Los amigos de Maduro

Maduro Navarro


A veces, las fotos hablan por sí solas. Es el caso de la que mostró a Nicolás Maduro con los chilenos que viajaron a Caracas a la reunión de apoyo a su régimen que propició el Foro de Sao Paulo, con platas venezolanas por supuesto. Allí, aparecen el senador Alejandro Navarro, representante del chavismo en Chile; el diputado Boris Barrera, delegado del Partido Comunista; Esteban Silva, del Frente Amplio, que lucía una polera con la imagen de Salvador Allende; e incluso un nieto de Allende, militante chavista.

La reunión de Caracas buscó dar oxígeno a Maduro en un momento de extremo aislamiento internacional, que se acentuó con la difusión del Informe de Michelle Bachelet sobre las violaciones a los DD.HH. en Venezuela. Es evidente que el informe le dolió al régimen. "Una puñalada fue la que nos metió Bachelet –dijo Maduro en la clausura-. Se vino con su carita sonriente para acá, y terminó firmando un monstruo de informe, lleno de mentiras insustentables". El que miente es Maduro, puesto que el Alto Comisionado de la ONU para los DD.HH. ha reunido información abrumadora sobre más de 6 mil ejecuciones extrajudiciales, la práctica sistemática de la tortura y los múltiples abusos de estos años. En Chile, algunos criticaron el informe por no referirse a la eventualidad de un golpe de Estado, pero sucede que el golpe se consumó después de la muerte de Chávez, en 2013, cuando Maduro y los militares violaron la Constitución, capturaron el Estado y anularon de hecho las garantías individuales.

No hay explicación decente para el apoyo a la camarilla corrupta que gobierna en Venezuela. Asociada al narcotráfico, esa camarilla ha saqueado las riquezas que acumuló Venezuela, ha empujado al éxodo a 4 millones de venezolanos y, por si fuera poco, ha entregado la soberanía nacional a los dictados de La Habana. Ya no hay duda: los amigos de Maduro representan a esa izquierda ciega a las lecciones de la historia, que sigue encarnando la ambigüedad moral frente al sacrificio de los seres humanos ante el altar de la revolución, lo que sea que ello signifique.

¿Por qué los dirigentes del Partido Socialista mantienen silencio ante la grosera manipulación que hace Maduro de la figura de Allende? ¿Qué miedos los paralizan? ¿Temen alguna excomunión? Algo deberían decir. Después de todo, Allende puede ser criticado por muchas razones, pero no fue un dictador ni avaló el asesinato de los adversarios.

El drama de Venezuela separa hoy las aguas entre quienes defienden los derechos humanos en todo tiempo y lugar, y quienes actúan con oportunismo, dependiendo de quiénes sean las víctimas y quiénes los victimarios. Esperemos que el Informe Bachelet ayude a mucha gente de izquierda a quitarse la venda de los ojos para reconocer que lo más parecido a una dictadura de derecha es una dictadura de izquierda. Tenemos que condenar los crímenes de ambas por igual.

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