Santiago hereda unos Juegos sobresalientes

ILIC PIÑERA

Estuvo a punto de perder la sede, pero Lima supo reponerse y llegar a tiempo. Un evento brillante: se batieron 69 récords panamericanos y la asistencia fue casi total.



Será difícil superar lo hecho en Lima 2019. Pese a todas las reticencias por el tardío inicio en las obras para construir las sedes que albergarían cada uno de los 39 deportes en disputa, finalmente la capital peruana, que llora de noche y grita de día, puede ahora estar tranquila.

Fue un megaevento brillante, que si bien puede tener varias deudas en términos organizativos y, sobre todo, en la conectividad (durísima, con sedes de hasta 180 kilómetros de distancia y vías urbanas de muy dificil tránsito), la conclusión final es positiva.

No era sencillo conseguirlo, sobre todo por el enorme espejo en el que debían mirarse. Con el ejemplo de Toronto 2015, quizás los mejores Juegos de este milenio en términos organizativos, montar una cita a la altura y convencer a todo el continente de que en Perú sí pueden hacer un evento de características internacionales no resultaba nada sencillo. Pero lo consiguieron.

Fue un trabajo arduo, donde muchos factores influyeron. Lima 2019 debió buscar recursos públicos y privados para financiar sus obras, las que llegaron, según cifras entregadas por el Comité Organizador Local, a más de 4.200 millones de soles (1.240 millones de dólares), con un 70% de ellos invertidos en infraestructura que perdurará por varios años.

Perú soñó en grande. Sumido en una crisis política, que incluso tiene a su presidente, Martín Vizcarra, intentando adelantar las elecciones ejecutivas y parlamentarias para el próximo año, igual se atrevió a mantenerse como sede de los Juegos, pese a que estuvo a punto de perderla, algo que el propio Neven Ilic, presidente de Panam Sports, reconoció.

Pero lo que queda es otra cosa. Quedarán las gestas, los estadios copados, casi todos a un 90% o más de su capacidad, con un público que pese a que mayoritariamente consume fútbol, siguió de cerca cada una de las competencias. No hubo prueba donde no llegaran los peruanos.

Y es que, para esta edición, además de las instalaciones, también se comenzaron a entregar cupos olímpicos que antes no existían. En total, 13 deportes otorgaron pasajes directos a Tokio 2020 a sus ganadores o podios, algo que no era así hasta Lima 2019. Por ello es que hasta aquí llegaron los mejores del continente.

Una cifra que habla por sí sola del nivel que tuvo el megaevento es la cantidad de récords batidos. En total fueron 68 panamericanas y una mundial, en el tiro con arco, disciplina que además lideró en batir marcas del evento, con un total de 17. La siguieron el tiro, con 15; la halterofilia, con 14; el atletismo, con 13; la natación, con siete y el ciclismo de pista, con tres.

El gran desafío de Panam Sports para esta edición era ese, contar con los mejores. En el atletismo, uno de los deportes reyes de los Juegos, además de traer a los mejores deportistas de Centro y Sudamérica, también lo hizo con las potencias de la velocidad, como Jamaica y Estados Unidos. Shelly Ann Fraser-Pryce, que rebajó a 22"42 el récord de los 200 metros, la triplista venezolana Yulimar Rojas, la saltadora de largo Caterine Ibargüen, el campeón y récord olímpico de salto con garrocha Thiago Braz ocultaron en algo la ausencia a última hora de Justin Gatlin, quien iba a correr la posta 4x100.

La cantidad de medallas en disputa también aumentó considerablemente. De las 1.090 que se repartieron en Toronto, en Lima fueron 1.260, casi un quinto más. Debido en parte a la inclusión de cinco nuevas disciplinas: el skateboard, el BMX, el fisicoculturismo, el karate y el béisbol.

Además, un punto importante fue la reducción de los dopajes. Si en 2015 solo Chile se avergonzó con tres, ahora, en todo el torneo se han registrado apenas dos. El primero fue del beisbolista dominicano Audrey Joel Pérez, detectado con oxondralona, y el segundo fue el del deportista de bowling puertorriqueño Jean Francisco Pérez, con cortalidona.

Ayer, en la ceremonia de clausura, Neven Ilic entregó la bandera panamericana a Sebastián Piñera. Se entonó el himno nacional, en voz de Alejandra Ramírez. Luego, Power Peralta y Francisca Valenzuela dieron el ritmo nacional. Así, Lima bajó el telón de sus Juegos. Santiago ahora toma la posta.

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