SEÑOR DIRECTOR
El currículum escolar en Chile no es integral. Para asegurarlo basta con observar las distintas asignaturas que configuran el quehacer educativo, pero si a eso le agregamos la suma de horas pedagógicas por área, el resultado es indiscutible.
Llevamos décadas afirmando que el propósito central de la escuela es la formación integral de los y las estudiantes, lo que -por supuesto- enfatiza el Mineduc en todos sus instrumentos curriculares; ideal que, además, está presente en prácticamente todos los proyectos educativos institucionales. Hoy, con la priorización curricular generada por el sistema central para enfrenar la pandemia, dicho propósito se ve aún más distante, limitando toda posibilidad de abordaje.
En un escenario tan crítico como el que hemos experimentado durante los últimos meses, en el que las herramientas psico-afectivas se han visto a prueba, la pregunta emerge nuevamente y con mayor fuerza: ¿cómo asegurar una formación integral durante la trayectoria escolar? El replantear la pregunta y discutir posibles soluciones, quizá sea uno de los aportes que esta crisis sanitaria traiga consigo.
M. Angélica Guzmán Droguett
Centro de Investigación para la Transformación Socioeducativa UCSH
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