Una crisis que exige coordinación

20/03/2020 ALCALDES SE REUNEN CON MINISTRO DEL INTERIOR Y MINISTRO DE SALUD JAIME MAÑALICH Mario Tellez/La Tercera


En las últimas semanas y a medida que el temor por la pandemia de coronavirus que afecta al planeta sigue aumentando, en Chile se han observado señales preocupantes de descoordinación entre diversas autoridades públicas que encienden señales de alerta. La gravedad de la crisis que enfrentamos y que ya suma 400 contagiados en el país y más de 200 mil en el mundo, donde, además, hay más de 10 mil muertos -sin considerar las severas consecuencias económicas que la emergencia está causando-, obliga a un manejo unitario y centralizado de las medidas para contener el contagio. Como ha señalado la OMS, el principal camino para frenar la epidemia es “aislar, testear, tratar y rastrear” el virus, lo que se logra solo con un trabajo coordinado entre los distintos actores que intervienen en el manejo de la emergencia, tanto del ámbito sanitario como político. Medidas locales que no tomen en cuenta el escenario general pueden tener efectos negativos en los intentos por reducir los desplazamientos y frenar la expansión del contagio.

El éxito del manejo de la emergencia dependerá finalmente de que se logre detectar a tiempo a los infectados para poder tratarlos adecuadamente, evitar los contagios y contener la cifra de fallecidos. Para lograr ese objetivo se requiere una estrategia ordenada y centralizada, que permita tener una visión global de la situación y disponer de los datos necesarios para ello. Medidas locales pueden afectar ese objetivo. En estos días hemos visto casos de alcaldes que unilateralmente han tomado acciones para enfrentar la crisis, como el cierre de mall o la declaración de cuarentenas comunales que más que favorecer el control de la epidemia pueden terminar motivando a los vecinos a desplazarse a municipios cercanos con los consiguientes riesgos que ello implica. La misma descoordinación se vio en la decisión de cerrar establecimientos educacionales. Si bien el comité asesor había desaconsejado la medida -en línea con la OMS-, la presión de los ediles forzó al gobierno a aplicarla. Todo ello entrega señales confusas y puede generar desconfianza en la ciudadanía, debilitando el actuar de la autoridad.

El escenario actual exige responsabilidad, prudencia y coordinación de todas las partes. La gravedad de la crisis no deja espacio a los afanes de protagonismo o las propuestas populistas que a veces parecen buscar un reconocimiento fácil de la ciudadanía y no la efectiva lucha contra el virus. La decisión de cerrar restaurantes, bares y cines, anunciada ayer, por ejemplo, no tendría efecto alguno si no se hubiera adoptado en forma general, porque podría haber terminado fomentando los viajes de la población entre una comuna y otra. Las autoridades que operan a distintos niveles -comunal, regional y nacional- deben intercambiar información, aportar desde sus propias realidades, pero permitir que exista un liderazgo claro y centralizado que no genera confusión en la ciudadanía. En ese sentido es positivo la creación de instancias de coordinación como las anunciadas ayer. No hacerlo puede terminar conspirando contra la efectividad de la lucha por evitar que enfrentemos escenarios dramáticos como los vistos en otros países.

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