Exagregado de negocios de EE.UU. en Jartum: “A ninguno de los grupos armados le interesa una transición democrática de verdad en Sudán”

Humo saliendo en el horizonte de Jartum, Sudán. Foto: AP

Alberto Fernández, actual vicepresidente del Middle East Media Research Institute, comenta para La Tercera el conflicto en el país africano. "Es un desastre inmenso", afirma.


Ya van casi tres semanas desde que estallaran los combates en Jartum, la capital de Sudán. Dos grupos armados, el Ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, intentan controlar desde entonces el país africano, y si en un principio la lucha se inclinaba del lado del primer bando, hoy es cada vez más difícil definir si hay alguien “ganando” en este conflicto, que está a puertas de transformarse en una guerra civil.

En entrevista con La Tercera, el exencargado de negocios de EE.UU. en Jartum y actual vicepresidente del Middle East Media Research Institute, Alberto Fernández, comenta la actualidad de Sudán y la manera en que los países vecinos están involucrados en el conflicto.

¿Cuál es el origen del conflicto entre la milicia y el Ejército en Sudán?

Es un cuento bastante largo. Lamentablemente, desde el 1 de enero de 1956, con su independencia, Sudán es un país que ha estado en pie de guerra casi todo el tiempo, pero siempre contra su propio pueblo: guerras civiles, regionales, de índole tribal o política. Lo que ocurre es que las FF.AA. acudieron a crear fuerzas auxiliares para ayudarles con estas luchas, muy crueles, contra insurgencias, atacando a civiles y llevando a cabo todo tipo de violaciones a los derechos humanos.

Las FF.AA hace más de 40 años empezaron a crear estas fuerzas auxiliares, estos paramilitares más baratos, que añadieron mano de obra adicional, y esto que ocurre ahora es la última versión de este tipo de fuerza: las Fuerzas de Apoyo Rápido se convirtieron en algo más que una mera fuerza auxiliar. Se convirtieron casi en una guardia pretoriana, algo casi igual y del mismo tamaño que el Ejército mismo.

Sudán termina, entonces, siendo un país que tiene dos Ejércitos y ningún gobierno, porque ambos tumbaron el gobierno civil que estaba ahí hace menos de dos años. Ese es el principio.

Edificios residenciales dañados en combates pueden apreciarse en esta fotografía del 20 de abril de 2023, en Jartum, Sudán. Foto: AP

Además de eso hay una pugna personal, una pugna sobre poder, riquezas, y estas dos instituciones -el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido-, vienen de distintas partes del país, y tienen perfiles étnicos y geográficos muy distinto. Las FF.AA. son las que siempre han gobernado, y todos los dictadores, los tres o cuatro que han gobernado Sudán, han venido como generales de ese Ejército.

Entonces de a poco el Ejército crea esta fuerza auxiliar que viene de gente de clases humildes, gente del campo, con menos educación, y esta fuerza llega a ser casi igual en poder y plata que el Ejército. Entonces es una pugna entre los generales, pero también entre dos comunidades o instituciones.

En ese sentido, a casi tres semanas de que el conflicto estallara en Jartum, ¿se ve un fin de la crisis en el mediano plazo, o esto podría seguir meses y meses?

Esa es la gran pregunta, y nadie sabe. Se pensó al principio que una de las partes podía ganar bastante fácilmente, y parecía después de unos días que el Ejército iba a ganar e imponer su dominio a la mayoría del país. Pero se ve menos cierto ahora, y por ejemplo, no es claro que el Ejército sea una institución totalmente unificada: hay varios intereses políticos dentro del Ejército. En ese sentido, si no se pone un final rápido al conflicto, se pudiera convertir en una guerra civil actual, donde actores regionales e internacionales puedan perseguir sus intereses enviando dineros, armas y todo tipo de cosas. No es claro que eso haya ocurrido ahora, pero la pugna entre los generales ya no terminó rápidamente.

Es claro que ambas partes quieren todavía ganar en el campo de batalla, o sea, quieren arrasar con su enemigo. Y específicamente el Ejército, que lo ha dicho públicamente, que quiere terminar con esta milicia, que no debe existir. Entonces no es claro, no sabemos actualmente, y ambas partes mienten: exageran sus victorias, su popularidad, mienten y acusan al otro de violaciones a los derechos humanos. Lo que podemos decir es que son dos milicias, son dos mafias: una mafia con etiqueta Ejército, y otra con otra etiqueta. Pero ambas son mucho más parecidas de lo que se cree.

Gente preparándose para salir de Jartum. Foto: Reuters

En 2019 hubo un fin de dictadura y se intentó instalar un gobierno civil. ¿Por qué fracasó eso?

En 2019 derrocaron al dictador (Omar al-Bashir), y eso fue acción popular de parte de las masas, manifestándose por meses e incluso años, contra la dictadura que duró casi tres décadas. Entonces el pueblo estaba en las calles día tras día, y ocurrió una crisis dentro de la cúpula militar, cuando los soldados y generales siguen al dictador hasta el momento en que se dan cuenta que está cayendo, y cambian de lado. Eso es lo que ocurrió: algunos de los generales, y el comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido, apoyaban al dictador en un principio, y al último momento se pusieron del lado del pueblo. Esto quiere decir que cuando se trató de formar un gobierno interino, más civil que no civil, lamentablemente el Ejército y esta milicia tuvieron un papel importante en ese proceso político.

Ese es el fantasma detrás de los esfuerzos del pueblo sudaneses de conseguir una democracia, como se ha venido pidiendo por tantos años. El problema es que tienen a estos dos actores armados, y que tienen sus propios intereses, y entonces al principio, bajo presión de la comunidad internacional, hubo espacio importante para los civiles, esperando que en el futuro se llegara a elecciones democráticas. Y hubo de hecho un gobierno civil interino, que duró un par de años, pero en 2021 los generales, especialmente el Ejército, se cansaron de los civiles, y ahí ocurrió el golpe del 25 de octubre de 2021.

Y al final, quitando a estos civiles, aún cuando eran un gobierno interino débil con muchos problemas, quitando esa piedra en la carrera, lo que ocurrió fue una crispación o polarización dentro de la pugna que ya existía entre estas dos fuerzas armadas. La presencia de los civiles en cierto sentido calmaba, por lo menos, la crispación entre las partes armadas.

Gran parte de esto se trata de ambición personal, y ambas partes quieren ser los encargados del país.

Habitantes de Jartum intentan salir de Sudán en medio del conflicto. Foto: Reuters

Respecto a lo civil, ¿cuál es la situación humanitaria actual en Sudán? ¿Qué está ocurriendo ahí?

Es un desastre inmenso. Es un país que ha sufrido varios desastres humanitarios. Ya antes de la guerra el país estaba en crisis económica. Antes de la primera bala, era un país donde la ONU decía que un tercio de la población necesitaba ayuda humanitaria para sobrevivir, 18 millones y medio de personas necesitaban la ayuda de emergencia.

Imagínese Jartum, una ciudad de nueve millones de habitantes, era el refugio donde, cuando había guerra en el campo, en las regiones, Jartum era la ciudad donde las masas, los pobres, las personas huyendo del conflicto iban a la capital. Había grandes zonas de gente pobre allá en la capital.

Lo que ha ocurrido es que el refugio que era la capital se ha vuelto en un lugar donde las personas están huyendo. Era la parte más segura, con más recursos, del país. Se habla de 600 mil refugiados, 800 mil, no sabemos exactamente. Esto dependerá de cuánto dure el conflicto.

Ahora la gente se está volviendo al campo, países vecinos. Y esto es una zona, el cuerno de África, que ya ha recibido olas de refugiados. Vamos a decir, Sudán del Sur, donde habían personas que huyeron de ahí hacia Sudán, y ahora hay gente que está emigrando para allá. Lo mismo está pasando en Etiopía, un país que está viviendo una guerra civil muy cruenta los últimos tres años: también miles de etíopes fueron de su país a Sudán, y ahora son los sudaneses los que van para allá. Así con Chad, así con todos estos países.

Es una zona que ha tenido mucho conflicto y población que se mueve.

Claro, es una zona donde han habido muchos conflictos este último tiempo: Chad con un intento de golpe de Estado en enero, Etiopía con la guerra civil del Tigray, y el Cuerno de África en general ha tenido muchos problemas. En ese sentido, ¿cómo ven los distintos países de la región la crisis en Sudán?

Hay muchos países que tienen intereses en Sudan, y lamentablemente hay muchos países que apoyan a alguna de las partes armadas. Yo diría que Egipto es el país más cercano al Ejército, porque tiene grandes intereses en Sudán con las aguas del Nilo, y la presa que Etiopía ha construido en el Nilo Azul. Entonces Egipto está muy involucrado en el asunto, es un gran país apoyando al Ejército.

De otras partes, hay algunos países que apoyan a esta milicia, las Fuerzas de Apoyo Rápido, porque desde fuera la ven como el bando “anti-islamista”. El Ejército de Sudán y el dictador anterior tienen fama de islamistas, y muchos dudan del perfil ideológico del Ejército. Por eso, países como Emiratos Árabes Unidos, que están contra del islam político, tienen esa relación con las Fuerzas de Apoyo Rápido.

El temor, entonces, es ese, de que si esto dura, los países intervengan ayudando a sus partes, y hasta incluso intenten aprovecharse de una situación muy difícil.

Gente embarcándose para salir de Sudán. Foto: Reuters

Puede pasar como en Yemen, donde el conflicto se perpetúa…

O lo que ocurrió en Congo, que fue, como algunos lo llamaron, la guerra mundial africana. Ahí, en Congo hace 20 años no solamente habían milicias, sino varios países que enviaron sus propias tropas. Y esa es la pesadilla que pudiera ocurrir, y no ha ocurrido todavía: un total desgaste del Estado, un Estado que antes del conflicto era débil y corrupto y no podía satisfacer las necesidades del pueblo.

En los últimos años, ¿qué ha hecho o dejado de hacer Occidente en la situación de Sudán?

Occidente está muy involucrado en el asunto. Hay toda una gama de enviados especiales, organizaciones multilaterales internacionales, involucrados en Sudán por décadas, porque Sudán ha tenido varios crisis: la crisis de Darfur, la crisis del Sur, millones de emigrados, miles de muertos. La comunidad internacional ha estado involucrada en Sudán por décadas, pero lo que ha ocurrido es que hay mucho movimiento, pero cero resultados.

Lo último claro es que después del golpe de octubre de 2021, la comunidad internacional pudiera haber decidido seguir una política dura para castigar a los generales, a los dos Ejércitos, pero en vez de castigarlos, la comunidad internacional, y eso incluye a EE.UU., decidió tratar de apaciguar los generales. Decidió tratar con ellos, para ver si podían ayudarlos a que apoyaran la transición democrática. Pero lo que ocurre es esto: a ninguno de los grupos armados le interesa una transición democrática de verdad.

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