cualquiera puede. Sin embargo, para transitar en esta dirección, uno de lo grandes problemas involucra el alejamiento de los mercados a corto plazo para generar valor a largo plazo y un futuro sustentable.

A nivel de los accionistas, el cambio ya se ha iniciado. Grandes fondos de inversión están solicitando información desde las empresas en dónde invertir, solicitando informes sobre estándares ambientales y de ética a los cuales están adhiriendo para realizar su posterior verificación. Es más, hoy buscan nuevos tipos de organizaciones como empresas del tipo B-Corporate  hasta organizaciones cooperativas o híbridas empresas-ONGs, entendiendo que éstas sí generan valor compartido. Aunque no lo crea, la propiedad compartida realmente ha empezado a significar riqueza compartida. Una historia de éxito real es la del grupo de Lewis John en Reino Unido, donde sus 84.700 empleados participan de los beneficios de la empresa recibiendo un bono anual equivalente al 17 % de su salario, que implica nueve pagos semanales.

Tales modelos de propiedad compartidos tienen el beneficio adicional de mantener el dinero circulando en la economía local. Según el informe de los analistas K2A, las empresas cooperativas impulsan las economías locales generando un beneficio cuantificable de alrededor de £ 40 para proveedores locales, clientes y empleados, por cada 100 € de ventas. Esto se denomina " dinero pegajoso ", ya que se queda en las localidades apoyando la economía local. Otro ejemplo impulsado por la presión de grupos de interés se enfoca a los fondos de pensiones, quienes junto a otros inversionistas han empezado a vender sus participaciones en algunas de las mayores compañías de petróleo y gas del mundo debido a las amenazas que plantea el cambio climático..

En otro nivel, existe una creciente influencia de los grupos de interés por una banca con valores que asegure el acceso a alternativas bancarias más sustentables . En este nivel hay dos grandes tendencias, Dinero Positivo  y Move Your Money ; campañas que nos instan a hacer precisamente eso: mover nuestro dinero para construir un mejor sistema bancario a través de nuestro poder colectivo de compra.

Finalmente, a mi juicio nos encontramos en una época donde muchos de los conceptos se han empezado a redefinir mediante acciones concretas que no están naufragando, sino más bien haciéndonos pensar que hoy avanzamos hacia el capitalismo de los grupos de interés y hacia una economía circular, en la cual es la sociedad finalmente quien otorga la licencia para operar. ¿Estamos transitando hacia ella?

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