Déficit en educación superior



SEÑOR DIRECTOR

Los rectores de las universidades adscritas a la gratuidad han estado expresando su preocupación por el déficit creciente que su implementación les está imponiendo. Algo que fue señalado desde muy temprano por expertos, algunos sobre la idea misma y otros sobre el diseño y sus consecuencias.

La incongruencia entre el arancel regulado y el costo real de las carreras, la asignación de gratuidad por un tiempo irreal de consecución de los estudios y la precariedad académica de buena parte de los estudiantes beneficiados, lo que facilita su fracaso, son, entre otros, factores previstos desde hace tiempo. Pero la idea y el diseño fue apoyado por muchos en aras de razones ideológicas, incluyendo no solo a partidos políticos, sino que a no pocos representantes de la academia y líderes de la misma. La consecuencia del déficit afecta a los jóvenes más vulnerables, el aseguramiento de la calidad educativa y el desarrollo de la investigación, aspectos que la propia ley demanda de las instituciones.

Un tema que se enlaza con otro mayúsculo de las IES: la puesta en marcha de la nueva ley de Educación Superior, aprobada mayoritariamente por los congresales. Ahora, rectores y representantes de organismos reguladores señalan que diversos aspectos de tal implementación no solo presentan serias dificultades, sino que muchos aparecen inviables en los plazos planteados; sin contar que, de ponerse en acción, tendrían efectos negativos para las IES en ámbitos de la calidad y de los recursos para innovar, investigar y mejorar la educación. Aquí, es posible que vía una ley "corta" o medida semejante y normativas puedan subsanarse algunos de los problemas, en tanto que las instituciones y expertos sean ahora efectivamente escuchados.

Moisés Silva Triviño, Ph.D.

Director General de Efectividad Educativa Universidad San Sebastián

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