SEÑOR DIRECTOR
Con preocupación nos hemos enterado del recorte presupuestario del programa “Habilidades para la Vida” de Junaeb, que es uno de los dispositivos de salud mental con más presencia en el territorio nacional, llegando a las escuelas más vulnerables a través de intervenciones que apoyan tanto a los estudiantes, sus familias y docentes, que han sabido adecuarse a las actuales condiciones de teletrabajo y acompañamiento virtual.
“Habilidades para la Vida” es un orgullo nacional, pues representa uno de los programas de salud mental mejor coordinados y grandes del mundo, cuenta con una trayectoria de más de 20 años y una sólida base científica de sus impactos en el desempeño de las escuelas y su bienestar emocional, tanto en condiciones de años regulares como de emergencias y catástrofes que hemos atravesado como país.
La pandemia del Covid-19 no solo pone en riesgo la salud física y la salud mental de las personas más vulnerables del país. La cuarentena a la que nos vemos sometidos, la exposición a la posibilidad de muerte y la pérdida de la estabilidad de la vida cotidiana, son factores con una significativa carga de estrés que solo podemos enfrentar cuando tenemos firmes habilidades socioemocionales.
Si queremos superar esta crisis sanitaria, el gobierno debe invertir en salud mental, fortalecer las capacidades de respuesta profesional instaladas y no reducir los presupuestos asociados a sus dispositivos que no solo dejarán sin apoyo socioemocional a miles de niños y niñas pobres, sino también sin trabajo a más de dos mil trabajadores a lo largo del país.
Rodrigo Rojas-Andrade
Director Equipo Psicosocial de Salud Mental Escolar
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
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