Expectativas ante convocatoria del Cosena

La decisión del Mandatario de convocar a esta instancia constituye un giro valioso, al superar prejuicios ideológicos. Es fundamental que este paso se traduzca ahora en una robusta agenda de seguridad.



Fue sin duda sorpresivo que el Presidente de la República decidiera convocar para mañana al Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) -órgano consultivo que contempla la Constitución para asesorar al jefe de Estado en materias de seguridad, integrado por los principales poderes del Estado, además de las Fuerzas Armadas y Carabineros-, considerando que a comienzos de enero la propia vocera de gobierno había desestimado esta posibilidad, por considerarla que “no da resultados”. El propio Mandatario, en su calidad de diputado, criticó duramente al expresidente Sebastián Piñera cuando este decidió convocar a dicha instancia en noviembre de 2019, en el momento más álgido del llamado estallido social. De acuerdo con lo anunciado por el Presidente Gabriel Boric, la materia que se tratará mañana en dicha instancia tiene que ver con recibir comentarios y aportes acerca del proyecto de ley sobre infraestructura crítica, “y que nos permitirá contar con dotación militar donde haya que reforzar la acción de las policías”, indicó.

Las razones detrás de este giro responden al grave cuadro de inseguridad que se vive en el país, donde solo en estos días el país ha sido golpeado por una ola de asesinatos. De acuerdo con información entregada por el gobierno, en enero se registró un mayor número de homicidios respecto de igual mes del año anterior, lo que produjo un cambio de escenario que justifica convocar al Cosena.

La decisión del Presidente ha recibido un amplio respaldo político, con la excepción de parlamentarios del Partido Comunista, que lo resienten porque consideran que es un llamado a que las Fuerzas Armadas deliberen. La comisión política del partido se vio en la necesidad de emitir un comunicado respaldando que el jefe de Estado ejerza sus facultades, pero expresó sus reparos con el proyecto de infraestructura crítica, lo que una vez más deja a la vista las contradictorias visiones que existen al interior de la coalición en relación con temas de orden público, que tantas veces han dificultado poder actuar oportunamente.

El paso que ha decidido dar el Mandatario reviste sin duda relevantes implicancias, partiendo por el hecho de que es una señal bienvenida que los prejuicios ideológicos hayan sido dejados de lado, utilizando una facultad constitucional que justamente fue pensada para ayudar a enfrentar momentos de particular complejidad. Es decidor que desde que la institucionalidad del Cosena fue reformulada completamente en 2005, solo se había convocado en tres oportunidades, por lo que el hecho de que ahora lo haga el Presidente Boric reviste no solo un importante simbolismo político, sino que también permite dimensionar mejor la magnitud de la crisis de inseguridad que afecta al país.

El centro de la atención ha estado puesto en el rol que podrían jugar las Fuerzas Armadas en el apoyo a tareas de orden público y seguridad. En los últimos meses han cundido los llamados de gobernadores, alcaldes y parlamentarios -especialmente de la Región Metropolitana- para que el Mandatario dicte un estado de excepción constitucional en aquellas zonas más afectadas por el flagelo del crimen organizado y la delincuencia, una medida a la que La Moneda se ha resistido. Tras la decisión presidencial de convocar al Cosena parece subyacer un mayor convencimiento de que aumentar el apoyo de las Fuerzas Armadas no puede ser descartado, tal como ya ocurre en la Macrozona Sur, o en la custodia de la frontera norte. El vehículo a través del cual se materializaría sería a través de la facultad constitucional introducida en enero del año pasado para que el Presidente de la República pueda desplegar personal militar en la custodia de infraestructura crítica, cuya ley para aterrizar su aplicación se discute ahora en el Congreso.

A partir del tenor literal de esta facultad, no se podría replicar el mismo tipo de despliegue que existe en las macrozonas sur y norte, sino que sería mucho más acotado, limitándose a la protección de instalaciones que son críticas para el funcionamiento del país. Es importante por lo tanto que desde el mundo político no se generen expectativas desmedidas o se entreguen señales equívocas respecto del alcance del proyecto de infraestructura crítica y el papel que podrían jugar las Fuerzas Armadas. Si bien un rol acotado podría defraudar las expectativas de algunos, aun así es importante que esta norma sea aprobada por el Congreso, pues en el actual estado de cosas toda medida que apunte a reforzar la seguridad de la población aporta.

Es fundamental que esta convocatoria al Cosena no termine diluyéndose en anuncios vacíos y efectivamente constituya un punto de inflexión en materia de seguridad, sobre todo cuando se han ido derribando una serie de prejuicios ideológicos. El Mandatario se juega aquí una carta sin duda clave, porque si este paso no se traduce en el corto plazo en una batería de propuestas concretas y acordes a la gravedad de lo que se vive -reforzamiento de las policías, persecución penal mucho más efectiva, combate al crimen organizado, mejorar las capacidades de inteligencia e incluso un estado de excepción si hay condiciones objetivas para ello-, las expectativas de la ciudadanía se verán fuertemente defraudadas y las presiones populistas por medidas más extremas previsiblemente empezarán a cundir.

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