Simce y el derecho a la educación

escolares


SEÑOR DIRECTOR:

No sorprende el retroceso en los aprendizajes reflejado en el Simce 2022. Llevamos una década con resultados estancados y era esperable que estos fueran aún peores como consecuencia de la pandemia. No se trata por lo tanto de un terremoto, que es impredecible; sin embargo, sus consecuencias se asemejan, y lo que se requiere es un plan de reconstrucción con foco en la recuperación de aprendizajes.

Desde 2012 que las mediciones Simce no mejoran. Pero esta vez, la pandemia causó estragos aún más evidentes en Matemáticas, además de aumentar sustancialmente las brechas entre hombres y mujeres. Habrá que estudiar por qué. Y, curiosamente, el impacto es menor en Lenguaje.

En esta verdadera tormenta, hago un paréntesis para destacar que también hubo una buena noticia (quizás la única): la mejora en resultados que lograron 146 escuelas insuficientes, que por dos años recibieron apoyo de la Agencia de Calidad.

En el fondo, más que buscar culpables, usemos las evidencias para la acción. Hemos pasado años discutiendo reformas institucionales y de financiamiento, dejando de lado la preocupación por los aprendizajes. Lo cierto es que ni la ley de inclusión, ni la creación de los servicios locales de educación, ni el inicio de la carrera docente, entre otros, han tenido impactos hasta ahora; tampoco la universalidad de las políticas sustituyendo la focalización.

El Ministerio deberá ser capaz de liderar una convocatoria a toda la sociedad, en línea con la política de reactivación que recién ha empezado a implementar. Cada estudiante con rezago debe recibir una atención especial, y si para ello son necesarias acciones que impliquen sacrificios, así deberá hacerse; aunque el Colegio de Profesores se oponga.

La inmensa mayoría de los docentes demostró durante la pandemia su compromiso con sus alumnos. Hoy confirmamos la importancia de la presencialidad y el daño que han vivido las actuales generaciones en su etapa escolar. Si no revertimos este daño, estaremos conculcando gravemente su derecho a la educación.

Veamos las evidencias, aprendamos de aquello que funciona y... ¡manos a la obra! Nuestros estudiantes no pueden esperar.

Mariana Aylwin

Ex ministra de Educación

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