Positiva señal en la Convención

A pesar del daño que causa a la imagen de la Convención el que algunos pretendan excluir visiones o desconocer las reglas del proceso, es alentador que las voces más moderadas se hayan logrado imponer, salvaguardando así el proceso constitucional.



Fue una señal preocupante que la Comisión de Derechos Humanos de la Convención Constitucional (CC) optara la semana pasada por aprobar un voto político para impedir que el convencional Jorge Arancibia -excomandante en jefe de la Armada- pudiera integrar dicha comisión, bajo el pretexto de que su presencia suponía una revictimización para quienes padecieron violaciones a los derechos humanos bajo el régimen militar, además de haber sido edecán de Augusto Pinochet. En ese mismo orden de cosas, la Comisión también había resuelto excluir a cuatro organizaciones -entre ellas a la Fundación Jaime Guzmán- de poder participar de las audiencias, alegando razones de “negacionismo”.

También fue motivo de inquietud la propuesta -presentada entre otros por convencionales del Partido Comunista- que buscaba introducir plebiscitos intermedios, como forma de dirimir desacuerdos en el pleno de la Convención, a pesar de que dicho mecanismo no está contemplado en la reforma constitucional que dio origen al proceso constituyente. Los mismos sectores habían buscado poner en entredicho el quórum de dos tercios que se exige para aprobar los artículos de la nueva carta fundamental.

Se trata de hechos sin duda lamentables, que ponen de relieve la pulsión de los grupos más extremos de la Convención por imponer visiones excluyentes y desconocer las reglas elementales del proceso, una actitud que desde luego agudiza la polarización y no contribuye a un espíritu constructivo, indispensable para la tarea de construir un texto constitucional que represente a la mayoría del país. Sin embargo, ambos intentos han terminado siendo revertidos en la propia Convención, una señal que resulta esperanzadora, pues sugiere que las visiones más moderadas a la larga son capaces de imponerse e impedir que los extremos prosperen.

Las múltiples voces que salieron a reprochar que se estuviera desconociendo el derecho de un convencional democráticamente elegido a integrar una determinada comisión, así como la importancia de no afectar la libertad de expresión al interior de la propia instancia constituyente, llevaron a que finalmente se alcanzara un acuerdo para que el convencional Arancibia integre la comisión marco, no así aquella que recogerá testimonios de víctimas de violaciones a los derechos humanos, mientras que las fundaciones podrán también exponer sus puntos de vista. En entrevista con este medio, la convencional Patricia Politzer dejó por sentado que “quedó muy claro que no hay ninguna posibilidad de marginar a nadie en la Convención”, lo que debería ser un principio orientador para las etapas futuras.

También ha sido una señal potente que una de las subcomisiones de Reglamento no diera lugar a la propuesta de rebajar el quórum de dos tercios a cuatro séptimos, y que tampoco consintiera en la propuesta de introducir los plebiscitos intermedios. Sin perjuicio de que esta materia deberá luego ser tratada en el pleno de la Convención, la señal que se dio ayer anticipa que será muy difícil reunir los votos requeridos para insistir en estas propuestas, lo que permite salvaguardar las bases esenciales del proceso constituyente.

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