Alfredo Joignant: “Boric es un Presidente embargado por la soledad y probablemente por la tristeza”

Alfredo Joignant

El cientista político sostiene que "pareciera que nadie se hace la pregunta de cuál es el interés del gobierno". Agrega que mientras el PC está en "una lucha fratricida" por los 50 años con el PS, el Frente Amplio está dividido "a muerte" por el lío de platas de los convenios. "Aquí están operando intereses particulares todos los días", concluye.


No hay dos voces: el oficialismo está atravesando tal vez el peor momento desde que asumió el gobierno hace un año y medio.

“La situación es súper complicada”, afirma Alfredo Joignant, cientista político que conoce bien la cultura política de la izquierda chilena.

A su juicio, hay dos crisis que están sucediendo de manera simultánea. La primera, es la gatillada por el llamado “caso convenios” y que tiene en el centro de la polémica a Revolución Democrática, uno de los partidos eje del Frente Amplio.

Y la segunda, sostiene Joignant, es la crisis que se desató en torno a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado y que terminó con la polémica renuncia de Patricio Fernández, el asesor designado por el Presidente de la República para esa misión.

“Lo increíble es que aquí no hay protagonismo de la derecha –añade-. Son crisis totalmente autoinducidas, como si a este gobierno le sobrara tiempo y energía para enfrentar estas dos situaciones. La verdad es que tenemos un problema mayúsculo”, señala este sociólogo e investigador de la UDP.

-¿Y cómo afectan estas crisis a la figura del Presidente Gabriel Boric? ¿Lo debilitan?

-No hay duda que el Presidente está debilitado. Pero hay dos causas de desigual profundidad. La primera es un debilitamiento por las evidentes divisiones de sus dos coaliciones y la situación del Frente Amplio. Y la segunda capa, que es más profunda, dice relación con que es un Presidente debilitado porque está habitando una institución que ya estaba muy degradada. Inevitablemente, eso lo afecta.

-¿Y esa degradación se gatilló ahora?

-No, absolutamente no. Esto no parte con Boric. Es una degradación de la institución presidencial que se viene arrastrando desde hace años. Es una falta de decoro que también es responsabilidad de quiénes han encarnado la Presidencia anteriormente.

-¿Por ejemplo…?

-En el caso de Piñera por el abordaje chabacano que le dio al rescate de los mineros. Eso dañó el prestigio de la institución presidencial. Lo mismo pasó con la ex Presidenta Michelle Bachelet con el caso Caval. Ese tipo de cosas debilitaron profundamente el cargo y en un sistema presidencialista como el nuestro, eso no es menor.

Foto: Juan Farías / La Tercera

El derrumbe del FA

-La crisis en el Frente Amplio, ¿de qué manera arrastra al Presidente Boric? ¿Absorbe su capital político?

-Sigo pensando que lo mejor de este gobierno es el Presidente Gabriel Boric. El problema es que todos los días se saben nuevas cosas con el caso de los convenios que no sólo profundizan la crisis misma, sino que horadan cada vez más al Presidente.

-¿Porque fracturó la línea de flotación de su gobierno?

-Claro. Pero aquí hay un problema político y moral. En un año y medio, se desatan dos crisis en el Frente Amplio. El caso de Karina Oliva en Comunes y ahora lo de los convenios en Revolución Democrática. La gente común no distingue entre uno y otro. Cree que el Frente Amplio es una sola cosa. Por lo tanto, lo que lo que se está desfondando aquí es el Frente Amplio. Y eso sí que es serio.

-¿Por qué?

-Porque el FA, como expresión de una nueva izquierda, se derrumba por una escala de valores que ellos mismos instalaron y que no pudieron cumplir. Y lo grave es que la derrota del FA coincide con el derrumbe que están teniendo todas las nuevas izquierdas en el mundo –Grecia, España por dar solo un par de ejemplos- y dan como resultado el avance de la extrema derecha. En Chile esa ola ya llegó.

-¿Pero ya se puede decir que esa nueva izquierda se derrumbó?

-Creo que está en ese proceso. Pero Boric ha demostrado, pragmáticamente, que cuando su izquierda no es suficiente, recurre a la vieja izquierda socialista.

La grieta

-El debate por los 50 años del golpe de Estado y de la salida de Patricio Fernández, ¿cristalizó diferencias profundas en las izquierdas?

-Efectivamente, y ése es el asunto más de fondo. El caso de Patricio Fernández expresa una situación de superficie, pero hay una situación más subterránea e importante: se hizo evidente que hay aproximaciones diferentes sobre el golpe de Estado.

-¿La salida de Fernández no es también una derrota para el Presidente?

-Lo pondría de otra forma. Su salida supone la derrota de una aproximación a las violaciones de los derechos humanos ocurridas en dictadura. La invitación era hablarle al 80% de los chilenos que no vivió el golpe ni los efectos más abyectos de la dictadura. Para lograrlo, el guión “Memoria, Democracia y Futuro” estaba orientado a conmemorar de un modo más universal, con el costo evidente de una pérdida de carga emocional. Lógicamente, a quienes no vivieron ese período no se les puede exigir la misma experiencia del dolor.

-¿Quizá eso es lo que violentó al PC y las agrupaciones de derechos humanos?

-Probablemente, y es una actitud que yo respeto, pero en que sólo le hablas a un mundo que es cada vez más pequeño. El cambio demográfico es tan cruel como inevitable. No se le puede pedir a todo un pueblo lo imposible: conmemorar como si el tiempo no transcurriera.

-Para ponerse un minuto en sus zapatos, ellos aún cargan con esa historia de muertes y torturas...

-Los socialistas también. No me gusta esa manera de poner las cosas. Los muertos no son sólo comunistas. Son de todos. Hay socialistas, miristas, mapucistas… Por lo tanto, eso no le da al PC ninguna superioridad moral respecto de otros mundos políticos que también tienen muertos en sus filas. Hay un dolor, un desgarro compartido.

-¿Se puede hacer también una lectura sobre la fuerza que tiene el PC en el gobierno ?

-El PC, no sé si de modo deliberado o inconsciente, se embarcó en una disputa por conquistar la hegemonía sobre aquel mundo predispuesto a reproducir la memoria y el dolor provocado por las violaciones a los Derechos Humanos, sin reparar en el cambio demográfico en curso. Se genera así una grieta entre la aproximación particularista y un enfoque más universalista entre las dos izquierdas viejas sobre nuestra última y común tragedia, el PC y el PS.

-¿Se abrió la grieta sobre el pasado o también sobre el presente?

-Las dos. Porque los casos de corrupción que estamos viendo marcan una segunda grieta. En este caso con Revolución Democrática y todo el Frente Amplio, reforzando la posibilidad inconfesable de un camino propio de cara a los próximos eventos eleccionarios: ¿2024 o 2025? No lo sé, pero hacia allá vamos. Ambas grietas estarán presentes y al alza durante todo lo que queda del mandato del Presidente Boric.

Foto: Juan Farías / La Tercera

¿Un futuro cruel?

-¿Cómo administrar a esas dos izquierdas? El desafío no es menor.

-Yo creo que Boric es lo mejor de esta nueva izquierda. Es un político a otra escala. Lo que ha aprendido en un año, año y medio de gobierno, cualquier otro político lo aprende en diez años. Pero dicho eso, debo reconocer que en ese aprendizaje, el Presidente Boric inevitablemente cometió errores.

-¿Cuáles son los errrores centrales, a tu juicio?

-Los indultos, sus juicios blandos y demasiado intuitivos sobre qué hacer en la Araucanía, con la inmigración, la crisis de seguridad pública y el error garrafal que cometió el gobierno al jugarse el todo por el todo por el plebiscito de salida. Ese 4 de septiembre marcó un punto de inflexión.

-Tuvo que empezar a gobernar en otro escenario.

-Absolutamente. Y el problema es que muchos de esos errores, quedaron en la memoria colectiva. Pero no todos son imputables al Presidente.

-Sin embargo, algunos lo ven así…

-Sí, pero en todo lo que está pasando con los convenios y con RD, él no tiene ninguna responsabilidad. Incluso, la controversia por la conmemoración de los 50 años del Golpe, tampoco es totalmente imputable a Boric. Al final, las cosas son como son y habrá que ver si el Presidente Boric tiene capacidad para exhibir triunfos.

-¿Qué crees?

-Hoy no veo ninguno. Pero el talento de la política, su magia, su arte, es generar las condiciones para lograrlos.

-En las condiciones actuales, ¿el gobierno podrá para tomar distancia de la crisis que vive el Frente Amplio?

-No lo sé. Esta crisis es tan fuerte, que yo creo que este es el fin del Frente Amplio, tal como lo conocemos. Y lo digo tanto desde su poderío electoral como de su promesa de renovación moral. Eso se acabó. Lo que no significa que quede reducido a cero. Al menos a mí, no me resulta indiferente constatar que hoy día, Convergencia Social pasó a ser el partido eje del Frente Amplio.

-¿Y eso qué puede significar?

-Que lógicamente, aquí debiese producirse un creciente acercamiento entre Convergencia Social, que es el partido del Presidente, y el Partido Socialista. Pero, claro, necesariamente eso deja afuera al resto. Mientras no tengan resueltos sus problemas, no se puede avanzar con ellos.

-¿No?

-No. Hay un quiebre de confianza muy alto.

-La permanencia de Giorgio Jackson en el gobierno o del senador Juan Ignacio Latorre a la cabeza de RD, ¿sería una condición?

-Para serte franco, eso da casi lo mismo. Esta crisis es tan profunda que no se resuelve con enroques de alfiles que entran y salen. Aquí hay un problema grande. Para corregir el rumbo, para enmendarlo, todos los partidos y el equipo central del gobierno tienen que hacer una evaluación en tiempo real de lo que ha sido este año y medio. La dificultad es que lo tienen que hacer sin dejar de gobernar. Pero, para eso, deben entender el problema. Nunca nos habíamos visto enfrentados a una situación así.

-Pero la Concertación tuvo el caso Mop-Gate. Luego vino Caval.

-Claro, pero esas fueron crisis que no pusieron en juego la unidad de las partes. Este es un terremoto político mayor.

-¿Por qué tanto?

-Por varias razones, pero algo central en este terremoto es que no está metida la DC. Son las izquierdas y están ofreciendo una imagen de fragmentación y falta de consensos sobre cosas básicas que afectan el quehacer gubernamental.

-Vuelvo a la pregunta anterior: ¿Cómo afecta y de qué modo al Presidente ese quiebre de su mundo político?

-… Yo creo que Gabriel Boric es un Presidente embargado por la soledad, y probablemente por la tristeza. Me gustaría tener la capacidad para ayudarlo en esta situación tan compleja. Porque aquí están operando intereses particulares todos los días.

-¿Cómo así?

-Todos los involucrados en estos casos están pensando en su propio interés. Pareciera que nadie se hace la pregunta de cuál es el interés del gobierno. El Partido Comunista está en una lucha fratricida por los 50 años del Golpe, olvidándose de que forma parte de este gobierno. El Frente Amplio está dividido a muerte por el caso de los convenios. La fractura es a todo nivel. Y agreguemos lo que significó ir en dos listas en la elección de consejeros constitucionales.

-Por lo pronto, significó una segunda derrota en la que, además, creció la derecha. ¿Se habrá tomado nota de esto?

-No lo sé. Pero sí sabemos que en esa elección, con voto obligatorio, irrumpió un Chile profundo. Me pregunto: ¿Se le está hablando a ese país sumergido que irrumpió? Me parece que no. Vuelvo al tema de la conmemoración de los 50 años. Si lo que prima es la clave comunista-organizaciones de derechos humanos, entonces renunciaste a persuadir, a seducir y a conquistar a un amplio número de ciudadanos. El relato de siempre no tiene por qué hacerle sentido a quiénes no vivieron ese período.

-¿Esto podría influir en el escenario presidencial futuro?

-Temo que se pueda llegar a esa elección con una izquierda fracturada y con una derecha con dos candidatos claros: José Antonio Kast y Evelyn Matthei. En una situación así, no me sorprendería que sucediera lo mismo que ocurrió en Francia en el 2002. Es decir, una izquierda fragmentada y en que pasan a segunda vuelta Jean-Marie Le Pen y Jacques Chirac (ambos de derecha). ¿Y qué hizo la izquierda en ese entonces? Se volcó a las urnas a votar por Chirac. Yo me pregundo: ¿aquí la izquierda se volcaría a las urnas a favor de Evelyn Matthei para evitar a José Antonio Kast?

-¿Qué piensas?

-No lo sé, pero el escenario me parece verosímil. Claro, sería increíble. Pero también sería increíble no hacer nada para evitar que el candidato de la nueva derecha radical llegue al poder. Así de cruel puede ser el escenario que se nos viene encima.

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