Cambio en presidencias de comisiones del Congreso



Por estos días, además de la asunción de la nueva mesa del Senado y de la polémica que se generó por quién ha de presidir la Cámara de Diputados, se están produciendo los cambios correspondientes en las presidencias de las comisiones del Congreso.

En el Senado, ya han comenzado a asumir los nuevos presidentes de algunas comisiones, y la próxima semana debieran concretarse las modificaciones en las comisiones de la Cámara.

Recordemos que la principal función de las comisiones es estudiar, a través de un análisis especializado, los proyectos de ley que correspondan a su órbita de acción. En el trabajo en comisión se recibe la opinión de expertos y se realizan audiencias públicas, con la finalidad de escuchar el planteamiento de la sociedad civil en la materia.

A su vez, los presidentes de comisiones tienen funciones muy relevantes. Les corresponde convocar a sesiones, presidirlas, abrir y cerrar debates, cuidar la observancia de la ley y el reglamento, declarar la inadmisibilidad de las indicaciones que se presenten, mantener el orden, suscribir las comunicaciones oficiales que se dirijan a nombre de la comisión y las actas de las sesiones, y establecer las proposiciones que se discutirán, entre otras. Fijan, por ello, ritmos que son relevantes a la hora del debate legislativo.

Conforme a la composición actual del Parlamento, la mayoría de las comisiones en ambas cámaras serán presididas por parlamentarios de la ex Nueva Mayoría, incluidos el Partido Comunista y parlamentarios del Frente Amplio. En sus respectivas instancias, habrán de liderar y administrar la discusión de materias de mucha relevancia para la ciudadanía y la agenda que impulsa el gobierno.

Dado el rol que juegan los presidentes en las comisiones, se espera que adopten una actitud republicana en la tramitación de las iniciativas que se discutan. Ello significa que, más allá de su inclinación política o de sus preferencias, deben hacer respetar las reglas del juego establecidas en la Constitución, la ley y en los reglamentos de ambas cámaras. Además, dada la responsabilidad y la investidura del cargo que ejercen, su actuar debe estar a la altura de la posición que detentan, lo que exige moderación para conducir un debate razonado de las iniciativas en trámite, respetar las materias de iniciativa exclusiva del Presidente de la República y evitar declaraciones destempladas en que, a priori, se cierren al debate o den por sentada la inviabilidad política de determinadas iniciativas. Por el contrario, deben generar los espacios para que se produzca, con respeto, la diversidad de planteamientos al efecto.

Con todo, ante este escenario, se necesita a todas luces un manejo político inteligente por parte del gobierno en torno a la tramitación de sus proyectos de ley, sobre todo, considerando que enfrenta un año clave, en que impulsará reformas como la laboral y la tributaria. Asimismo, urge que el rol de los parlamentarios en cada una de las comisiones sea serio y responsable, sobre todo teniendo en cuenta los errores que se han cometido en varias iniciativas debido a la falta de un debate profundo y moderado.

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