Juan Manuel Merchán: el juez de origen colombiano que decidirá la suerte de Trump

Juan Manuel Merchán en su oficina del tribunal de Manhattan.

No es la primera vez que el magistrado se enfrenta al expresidente estadounidense: encabezó la investigación contra la Trump Organization, que terminó con una multa de 1,6 millones de dólares.


Se trata de una ocasión histórica. Este martes, por primera vez, un exmandatario estadounidense pasará al banquillo por un expediente penal. Tal es el caso de Donald Trump, y tendrá en frente a un juez que ya conoce desde hace un tiempo: Juan Manuel Merchán, un magistrado nacido en Colombia, y que lleva más de 16 años impartiendo justicia en el estado de Nueva York.

A causa del polémico juicio, Estados Unidos está en guardia: se prevén alteraciones del orden público, tales como protestas y manifestaciones en distintas ciudades, de parte de seguidores y detractores del magnate republicano. Muchos acusan que el juicio estaría siendo “políticamente motivado”, y al menos en Nueva York, ya se han observado manifestantes con banderas de Trump en las calles.

Por esto mismo, la situación de Juan Manuel Merchán ha sido llamada “una pesadilla logística” para cualquier juez: se trata, probablemente, de uno de los juicios más seguidos a nivel internacional, que genera desconfianza entre los republicanos más extremos, y por el cual los fiscales ya han recibido amenazas. Una situación que ha obligado a Merchán a estar bajo mayor protección policial.

El expresidente Donald Trump llegando a la Trump Tower en Nueva York. Foto: Reuters

Juan Manuel Merchán, de hoy 61 años, nació en Bogotá. Sus padres emigraron a Estados Unidos cuando él tenía 6 años, en la década de los 60. En ese entonces, su padre se había retirado de las Fuerzas Armadas de Colombia, y llegó a Nueva York a trabajar en oficios varios. La madre de Merchán, por su parte, se desempeñó en fábricas locales.

En una reciente entrevista con The New York Times, Merchán señaló que vivió en una casa humilde en Jackson Heights, Queens, y que en su juventud tuvo que lavar platos para ayudar a su familia y pagar sus estudios. En 1994, finalmente, pudo graduarse de leyes en la Universidad de Hofstra, en Long Island, convirtiéndose así en la primera persona de su familia en tener una carrera universitaria.

De ahí, comenzó su trayectoria legal como asistente en la Fiscalía de Manhattan. Empezó a impartir justicia el año 2006, como juez del tribunal de familia del distrito del Bronx. Ya en 2009 pasó a ser juez interino de lo que en Nueva York se conoce como Corte Suprema: el tribunal de primera instancia.

Juan Manuel Merchán, en su oficina, en el tribunal de Manhattan.

Como muchos jueces neoyorquinos, no es la primera vez que a Merchán se le asigna un caso que alta relevancia mediática. En 2015 condenó a “servicio comunitario” a tres paracaidistas que se tiraron del One World Trade Center. Según Merchán, aquellos paracaidistas “mancillaron el recuerdo de aquellos que saltaron el 11 de septiembre de 2001, no por deporte, sino porque tenían que hacerlo”.

En 2022, Merchán tuvo que impartir justicia en un caso que implicaba a Donald Trump: una investigación contra la Trump Organization, que terminó con una multa de 1,6 millones de dólares y el testimonio de Allen Weisselberg, jefe de finanzas de la entidad, que a cambio de su palabra obtuvo el beneficio judicial de una condena menor: 5 meses de cárcel. La organización llevaba años cometiendo fraude fiscal.

Merchán también tiene un expediente contra Steve Bannon, viejo aliado de Donald Trump, por una supuesta malversación de fondos que se habían recogido para levantar el muro en la frontera con México.

Manifestantes pro y anti Trump, reunidos a la salida de la Corte Criminal de Manhattan. Foto: Reuters

Con esa experiencia, se espera que hoy a las 14.15 de Nueva York (la misma hora que en Chile) se escuche la evidencia en torno al pago de un soborno de 130 mil dólares, recibido por la actriz porno Stormy Daniels para conseguir su silencio, ya que Donald Trump habría tenido una relación extramatrimonial con ella en 2006. Tal pago, señala el expediente, fue pasado por Trump y su equipo como “gasto de campaña” en 2016.

Nueva York está hoy en alerta y con un monitoreo continuo de seguridad. Al entrar a la audiencia, a Donald Trump se le tomarán sus huellas dactilares, además de una fotografía, como a cualquier procesado. Ahora bien, es poco probable que el expresidente sea esposado.

Trump no ha mantenido silencio respecto a las personas detrás de su juicio. Cuando se enteró de su procesamiento, escribió: “Solo han traído esta acusación falsa, corrupta y desgraciada contra mí porque yo estoy con el Pueblo Americano. ¡Y saben que no puedo tener un juicio justo en Nueva York!”. Se refirió personalmente al juez Merchán, asegurando: “ÉL ME ODIA”. Ya candidato para la carrera presidencial 2024, Donald Trump ha declarado que el caso es una persecución política contra él.

El propio abogado de Donald Trump, Timothy Parlatore, aseguró a CNN que Merchán “no fue fácil” cuando se vio las caras con él en otro caso.

Sin embargo, el juez también tiene un perfil compasivo, guiado por la creencia en la posibilidad de reinserción y las segundas oportunidades, especialmente en el Tribunal de Salud Mental de Manhattan, a cuya creación contribuyó y que habitualmente preside.

De todos modos, no es la primera vez que Trump cuestiona la elección de un juez atacado su legitimidad o imparcialidad. Cuando era candidato en 2016, llegó a poner en duda la identidad de un juez federal a causa de su “herencia cultural mexicana”, sugiriendo que no podría manejar justamente un caso contra la Trump University, hoy cerrada.

Funcionarios judiciales y abogados, sin embargo, defienden a Merchán. “Es alguien que lee cada palabra de cada página de cada documento, incluidas las notas a pie de página, y luego los casos que le citas”, le dijo a The New York Times José A. Fanjul, antiguo asistente del fiscal de distrito de Manhattan.

“Es un jurista serio, inteligente y de temperamento calmado”, le comentó a NBC Ron Kuby, veterano abogado en Manhattan. “No es de esos jueces que gritan a los abogados y lo caracterizan como juez de ‘no-sinsentidos’. Siempre está en control de la sala”, agregó.

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