Columna de Héctor Soto: atrapadas en las redes

El filme nacional La Verónica.

¿Funciona la cinta chilena La Verónica? En términos formales, sí, porque no obstante lo agotador que resulta un primer plano tras otro, el trabajo de Mariana di Girolamo es expresivo y potente. En términos dramáticos, en cambio, funciona bastante menos.



Las redes sociales no solo se convirtieron en el espacio preferente y triunfal de la tantas veces cacareada sociedad de la información. También cambiaron nuestros hábitos y formas de aproximación a la realidad. El proceso sigue en desarrollo porque las redes, aparte de conectarnos, nos están reformateando la mente y el carácter. Sabemos que ya abrieron ocupaciones inéditas e insospechados modelos de negocio. Y también que dieron lugar a adicciones que, como era de esperar, no han dejado indiferente al cine.

La Verónica, película nacional que se estrena hoy día on line (altoparlante.cl, entradas en Ticketpro), cuenta la historia de una influencer. La chica está casada con un futbolista que juega en Dubai y es una modelo de gran convocatoria en el mundo digital. Los videos que sube a Instagram rompen fronteras remitiendo a sus satisfacciones como mujer y a su estilo de vida como chica triunfadora. Claro que el material oculta dimensiones que son más sombrías de su vida.

Se trata de una realización escrita y dirigida por Leonardo Medel que es bien arriesgada en términos de puesta en escena. La historia se desarrolla a través de sucesivos primeros planos de la protagonista, donde la vemos en distintos momentos relacionándose con su audiencia, su marido, su madre, las empleadas o su biógrafa. La impresión inicial es que la joven tiene serias vulnerabilidades; en seguida, que está muy enferma y, después, que simplemente es una psicópata. Lo que viene con posterioridad no es otra cosa que reiteración pura.

¿Funciona la historia? En términos formales, sí, porque no obstante lo agotador que resulta un primer plano tras otro, el trabajo de Mariana di Girolamo es expresivo y potente. En ella decididamente hay madera de estrella. En términos dramáticos, en cambio, funciona bastante menos, porque es muy difícil, en realidad imposible, enganchar emocionalmente, empatizar, con un personaje tan lastimado como el suyo.

Hace poco la plataforma Mubi estrenó una realización sueco-polaca, Sweat (Magnus von Gorn, 2020), que también contó la historia de una influencer, esta vez del ámbito del fitness. Es una de las buenas películas del último tiempo. Chica linda, vigorosa, optimista y luminosa cuya vida queda contra las cuerdas el día que se topa con una escena muy sórdida en la Polonia modernizada a presión de estos días. No es algo que ella haga sino algo que le ocurre. Pero la historia discurre con creciente interés, complejidad y suspenso porque la mirada sobre el personaje es mucho más controversial y ambigua. Parece que no era tan boba como al comienzo creímos. Parece que, a pesar de no saber reaccionar, no vivía tan de prestado. Podría incluso haber crecido cuando la experiencia le entregó otro nivel de conciencia de la vida. Pero el desenlace queda abierto a distintas percepciones.

Esa ambivalencia es lo que La Verónica no tiene y lo que empobrece su desarrollo narrativo. La cinta vale por la audacia de la apuesta, no por el resultado. De la experiencia tiene que rescatarse la osadía del realizador y también el atendible oficio de la joven actriz. Pero el formato dramático de la historia les terminó quedando chico tanto a él como a ella.

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