Macheteando el piano




PESE AL airado reclamo de muchos, un grupo de parlamentarios ha insistido en poner una escandalosa condición para aprobar el proyecto de ley que permite la elección democrática de los intendentes. En algo que la semana pasada figuramos como "saltar en el piano", este elenco de honorables, con la inaceptable anuencia del gobierno, pretenden establecer una "excepción constitucional" para que ellos mismos puedan ser candidatos a estos nuevos cargos regionales de elección popular, sin renunciar a sus actuales escaños, y con la adicional desfachatez de volver a ejercer como diputados para el caso de que resulten derrotados en este otro proceso.

Pero como ya nos ilustró la Presidenta de la República, cada día puede ser peor.

Resulta que hace menos de un año se aprobó una ley, tan duramente discutida como resistida por varios, la que con motivo de las recomendaciones de la "Comisión Engel" estableció una serie de obligaciones para los partidos políticos, a cambio del tan anhelado financiamiento público de su actividad. Como era previsible, se cedió en que los recursos se entregaran de inmediato, mientras que se dio un plazo a los beneficiarios para cumplir con sus correlativos compromisos.

Uno de esos requisitos consistió en el refichaje militante de los actuales partidos con representación parlamentaria, estableciendo igual número de adherentes que el exigido para conformar nuevas tiendas políticas. Con todo, y no podía ser de otra forma, mientras los actuales partidos pudieron hacerlo por internet o a través de sus procesos eleccionarios internos, a los debutantes se les impuso un estricto procedimiento notarial. Tanto la cifra mínima de militantes -algo más de 18.000 personas- como las consecuencias de no cumplir con esta exigencia después de un año, fueron cuestiones acordadas y decididas por los propios incumbentes. Aun así, y a tres meses de cumplirse dicho plazo, son varios los partidos que siguen lejos de lo comprometido.

Pues bien, ¿adivinen qué podría ocurrir ahora?

Frente a la posibilidad de que se les disminuya el financiamiento público, o la imposibilidad de llevar candidatos en ciertas regiones, pasando incluso por el caso de que se resolviera la disolución de un determinado partido, la primera pulsión ha sido pensar en una prórroga de sus obligaciones, manteniendo sin embargo todas sus prerrogativas y derechos. Y la fórmula escogida para esta nueva "excepción" podría materializarse a través de un proyecto de ley exprés o, incluso piensan los más atrevidos, en una resolución interpretativa que emita el propio Servel.

Debe ser muy irritante para las personas e instituciones que se ven compelidas a cumplir con sus compromisos y obligaciones, pagando las consecuencias cuando no lo hacen o derechamente no pueden hacerlo, ver cómo los que justamente deciden y elaboran nuestras leyes, incurren en continuas "excepciones" o impunes incumplimientos.

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