Los vínculos de Blinken con Biden lo convertirán en un secretario de Estado único

Joe Biden escucha al flamante secretario de Estado, Tony Blinken, en el teatro The Queen en Wilmington, Delaware, en noviembre pasado. FOTO: AP/Carolyn Kaster)

La relación con el Presidente demócrata ha durado dos décadas, aunque no siempre han estado de acuerdo. Quienes han trabajado con Blinken lo describen como agradable, orientado al consenso y sin los dientes afilados ni el fervor ideológico que pueden crear enemigos burocráticos. También ha tocado la guitarra en una banda de rock.


Antony Blinken tiene una gran ventaja si finalmente es confirmado como secretario de Estado: una relación de casi dos décadas con el Presidente Joe Biden, que le permitirá negociar con aliados y adversarios respaldados por la máxima autoridad de la Casa Blanca.

Pocos secretarios de Estado entrantes han asumido el cargo con grandes vínculos con el Presidente, como los que posee Blinken tiene con Biden. Su estrecha asociación con Biden ha generado comparaciones con James A. Baker III, el viejo amigo y asesor político del Presidente George H.W. Bush antes de convertirse en su secretario de Estado, aunque Baker llegó al cargo con experiencia como secretario del Tesoro y jefe de gabinete de la Casa Blanca durante la administración Reagan.

Para Blinken, sin embargo, un puesto de alto perfil en el gabinete será un nuevo rol. Ha pasado gran parte de su carrera a la sombra de su poderoso mentor y ahora se le pedirá que demuestre sus habilidades como estratega de política exterior y principal diplomático del país. En su audiencia del martes ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Blinken planteó su visión en la que Estados Unidos tiene un papel central en la lucha contra los problemas globales, utiliza alianzas e instituciones internacionales para tratar de expandir su influencia y persigue políticas que, se puede argumentar, benefician a la clase media estadounidense.

Joe Biden, Tony Blinken, Susan Rice y John Kerry en el Salón Oval en noviembre de 2013. FOTO: REUTERS/Jonathan Ernst/File Photo

Ese enfoque tiene la intención de suplantar la doctrina de “America First” del Presidente Trump como un principio organizador de la política exterior, al mismo tiempo que busca atraer el apoyo popular para la agenda de Biden de los votantes que de otra manera simpatizarían con el enfoque de Trump.

Ese testimonio formará parte de una serie de audiencias de confirmación en las que se espera que las selecciones de seguridad nacional de Biden subrayen su experiencia en el gobierno. Algunos exfuncionarios advierten, sin embargo, que el equipo puede tener una mentalidad tan similar que puede dejar de lado algunas opciones poco ortodoxas para lidiar con adversarios en Teherán, Beijing, Moscú y Pyongyang.

“No es un ‘equipo de rivales’”, dice Aaron David Miller, quien asesoró a varios secretarios de Estado, tanto republicanos como demócratas y ahora está en el Carnegie Endowment for International Peace.

Miller dice que los miembros de la administración entrante tienen tanta experiencia que incluyen “siete secretarios de Estado potenciales”, incluido uno anterior, el nuevo zar para el clima, John Kerry. Miller agrega que Blinken se beneficiará de la confianza que Biden tiene en él, que dice “es absolutamente esencial para empoderar a un secretario de Estado”.

Biden ha destacado durante mucho tiempo sus contactos con los líderes mundiales, pero se espera que esté muy involucrado en la gestión de la respuesta de EE.UU. frente al Covid-19 y en la restauración de la economía y, por lo tanto, es probable que dependa en gran medida de su principal equipo de seguridad nacional para gestionar las políticas y el desarrollo de estrategias de política exterior.

Tropas iraníes participan de un ensayo el miércoles. FOTO: AP

Se espera que Blinken, quien ha consultado con prácticamente todos los exsecretarios de Estado, aborde cómo planea lidiar con una serie de desafíos inmediatos, incluido el que Teherán vuelva a cumplir con el acuerdo nuclear de 2015, volviendo a unirse al pacto pero negociando límites más estrictos y duraderos sobre Irán, que ha violado los límites de enriquecimiento y está comenzando a trabajar en una línea de montaje para fabricar uranio.

Otra pregunta desconcertante es Corea del Norte, que ha exhibido su creciente arsenal de misiles y podría realizar una prueba de misiles de largo alcance para que el nuevo Presidente estadounidense otorgue un alivio de las sanciones. En un artículo de 2018, Blinken escribió en The New York Times que Estados Unidos debería considerar un enfoque por fases en el que los funcionarios estadounidenses negocien un congelamiento del programa nuclear de Pyongyang y luego busquen un acuerdo de desnuclearización más integral, en contraste con la demanda de Trump de desnuclearización rápida.

Será necesario también tomar una decisión sobre la duración de la prórroga del nuevo tratado de control de armas START, que expira a principios de febrero. Desarrollar una estrategia para contener el creciente poder militar y económico de China es otra alta prioridad que Biden deberá emprender junto con Kurt Campbell, un ex alto funcionario del Departamento de Estado que se desempeñará como el principal funcionario para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Durante su confirmación, es probable que se le pregunte a Blinken sobre WestExec Advisors, una firma consultora de Washington que cofundó y que promociona sus conexiones de alto nivel.

Los legisladores y miembros del personal republicanos han estado examinando WestExec, donde Blinken brindó servicios de asesoría a firmas como Microsoft Corp., Facebook Inc., AT&T Inc., la red profesional de Microsoft LinkedIn y Uber Technologies Inc.

Imagen del 14 de enero y que muestra un desfile militar en Pyongyang, capital de Corea del Norte. FOTO: Korean Central News Agency/Korea News Service via AP.

Un portavoz de LinkedIn dice que WestExec brindaba servicios “relacionados con las tendencias políticas, desde la política tecnológica hasta el desarrollo de la fuerza laboral”. Otras empresas no respondieron a las solicitudes de comentarios. WestExec consultó sobre los negocios de Uber en Japón, dice una persona familiarizada con el asunto.

En una carta a los abogados del Departamento de Estado, Blinken acordó en diciembre desprenderse de su interés en WestExec y dijo que no participaría en asuntos que involucren a antiguos clientes durante un año.

Una tarea no deseada será revisar, y potencialmente revertir, la creciente lista de decisiones políticas que tomaron el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario del Tesoro Steven Mnuchin en sus últimas semanas en el cargo. Estas decisiones incluyen nombrar a los hutíes de Yemen como un grupo terrorista, volver a designar a Cuba como patrocinador estatal del terrorismo, reconocer la soberanía de Marruecos sobre la disputada región del Sahara Occidental, imponer una serie de nuevas sanciones a Irán y prohibir a los estadounidenses comerciar con algunos valores chinos.

La administración entrante también ha señalado que planea actuar rápidamente para abordar los problemas globales al reincorporarse al Acuerdo climático de París, reingresar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y aumentar el número de refugiados que Estados Unidos admite cada año.

Antony J. Blinken el martes en el Senado estadounidense. FOTO: Graeme Jennings/Pool via REUTERS

Blinken heredará un servicio exterior que aún sufre una hemorragia de diplomáticos experimentados y una baja moral tras años de agitación en el Departamento de Estado. Los asesores dijeron que planea enviar señales tempranas de apoyo a los diplomáticos de carrera, incluso nombrando a varios para puestos de alto nivel en el departamento, incluido el jefe de la oficina de Asia Oriental.

El equipo de Blinken también planea un enfoque más tradicional para dirigirse a los medios, incluida la reanudación de las sesiones informativas diarias, que fueron reducidas por los exsecretario de Estado, Rex Tillerson y Pompeo.

Blinken, de 58 años, tiene un largo historial en política y asuntos exteriores. Su padre, Donald Blinken, fundador de la firma de consultoría e inversiones E.M. Warburg Pincus & Co., trabajó con su hijo para recaudar fondos para la fallida campaña presidencial de 1988 de Michael Dukakis. Donald Blinken fue nombrado más tarde por el Presidente Bill Clinton para servir como embajador en Hungría, mientras que el tío de Blinken, que también estaba en la industria de servicios financieros, se convirtió en embajador en Bélgica.

Antony Blinken, quien asistió a una escuela secundaria privada en París, habla francés con fluidez y es licenciado en derecho por la Universidad de Columbia. Comenzó su carrera en el gobierno en 1994 como redactor de discursos sobre política exterior para el entonces Presidente Clinton, cuando esa administración optaba por una intervención militar limitada y el mantenimiento de la paz para sofocar la lucha étnica en Bosnia. Más tarde, Blinken fue el alto funcionario del NSC para la política europea.

En 2002, Biden, quien entonces presidía el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, le pidió que se desempeñara como director de personal del panel. Después de la elección del Presidente Obama en 2008, Blinken siguió a Biden a la Casa Blanca como asesor de seguridad nacional del vicepresidente y luego se desempeñó como asesor adjunto de seguridad nacional antes de ser nombrado subsecretario de Estado en la gestión de Kerry. Quienes han trabajado con Blinken lo describen como agradable, orientado al consenso y sin los dientes afilados ni el fervor ideológico que pueden crear enemigos burocráticos. También ha tocado la guitarra en una banda de rock y, como subsecretario de Estado, apareció en un video con Grover (Archibaldo) de “Plaza Sésamo” discutiendo la difícil situación de los refugiados.

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