El poderoso arsenal ruso y la toma de plantas de energía: expertos analizan la lógica nuclear del Kremlin

Grabación de la autoridad nuclear de Zaporiyia muestra una vista amplia de la planta nuclear ucraniana durante el ataque con proyectiles. Foto: AFP

Especialistas consultados por La Tercera afirman que “la probabilidad de usar un arma nuclear táctica para ‘romper’ la columna vertebral de los ucranianos no es cero”. Asimismo, advierten que “es posible un chantaje adicional asociado con la destrucción de plantas de energía nuclear”.


Hace menos de un año, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, emitieron una declaración en su cumbre de Ginebra que parecía más acorde con la idea de que la amenaza de una guerra atómica era una reliquia de la Guerra Fría. “La guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse”, coincidieron.

Sin embargo, en medio de la dramática escalada de tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania, Putin reflotó el domingo pasado el fantasma de la guerra nuclear al poner en alerta máxima a las “fuerzas de disuasión” del Ejército ruso, en respuesta a lo que llamó “declaraciones agresivas” de las principales potencias de la OTAN.

La orden significa que Putin ordenó que las armas nucleares de Rusia estén preparadas para su lanzamiento, lo que aumenta la amenaza de que las tensiones puedan convertirse en una guerra nuclear.

Su canciller, Sergei Lavrov, se encargó de agitar aún más el miedo a una confrontación nuclear. El miércoles, en declaraciones citadas por la agencia de noticias RIA, aseguró que el Presidente estadounidense, Joe Biden, sabe que la única alternativa a las sanciones contra Rusia es una Tercera Guerra Mundial que sería “nuclear y devastadora”.

Lanzamiento de un misil balístico intercontinental Yars desde un aeródromo durante ejercicios militares de Rusia, el 19 de febrero de 2022. Foto: AP

Un día después, el jefe de la diplomacia rusa trató de matizar sus dichos. “Todo el mundo sabe que una Tercera Guerra Mundial solo puede ser nuclear, pero les llamo la atención sobre el hecho de que eso está en la mente de los políticos occidentales, no en la de los rusos”, dijo Lavrov en una conferencia de prensa. Sin embargo, mantuvo la advertencia a Occidente. “Si algunos elaboran un plan de guerra real contra nosotros, y pienso que lo elaboran, deben reflexionar bien (…) No dejaremos que nadie nos desestabilice”.

Y la amenaza de Putin no se quedó en las palabras. Submarinos nucleares rusos zarparon el martes para realizar simulacros en el Mar de Barents, maniobra acompañada de lanzadores de misiles móviles que atravesaron los bosques nevados de Siberia. La Flota del Norte de Rusia dijo en un comunicado que estas maniobras tienen el objetivo de preparar a los submarinos nucleares para “condiciones tormentosas”.

Según el Ministerio de Defensa ruso, en la región de Irkutsk, en el este de Siberia, las unidades de las Fuerzas de Misiles Estratégicos han dispersado lanzadores de misiles balísticos intercontinentales Yars en los bosques para practicar un despliegue secreto. Los militares no han dicho si los simulacros estaban relacionados con la orden que Putin dio el domingo para poner a las fuerzas nucleares del país en alerta máxima.

Ya en diciembre, el jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, señaló que un 95% de los misiles de la fuerza nuclear estratégica rusa están constantemente listos para combate. Rusia dispone del mayor arsenal del mundo junto con EE.UU., e incluso algo superior en términos cuantitativos, unas 6.000 ojivas nucleares entre desplegadas y otros conceptos, según datos del Bulletin of the Atomic Scientists.

Pese a ello, los dirigentes occidentales, de momento, han reaccionado con contención. Estados Unidos no ha incrementado sus niveles de alerta nuclear, y los mensajes oficiales condenan la escalada de Putin, pero buscan transmitir tranquilidad. Una parte significativa de los expertos creen que la opción nuclear es tan delirante que no es plausible.

“Introducir armas nucleares a la ecuación de la guerra de Ucrania en este momento es extremadamente peligroso, y Estados Unidos, el Presidente Biden y la OTAN deben actuar con extrema moderación” y no responder del mismo modo, dijo Daryl Kimball, director ejecutivo de la Asociación de Control de Armas. “Este es un momento muy peligroso en esta crisis, y tenemos que exhortar a nuestros líderes a que se alejen del precipicio nuclear”.

El submarino diésel-eléctrico Rostov-on-Don de la Armada rusa navega en el Bósforo, camino al Mar Negro, en Estambul, Turquía, el 13 de febrero de 2022. Foto: Reuters

Sin embargo, para Francesca Giovannini, directora ejecutiva del Proyecto sobre el Manejo del Átomo del Centro Belfer para la Ciencia y los Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, no se puede descartar del todo el uso de armas nucleares. “La probabilidad de usar un arma nuclear táctica para ‘romper’ la columna vertebral de los ucranianos no es cero. No digo que sea probable en este momento, pero ciertamente es plausible a mediano y largo plazo. Lo que determinará el resultado es la duración de la escalada y los costos crecientes que tendrá que pagar Putin”, explica la experta a La Tercera.

“Creo que es muy difícil predecir el comportamiento de Putin: la imprevisibilidad es parte de su modus operandi. Lo que él quiere hacer es disuadir a Occidente de cualquier forma de intervención en Ucrania. Putin cree que, solo amenazando con una guerra nuclear, puede esperar persuadirnos de no intervenir en nombre de Ucrania y el pueblo ucraniano frente a la artillería rusa”, comenta a este medio William Alberque, director de Estrategia, Tecnología y Control de Armas del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.

Pero Alberque dice a La Tercera que “la guerra ahora ha entrado en una fase en la que la matanza masiva de civiles por parte del Ejército ruso es cada vez más probable y, por lo tanto, la amenaza de intervención es mayor”.

En ese sentido, Giovannini destaca: “Lo que Lavrov estaba insinuando es incluso un escenario más siniestro, que es la posibilidad de que la OTAN y Rusia entren en una confrontación nuclear directa entre sí”. “El riesgo existe y va en aumento. La solicitud del gobierno ucraniano, por ejemplo, de establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania pondría a la fuerza aérea de la OTAN en contacto directo con la rusa, arrastrando así a la OTAN al conflicto como co-combatiente”, advierte.

“Históricamente, los rusos han confiado en el poder de las armas nucleares para su defensa. Son más débiles que Estados Unidos en capacidades convencionales y han tratado de compensar esta debilidad asignando un papel más importante a sus fuerzas nucleares”, explica Giovannini.

“Esto no significa que no puedan pelear guerras convencionales, pero si mira la doctrina nuclear rusa de 2009 y 2014, los rusos declararon lo siguiente: La Federación de Rusia se reserva el derecho de utilizar armas nucleares en respuesta al uso de armas nucleares y de otro tipo de armas de destrucción masiva contra ella y/o sus aliados, así como en caso de agresión contra la Federación de Rusia con el uso de armas convencionales cuando la existencia misma del Estado está amenazada”, detalla. “En este escenario, supongo que el Presidente ucraniano Volodymyr Zelensky probablemente abandonará el país para evitar que sea objeto de un ataque nuclear”, añade.

“Mientras existan las armas nucleares, hay un peligro de su uso deliberado o accidental”, comentó a La Tercera Vyacheslav S. Kharchenko, ingeniero militar en sistemas de control para misiles nucleares estratégicos y complejos espaciales, quien participó en las negociaciones de desarme de Ucrania. “Esto es especialmente peligroso en un país con un poder social descontrolado. Esta es exactamente la situación que tenemos ahora”, apunta el profesor de Universidad Nacional Aeroespacial (KhAI) en Kharkiv.

El temor a un nuevo Chernobyl

Pero el riesgo nuclear no solo radica en el eventual uso del arsenal atómico en manos de las potencias. Antes de que Putin lanzara la invasión el pasado 24 de febrero, Craig Hooper, columnista de Forbes y experto en evaluación de amenazas a la seguridad nacional, advertía que “la amenaza es real” en alusión a un accidente nuclear. “Pocos observadores señalan que una invasión de Ucrania podría poner los reactores nucleares en la primera línea del conflicto militar”, escribió a fines de diciembre.

De hecho, el mismo que se inició la invasión las tropas rusas tomaron el control de la planta de Chernobyl en el norte de Ucrania, el sitio donde ocurrió el peor desastre nuclear de la historia. “En 1986, el mundo fue testigo del mayor desastre tecnológico en Chernobyl”, tuiteó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania. “Si Rusia continúa la guerra, Chernobyl podría ocurrir de nuevo en 2022″.

El portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashenkov, dijo en esa oportunidad que la captura de la planta de Chernobyl era “una garantía de que los grupos nacionalistas y otras organizaciones terroristas no podrán utilizar la situación actual del país para llevar a cabo una provocación nuclear”, haciéndose eco de las acusaciones infundadas de Putin contra el gobierno de Ucrania.

Y tras tomar Chernobyl, las fuerzas rusas se hicieron este viernes con el control de la planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y ubicada en el sureste de Ucrania, tras atacarla y generar con ello un incendio que ya fue controlado.

La Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) informó que los equipos esenciales de la planta nuclear están en funcionamiento y que la radiación se mantiene en niveles normales, pero señaló que permanece en “modo de respuesta total las 24 horas del día, los siete días de la semana”. “Se ha comprometido la seguridad física con lo que pasó anoche. Tenemos suerte de que no hubo liberación de radiación”, dijo más tarde este viernes el director del organismo, Rafael Grossi.

Zelensky acusó a Moscú de recurrir al “terror nuclear” y de querer “repetir” la catástrofe de Chernobyl. “Alertamos a todo el mundo sobre el hecho de que ningún otro país excepto Rusia ha disparado jamás contra centrales nucleares. Es la primera vez en nuestra historia, la primera vez en la historia de la humanidad. Este Estado terrorista recurre ahora al terror nuclear”, dijo en un video publicado por la presidencia ucraniana. “Ucrania cuenta con 15 reactores nucleares. Si hay una explosión, es el fin de todo. El fin de Europa. Es la evacuación de Europa”, añadió, asegurando que el ataque pudo haber causado una destrucción equivalente “a seis Chernobyl”.

Biden instó a Moscú a detener sus actividades militares en esa zona. Más tarde, en un mensaje de Twitter la Embajada de EE.UU. en Kiev dijo que “es un crimen de guerra atacar una central nuclear”. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, señaló que el ataque “irresponsable” podría “amenazar directamente la seguridad de toda Europa”.

Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rusia culpó del ataque a los “saboteadores ucranianos” sin ofrecer ninguna evidencia, y tildó el acto de “provocación monstruosa”.

Kharchenko dijo a La Tercera que, además del riesgo del uso de armas nucleares, “es posible un chantaje adicional asociado con la destrucción de plantas de energía nuclear”. Si bien el ingeniero militar ucraniano -quien trabaja en el campo de la creación, verificación y regulación de sistemas informáticos de seguridad de centrales nucleares- reconoce que “estos son sistemas muy confiables, no menos confiables que los sistemas de control de misiles con los que traté en el Ejército”, plantea que “ahora entendemos absolutamente bien que el sistema global y las garantías de seguridad y protección (de las plantas nucleares) deben cambiarse para excluir los riesgos que la humanidad tiene ahora”.

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