La rocambolesca fuga del espía-oligarca ruso que abrió una crisis política en Italia

Artem Uss es hijo de un riquísimo gobernador ruso de la región siberiana Krasnoyarsk y amigo del Presidente Vladímir Putin.

Artem Uss, hijo de un riquísimo gobernador de la región siberiana Krasnoyarsk y amigo del Presidente Vladímir Putin, huyó de Milán un día después de que el país europeo aprobara su extradición a Estados Unidos, donde se le acusa de blanqueo de capitales, compra de componentes electrónicos para empresas encubiertas rusas que abastecen a su Ejército en Ucrania y venta ilegal de petróleo venezolano.


Cada día la historia parece más enrevesada a causa de una larga cadena de errores. Y es que el escape de Artem Uss ha provocado una serie de acusaciones cruzadas en la política italiana. El empresario ruso fue detenido el año pasado en el país europeo, pero hace unos días apareció en Moscú, hablando con lo medios y agradeciendo a “personas fuertes y de confianza han estado a mi lado”.

Pasó un tiempo en la cárcel y otro tiempo en arresto domiciliario, con un brazalete sin GPS que siguió usando hasta muy tarde en su huida, casi como una burla a los policías italianos. El diario La Stampa lo calificó así: “Italia es tierra de pasto para los espías rusos”.

Artem Uss, empresario ruso.

Artem Uss, de 40 años, fue detenido el 17 de octubre pasado en el aeropuerto de Malpensa en Milán: ya había entrado a un avión que se dirigía a Asia, cuando los policías lo tomaron, haciendo caso a una orden internacional de arresto emitida por la autoridad judicial de Nueva York. En un primer tiempo estuvo encarcelado, pero se le permitió un arresto domiciliario cerca de Milán, con un brazalete electrónico.

Tanto Moscú como Washington emitieron órdenes de extradición, pero la justicia italiana la terminó por conceder a Estados Unidos el 21 de marzo. Al día siguiente, sin embargo, un auto con patente eslovena habría tomado a Uss, llevándolo a Serbia. Otros cuatro vehículos similares, usados para despistar, habrían participado en la fuga. Desde este último país habría partido en avión hasta Rusia.

Consigo, Uss se llevó el brazalete electrónico, que había roto para poder escapar, y que hasta el momento no ha sido encontrado. Según fuentes de inteligencia y la Fiscalía de Milán, habrían intervenido agentes rusos en esta operación. Uss es hijo de un riquísimo gobernador ruso de la región siberiana Krasnoyarsk y amigo del Presidente Vladímir Putin.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y el ministro de Justicia, Carlo Nordio.

El 4 de abril, finalmente, Uss reapareció en Moscú. El gobernador de Krasnoyarsk, Aleksandr Uss, agradeció en un videomensaje: “Las gracias a Putin, todo un hombre con un corazón grande y generoso”. Ya el 21 de octubre, unos días después de su detención, el portavoz del Kremlin había dicho que “la diplomacia rusa haría todo lo posible para proteger los intereses de Uss”.

Durante una audiencia en Italia, los abogados del empresario ruso habían dicho que la detención de Uss tendría por objetivo un “intercambio de presos” entre Rusia y Estados Unidos, donde este último país estaría interesado en obtener la liberación de Paul Whelan, un exmarine condenado en Moscú a 16 años por presunto espionaje.

La justicia norteamericana acusa a Uss de comprar en EE.UU. componentes electrónicos destinados a aviones, radares y misiles para empresas encubiertas rusas, que finalmente eran destinados a surtir al Ejército ruso en Ucrania.

Además, según el diario español ABC, a Uss se le responsabiliza de vender ilegalmente petróleo de Venezuela, saltándose el embargo, y del blanqueo de millones de dólares.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una comisión especial de inteligencia en Roma. Foto: AP

El bochorno, en tanto, se lo lleva Italia. Uss pasó 40 días en una cárcel, hasta que un juzgado en Milán le concediera arresto domiciliario, pasando por encima de dos solicitudes de Estados Unidos de mantenerlo en la prisión. En ese entonces, los norteamericanos advertían que había un “alto riesgo de fuga”. A este argumento se sumaba que otros seis sospechosos ya habrían escapado de arrestos domiciliarios en los últimos tres años, mientras sus pedidos de extradición se procesaban.

Ya transferido a su propiedad cercana a Milán, se supo que a Uss se le permitió usar sus teléfonos celulares e incluso mantener reuniones con diplomáticos rusos. El caso llegó a involucrar a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que calificó el escape de “grave” y acusó la “debatible” decisión de la corte milanesa respecto al arresto domiciliario.

Asimismo, la jefa del Ejecutivo italiano aseguró que la inteligencia norteamericana no habría advertido a su contraparte italiana sobre la posible vinculación de Uss en la transferencia de tecnología militar estadounidense a Rusia, al campo de guerra en Ucrania. “Sabíamos del pedido del Departamento de Justicia, pero solo que tenía que ver con una cuestión de fraude fiscal”, aseguró Meloni.

En tanto, la Corte de Milán acusó al Ejecutivo, y en específico, al ministro de Justicia, Carlo Nordio, por no pasarle los requerimientos de Estados Unidos sobre mantener a Uss en la cárcel. Además, agregaron que Nordio tenía la facultad de pasar por encima de lo que dijera la corte.

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