El increíble Arley

Arley Mendez

Arley Méndez abusa de sus rivales, levanta un total de 377 kilos en la categoría de hasta 85 y se cuelga con una facilidad insultante la 15ª medalla de oro de Chile.



No existe en Sudamérica nadie como él. Y en el mundo, muy pocos. Arley Méndez (24) hizo buenos ayer todos los pronósticos y entregó a Chile su primera medalla de oro en halterofilia en Cochabamba con una naturalidad y una autoridad pasmosas. Tan solo un día antes del primer aniversario de su nacionalización y con un total olímpico de 377 kilogramos, el levantador de pesas de ascendencia cubana volvió a poner de manifiesto que no hay un deportista con tanta jerarquía como él actualmente en el Team Chile. Un atleta que desprenda, a dos años de los Juegos Olímpicos de Tokio, un aroma tan profundo a medalla.

Pero el decimoquinto oro de la delegación chilena en Bolivia, probablemente el único inexcusable, no vino solo, y tras completar un grandísimo concurso, el pesista nacional Kevin Wormald terminó quedándose con el bronce con una suma final de 330 kilos, tres más que el colombiano Maldonado, con quien protagonizó el mano a mano más intenso de la jornada.

Partió la competencia en las remozadas instalaciones del Coliseo Grover Suárez con bastante expectación en la tribuna y con el pesista local Roland Saldías firmando un mejor levantamiento en arranque de 85 kilos. El paraguayo Prieto (110) y el brasileño De Almeida (130) fueron los siguientes en subirse a la tarima antes de que Kevin Wormald realizase un mejor intento de 146 kilogramos. Su batalla particular por el bronce, golpe a golpe, con el cafetalero Gustavo Maldonado, concluyó con el chileno imponiéndose a su adversario por un solo kilo en el primero de los movimientos.

Llegó entonces el turno del único hombre llamado, sobre el papel, a intentar desafiar la hegemonía de Arley, el venezolano Keydomar Vallenilla, que levantó casi sin despeinarse 152 kilos en su primera presentación, que pudo también después con los 160, pero que no fue capaz ya, en su última tentativa, de lograrlo con los 165 establecidos por el cubano-chileno. Méndez, que erró -y esa fue la noticia- en su primer intento sobre 165, repitió el mismo peso, con éxito, a la segunda, y ya con el ánimo renovado apuntó al primer récord sudamericano, 172 kilogramos en arranque. El coliseo se quedó entonces en completo silencio, pero el coloso falló, estableciendo, de todos modos, la mejor marca en esa especialidad (165).

El envión, el segundo de los movimientos, comenzó sin grandes sorpresas hasta la llegada del aguardado duelo entre Wormald y Maldonado. Un gallito que, esta vez, iba a definir definitivamente al ganador de la presea de bronce. Kilo a kilo se fueron retando hasta que Kevin, implacable en todos sus intentos, consiguió un mejor levantamiento de 184 en envión. El colombiano se jugó su última bala a los 186, pero no pudo lograrlo.

Con un nuevo bronce asegurado para el Team Chile arrancó la exhibición, el gran número final, de Arley Méndez. Vallenilla, que protagonizó una conmovedora actuación en Cochabamaba, levantó primero 192 kilos y pudo después con los 200, tratando de estirar la definición al máximo. Pero esos 200 kilos que marcaban su techo, eran el piso de Arley. Consciente de que, con dicha suma, tratar de batir al vigente campeón panamericano y planetario era casi una quimera, el venezolano se centró en mejorar su propia marca. Pidió 202 y falló, pero acabó colgándose una merecida plata con un total olímpico de 360 kilos.

Peleando ya, como tantas otras veces, contra sí mismo y la historia, Arley apuntó en su última aparición en la tarima al otro récord sudamericano, el de envión, reclamando un peso en los discos de la barra de 212 kilos. Probó una vez y a punto estuvo de conseguirlo. Probó una última y tocó el cielo, estableciendo un nuevo récord sudamericano y panamericano en el movimiento de dos tiempos y mostrando el escudo del Team Chile a la tribuna en su rabioso festejo. "Se lo dedico a mi padre que está en el cielo, y a mi pueblo, Chile", alcanzó a proclamar Méndez ante los medios presentes antes de derrumbarse pensando en su progenitor. El padre del rey del continente.

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