¿Y qué esperaban?




EL CASO del avión súper tanquero es símbolo de la forma como se conduce este gobierno. Porque es comprensible que una autoridad que debe enfrentar una catástrofe haga un análisis "costo/beneficio" de usar un determinado medio y lo rechace cuando crea que no se sustenta, pero no se entiende que si alguien ofrece pagar los costos se mantenga la negativa a emplearlo. En ese mismo minuto hay que aceptar, pues beneficio habrá y a costo cero. Sobre todo considerando la angustia generalizada que se estaba viviendo ante el drama y los efectos mediáticos de negarse a emplear un medio llamativo.

Entonces, la porfía en rechazar el ofrecimiento tiene otra causa que simples razones técnicas u operacionales: es que este gobierno ha transitado siempre entre la incapacidad de acción, negar el alcance de las cosas y recurrir a la distracción, como culpar a otros, en vez de hacer las cosas. Si la Sofofa acusa lo que para muchos es evidente, que en La Araucanía agoniza el estado de derecho, el subsecretario contesta que también van a investigar las colusiones de los empresarios. ¿Qué tiene que ver? Nada, solo se pretende descalificar al otro, mientras en la zona amagada el descontrol campea.

No recibir el avión parece haber sido una forma de impedir que quedara clara la magnitud de la tragedia, y la incapacidad propia de prevenirla y de enfrentarla. Ahora bien, ¿alguien podía dudar que las cosas serían así? La ciudadanía tenía la prueba tangible con la falta de reacción frente el terremoto de febrero de 2010. Cómo olvidar las imágenes de aquella noche en la Onemi, cuando todos se daban vueltas, incluida la Presidenta, y los consejos apuntaban a no llamar tsunami al tsunami. Y que pasaban las horas interminables sin que se declarara el estado de catástrofe, que entregaba el control a los militares, medida que la ciudanía pedía a gritos ante el pillaje desatado en la zona afectada.

A pesar de eso, la ciudadanía volvió a elegir a Michelle Bachelet, ya que se trataba de una persona "cercana". Y nadie en la centroderecha se atrevió a recordar dichas imágenes para no "victimizarla". Pues bien, ahora que ha ocurrido una nueva catástrofe, nadie podía pretender obtener algo más que simple cercanía. El resto está ahí, como un guión pre anunciado: negativa a recibir y el entorpecimiento para que llegue el avión, con el fin que nadie crea que la cosa es tan grave y que no saben manejarla, la interminable vacilación de decretar el estado de emergencia correspondiente, y el desorden y la poca efectividad. Tanto, que nadie sabe quién está dirigiendo el combate del fuego. Los ministros enviados a regiones serán solo más de lo mismo. Siendo los militares formados para enfrentar el máximo desastre, que es la guerra, tienen las capacidades para conducir ese proceso y no se les ha encargado realmente. Claro, algo muy duro para una coalición que combatió la dictadura, pretexto con que han justificado todo desde hace demasiados años.

Los chilenos debieran reflexionar si en noviembre volverán a votar por alguien cercano y afable, o bien por quien muestre tener la determinación y capacidad suficientes. Pero que después no se quejen.

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