"Morir con las botas puestas": Qué pensaban Cubillos y Allamand de la acusación contra Provoste

Andres Allamand
16Abril 2010. El senador Andres Allamand junto a su esposa Marcela Cubillos, presento esta ma–ana en el hotel Ritz, ubicado en calle Apoquindo, su libro "La Estrella y el Arcoiris" Fotos Juan Farias / La Tercera/

Hace nueve años, la hoy acusada ministra y su marido, el senador RN que tal vez deba pensar si se inhabilita o no de votar en el proceso, lanzaban triunfalmente su libro "La Estrella y el Arcoiris". Le dedicaron dos capítulos a la destitución de la ministra Yasna Provoste (2008) como un hito político. Sus adversarios se lo echaron en cara cuando derribaron a Harald Beyer el 2013. Y de seguro lo harán de nuevo ahora.


Ha dicho que no cree que sea una venganza de Yasna Provoste. Pero lo más probable es que durante el debate en sala de la acusación constitucional en su contra, a la ministra Marcela Cubillos le toque escuchar varias alusiones al proceso que el 2008 destituyó a la hoy senadora DC y entonces jefa de esa misma cartera, y que ella promovió como diputada UDI. Sería raro que no ocurriera, porque se acordaron harto del episodio cinco años después, ese 17 de abril del 2013, cuando una mayoría de 20 opositores de la ex Concertación sacó del gabinete a Harald Beyer, el tercer y penúltimo ministro de Educación del primer gobierno de Sebastián Piñera.

Ese día, las senadoras y senadores invocaron el nombre de Provoste treinta y cuatro veces, según consta en el Diario de Sesiones.

En esa misma sesión, algunos parlamentarios aludieron también varias veces al libro La Estrella y el Arcoris: Cómo, después de 20 años, fue derrotada la Concertación (Aguilar, 2010). Las 395 páginas de esta obra, hoy descontinuada y que con un poco de suerte se encuentra en tiendas de segunda mano, llevan la firma del matrimonio entre Cubillos y el senador RN Andrés Allamand. Escrito a cuatro manos pero en tercera persona, el texto le dedica dos capítulos al juicio político y destitución de Provoste, como un paso que marcó el inicio de la derrota del bando rival.

El Principal Hito Opositor: La Acusación a la Ministra Provoste (paginas 137 a 143) y Orden Presidencial: Morir con las Botas Puestas (páginas 143 a 147) relatan con cierto detalle el denominado caso subvenciones, que abrió el apetito de la entonces derecha opositora por inferirle una baja al bacheletismo. La narración etiqueta de "escándalo" el origen del asunto, critica la "estrategia de victimización" de la hoy senadora, a la actitud "amenazante" del gobierno al cuestionar la acusación. Y al celebrar el desenlace, lo destaca como un "amedrentamiento poderoso".

Cualquier pasaje que le suene relativamente familiar a lo que se discute hoy, es pura coincidencia.

"¿No sería la oposición vista como muy agresiva?"

Cubillos y Allamand cuentan que en febrero del 2008 "un informe de la Contraloría General de la República dejaba al descubierto irregularidades en el pago de subvenciones, alumnos inscritos más de una vez en establecimientos educacionales, no devolución de saldos presupuestarios, pagos indebidos a sostenedores y otra serie de infracciones legales y administrativas" y "la Presidenta Bachelet le bajó el perfil al asunto" al calificarlo de "nubarrones". Los autores remarcan a continuación que era una "cifra astronómica: 262.000 millones de pesos".

La cuestión de si eso se enfrentaba con una comisión investigadora o una acusación constitucional ("el más poderoso instrumento para hacer efectiva la responsabilidad ministerial", dice el libro), tenía opositores en la derecha. "¿No sería la oposición vista como muy agresiva? ¿Contaríamos con los votos? ¿Entendería la opinión pública?", se preguntaba la pareja en la página 138.

La decisión -siguen ambos- la tomaron cuando Provoste fue a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, donde su actuación "fue la gota que rebalsó el vaso", porque ahí fue a "disipar las dudas" leyendo un documento de la Contraloría. Textual:

"Sin embargo -como lo pesquisó inmediatamente la diputada Marcela Cubillos (UDI), quien, mientras la titular de Educación hablaba, leía a la velocidad del rayo el grueso informe que acababa de recibir-, ésta había omitido deliberadamente otro párrafo que era explícito en cuanto a que el organismo contralor no consideraba, ni mucho menos, aclarada la cuestión principal".

Jefe de los diputados UDI era entonces el hoy poco bienvenido en Chile Vamos, José Antonio Kast, a quien la dupla le reconoce haber dicho que "la acusación constitucional es el primer paso para que se recupere la ética pública, la transparencia y la probidad". Y recuerdan que "las bancadas de la Concertación fueron amenazantes" al cuestionar esa ofensiva, y que "la Concertación hizo todo lo posible por deslegitimar la acusación".

Pero, entonces, la hoy ministra y su marido afirmaban que "el fundamento jurídico de la acusación era sólido".

"Chica, negra e india"

El texto subraya en dos ocasiones que Provoste se victimizó. En la página 141:

"La titular de Educación, con la asesoría de una agencia de comunicaciones, inició una insólita campaña de victimización:

-Yo sé que muchos que no me quieren porque soy chica, negra e india- dijo en una cena de respaldo que le ofreció la Juventud Demócrata Cristiana".

Y en la 143, después de relatar su derrota en la Cámara y quedar suspendida:

"Extremando al máximo su estrategia de victimización, Yasna Provoste se instaló en el seminario de sacerdotes San Juan Leonardi, de la congregación Orden de la Madre de Dios".

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Yasna Provoste, recién destituida en el Senado (2008).[/caption]

Cubillos y Allamand destacan que uno de los votos de su propio partido que no la defendió fue de Gabriel Ascencio (hoy jefe de bancada de los diputados DC), porque "había protagonizado meses atrás un incidente con Yasna Provoste". Play:

"Ella había participado en un matinal de TV en que la periodista le había preguntado por su puntaje en la Prueba de Aptitud Académica (PAA).

-Mire, yo no fui ni puntaje nacional ni regional -fue la respuesta.

-¿Pero cuánto sacó? -insistió la periodista.

-Más de 600... -contestó la ministra, mostrándose nerviosa.

A los pocos días se publicaba una carta del diputado Ascencio -correligionario de la ministra- en que éste relataba que había visto el programa en cuestión y que me ha llamado la atención la incomodidad de la ministra y me permití averiguar. Tras ello, daba a conocer que en ninguna de las pruebas rendidas por la ministra Provoste ni siquiera se había acercado a los 600 puntos; por lo demás, un puntaje apenas regular".

La pareja relata que "Ascencio cerró la polémica asegurando que tenía la convicción, hace mucho tiempo, que la señora ministra no califica para el cargo". Unos párrafos después, aplauden que "la oposición había actuado con gran sentido de equipo y completa unidad", pero cuestionan que "corrió con colores propios Joaquín Lavín, quien declaró que si él hubiera sido diputado... habría votado en contra de la acusación".

El relato de la destitución de Provoste en el Senado cierra con dos lecciones -a juicio de los autores- de lo sucedido:

Uno: "Hasta ese momento, las autoridades gozaban de una suerte de impunidad, al amparo de la idea de que sólo eran responsables ante el gobierno y, más específicamente, ante la Presidenta Bachelet. Ello cambió drásticamente. La señal fue clara: si las autoridades superiores incurrían en una causal de acusación constitucional, la oposición no tendría duda en recurrir a ese mecanismo para obtener su destitución".

Y dos: "Esa sola posibilidad operó, como se vería más tarde, muy eficazmente. En los hechos obligó a tales autoridades a actuar con mayor cautela en el cumplimiento de sus funciones. Fue un amedrentamiento poderoso para aquellos dispuestos a fraguar irregularidades o incumplir la ley. De ahí en adelante se lo pensarían dos veces".

Para el final dejaron una reflexión -coincidentemente la misma que se hacen hoy en la directiva de la UDI en caso de que Cubillos corra peligro en la Cámara-, vestida de tres interrogantes y una afirmación imprecisa:

"¿Cómo pudo el gobierno encajonarse tanto? ¿Por qué actuó de forma en que posibilitó su mayor derrota política? ¿Por qué no se le hizo caso al propio ministro Pérez Yoma, que siempre fue firme partidario de que Provoste renunciara al cargo apenas se desató el escándalo, ya que su buen olfato le anticipaba lo que ocurriría? ¿Por qué la minista no siguió el consejo? Porque la orden presidencial fue muy clara: hay que ganar o morir con las botas puestas".

¿Imprecisa? Sí. La versión que siempre circuló fue que Bachelet le insistió a Provoste que renunciara para no sufrir el castigo de los cinco años fuera de los cargos públicos, pero que ella no quiso.

"Los errores, con el tiempo, se pagan"

Cinco años después, la tarde que Beyer fue sacrificado en el Senado, en la sala todavía quedaban algunas y algunos de quienes habían participado de la derrota de Provoste. Uno de ellos era el RN Carlos Cantero, a quien Cubillos y Allamand le asignan un rol crucial en convencer al senador independiente Carlos Bianchi en que votara a favor y decidiera el desenlace. Pero, ahora con el tablero vuelto, Cantero dijo en su intervención que

"Si bien algunos Senadores han manifestado que es tardío, quiero señalar que aun tardíamente me he cuestionado durante mucho tiempo y sigo haciéndolo, y hoy con más fuerza que nunca, mi actuación respecto de la acusación contra la Ministra de Educación Yasna Provoste. Creo que hubo imprudencia y que habría valido la pena efectuar una reflexión más profunda. Y por cierto, los errores, con el tiempo, se pagan".

Ricardo Lagos Weber tenía ese día una copia de la obra de Cubillos y Allamand. Y lo citó en la sala: "En la página 137 encontramos el subtítulo: El principal hito opositor: La acusación a la Ministra Provoste. Y esto en vías del desalojo. ¡Eso es chacrear las instituciones!"

"No tengo ánimo revanchista" continuó, explicando que "en el caso de la Ministra Provoste hubo desorden administrativo. En cambio, lo que ocurre acá es que el lucro se ha instalado como tema político en la sociedad chilena". Y luego insistió en que el gobierno "podría haber evitado el desenlace que va a tener este procedimiento. Si estaba tan preocupado de que esto no ocurriera, el Ministro podría haber renunciado".

Otro que le enrostró el libro a sus adversarios fue Jorge Pizarro: "Ayer vimos que recién se reconoció la injusticia de lo ocurrido hace 5 años con Yasna Provoste. ¡Qué lamentable que no lo dijeran hace 5 años; ni después de la votación, cuando algunos se vanagloriaron de tal sanción, como ejemplo de la acertada teoría del desalojo, e incluso escribieron libros al respecto!"

No quiso ser menos Jaime Quintana, hoy presidente del Senado, al señalar que la acusación es la única heramienta "con que cuenta el Congreso para imponerse al exacerbado presidencialismo" y que "así lo entendió Andrés Allamand, quien fue el ideólogo detrás de la acusación contra la Ministra Provoste. Así lo plantea él en su libro La estrella y el arcoiris, jactándose del triunfo que significó la caída de la Ministra Provoste".

El padre de la retroexcavadora siguió: "¿Qué pensará el ex Senador Allamand, el ex Ministro Allamand, el candidato Allamand -lo hemos notado silencioso en estos días sobre esta materia- cuando fue la defensa la que ayer señaló que la acusación contra la Ministra Provoste fue injusta? Aquí no se trata de "ojo por ojo, diente por diente", de una venganza".

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