Manifestaciones, lienzos y un discurso del rector: cómo el caso Cayazaya marcó el inicio del año académico de la U. Andes

La casa de estudios lleva 10 días envuelta en un ambiente convulso tras el fallecimiento de una estudiante de Terapia Ocupacional, cuya madre acusó que fruto de los hostigamientos de dos tutoras, había tomado la decisión de quitarse la vida. El hecho es ineludible en la institución y este jueves llevó a que la ceremonia de arranque simbólico de año estuviera marcada por la sobriedad.


El ambiente en la Universidad de los Andes está enrarecido al nivel de cambiar los lineamientos del simbólico inicio de año académico vivido la tarde de este jueves. La habitual calma de la institución se vio interrumpida abruptamente desde el 2 de abril, día en que Carolina Cors, madre de Catalina Cayazaya, estudiante de Terapia Ocupacional de la casa de estudios, dio a conocer que su hija había optado por quitarse la vida a raíz de los tratos de sus guías de internado, según detalló. “Las tutoras le apagaron la luz a la Cata. De manera sistemática contribuyeron a que se le acabaran las ganas de vivir”, expuso.

De ahí para adelante, los días en la universidad no han vuelto a ser los mismos. Y es que si las muestras de repudio primero comenzaron en redes sociales, luego se dieron en los patios de la propia institución. Sin ir más lejos, el viernes de la semana pasada los estudiantes llevaron a cabo una paralización de actividades y aparejado a ella una numerosa manifestación en señal de protesta al trato que recibió la alumna, pero también por el actuar de la universidad, a la que se acusa de no haberle prestado atención a los llamados de ayuda. Una imagen poco habitual en una institución alejada de las protestas y ese ruido.

Pero eso no lo es todo. Y es que para este jueves estaba programada la ceremonia que daría simbólicamente inicio al año académico de la UAndes, la que, producto de todo lo acaecido en los últimos días, tuvo que cambiar el tono e incluso su puesta en escena: si por ejemplo en años anteriores la ceremonia se había transmitido en vivo y la propia universidad hacía notas al respecto, este 2024 no hay rastro de ella, al menos hasta el cierre de esta edición.

Durante esa breve y reducida ceremonia, que originalmente estaba pensada de otra forma y donde se respiraba la tensión propia de una universidad golpeada, fue el rector José Antonio Guzmán el encargado de referirse a un hecho ineludible. “La vida académica siempre se ha caracterizado por su alegría, sin embargo, para nosotros este es un momento de pena”, dijo, entre otras cosas, además de pedir “que no queden dudas” de que la universidad tomará las medidas pertinentes cuando la comisión especialmente conformada llegue a un veredicto.

La jornada de jueves, así como las previas -especialmente el 5 de abril, Día del Terapeuta Ocupacional-, ya había estado marcada por las decenas de carteles y papeles en alusión a Catalina Cayazaya que se logran apreciar por los pasillos y patios de la casa de estudios, con mayor fuerza en los alrededores de la Escuela de Terapia Ocupacional.

Cata pidió ayuda, pero no quisieron escuchar”, se lee en uno de ellos, mientras que en otro se ve “Nunca más con miedo a prácticas”. En un tercero, en tanto, dice “Nosotrxs cuidamos vidas, ¿quién nos cuida a nosotrxs?”.

En el día a día en la universidad ubicada en San Carlos de Apoquindo, en Las Condes, es inevitable que durante los recesos se hable del tema, lo que ha obligado al mismo rector Guzmán a dirigirse a la comunidad -por escrito- en más de una oportunidad.

¿La última? El lunes de esta semana, cuando les contó sobre la creación de la comisión investigadora “para determinar si existieron situaciones irregulares durante la estadía de Catalina en los campos clínicos y si se llevaron a cabo los procedimientos correspondientes”, así como que habían separado a las tutoras objeto de la investigación de sus funciones durante este período. Ahí mismo también contaba que responderían al oficio de la Superintendencia de Educación Superior, lo que ocurrió durante este miércoles.

“Lo sucedido nos afecta profundamente, por lo que reiteramos nuestro pesar por la triste muerte de Catalina y por el dolor de su familia. Como universidad reafirmamos nuestro total rechazo a cualquier tipo de maltrato, y el compromiso de reforzar el trabajo para que exista un ambiente de enseñanza y aprendizaje respetuoso y amable, donde todos nos sintamos acogidos”, cerró esa vez.

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