Columna de Andrés Hernando: Detener una mala idea

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Tres mociones parlamentarias buscan permitir autopréstamos desde los fondos de pensiones, y serán discutidas en sala, con informe negativo tras su rechazo en comisión de Constitución de la Cámara de Diputados. Dos permiten retirar el 100% de los fondos acumulados, que deberán ser devueltos en tantas cuotas como cotizaciones queden a la persona en su vida activa, con un período de gracia de 5 años, y que solo se pagarían mientras el o la trabajadora cotice. El otro, permite retirar el 15% del saldo (o el total si es igual o inferior $1 millón) y contempla el pago en hasta 60 cuotas. Ninguna propuesta establece acciones de cobro ni qué ocurre en caso de no pago.

Las mociones parlamentarias son dibujos básicos. Parte del trabajo legislativo es completar las propuestas y ponerles bordes, pero el incentivo al reintegro de los fondos es evidentemente débil y los autopréstamos permitirán vaciar permanentemente algunas cuentas de capitalización.

Cálculos de la Superintendencia de Pensiones proyectan autopréstamos por entre US$ 22 y 160 mil millones. Para ponerlo perspectiva, los tres retiros ya aprobados suman algo más de US$ 50 mil. El efecto en la economía puede estimarse a partir de lo ocurrido el año pasado: según el Banco Central, dos tercios de la mayor inflación observada es producto de los retiros y el IFE, cuyo monto total representa la mitad de los retiros.

Seguir vaciando las cuentas de capitalización individual tendría otros impactos relevantes. El ahorro se traduce en inversión y ésta en mayor crecimiento económico y bienestar material para todos. Sin estos ahorros, creceremos menos.

Por otra parte, los créditos hipotecarios a tasas bajas se debían, en parte, a la disponibilidad de recursos en forma de ahorro; convertirlo ahora en consumo tendrá el efecto en encarecer la compra de vivienda y los arriendos.

Llevamos años preocupados de las bajas pensiones. Con matices, los expertos coinciden en que la principal vía para mejorarlas es cotizar más y aumentar la contribución solidaria, idealmente vía PGU. Si desaparecen las cuentas de ahorro, mejores pensiones serán imposibles, ninguna redistribución o solidaridad compensará los menores recursos.

¿Qué debería hacer el Ejecutivo? Lo deseable es que se comprometa con los objetivos de su propia reforma previsional, alineando a su sector. También la experiencia muestra que impulsar una versión limitada de autopréstamo, como la que incluye la reforma previsional, es una mala idea. Cuando el gobierno de Piñera intentó frenar los retiros impulsando uno con bordes y tributable, su victoria fue pírrica: ganó la batalla, pero perdió la guerra. La presión popular llevó al Congreso a eliminar las limitaciones y, aunque esto permitió al gobierno ir al Tribunal Constitucional para impedir futuros retiros, el fracaso fue total cuando se aprobó el tercero poco después.

Respondiendo a los problemas que la debilidad de la economía y la inflación imponen a los hogares vulnerables, el gobierno propuso a principios de mes medidas para la seguridad económica focalizadas y razonablemente diseñadas. Este paquete debiera ayudar a contener la presión por avanzar en los autopréstamos, aunque esto no está garantizado (la universalización del IFE no detuvo los retiros).

Es de esperar que las y los parlamentarios más serios de la oposición estén disponibles para apoyar al gobierno en cualquier medida para frenar los autopréstamos. Por el bien de todos.

Por Andrés Hernando, director Escuela de Ingeniería comercial UDP

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