Incendios, bombas y un grupo “antisapos”: el epílogo de un violento año escolar

El Liceo de Aplicación es el establecimiento donde se han registrado más desmanes en el año.

La Fiscalía indaga los hechos más graves ocurridos en los liceos emblemáticos, donde hay dos desconocidos casos de suma gravedad: en el Instituto Nacional un grupo de profesores fue atacado con una bomba de ruido que provocó lesiones y en el Liceo de Aplicación se identificó una organización dedicada a fotografiar a quienes no se suman a las protestas.


En un año marcado por la violencia en los liceos emblemáticos, la Fiscalía indaga el lanzamiento de bombas molotov, ataques incendiarios y enfrentamientos con Carabineros. Todos los hechos -al menos 133 a octubre de este año- son similares: primero la toma, la manifestación, romper el mobiliario del establecimiento y desatar verdaderas guerras campales en contra de la policía. El saldo: clases suspendidas y detenciones de adultos y adolescentes.

Sin embargo, hay dos casos desconocidos que el Ministerio Público indaga con extrema preocupación. Lo mismo la Municipalidad de Santiago, quienes a través de su dirección jurídica se querellaron en ambos episodios.

El primero tiene que ver con el Instituto Nacional, el deteriorado establecimiento educacional donde se registraron más de 38 “salidas incendiarias” de sus alumnos en 2023. El caso que indaga la Fiscalía Centro Norte tuvo su origen el 18 de abril, cuando a las 9.15 horas de la mañana un grupo de entre 6 y 10 encapuchados salió desde el interior del recinto hacia calle Arturo Prat.

En la vía pública se registraron incidentes y alteraciones del orden público. Cuando Carabineros intervino todo se normalizó; sin embargo, puertas adentro se desataría una situación de suma gravedad que se mantuvo en reserva, hasta ahora.

Carabineros y la Fiscalía han podido reconstruir que ese día tras los encapuchados iniciaron una fogata en el patio central del colegio, comenzando a sacar sillas y mesas desde el casino.

Ante el ingreso de los vándalos y los riesgos a la integridad de la comunidad estudiantil se determinó la evacuación del establecimiento a las 10.05 de la mañana, quedando en el lugar 60 estudiantes con intenciones de mantener la toma.

De acuerdo al expediente, fue allí que intervino un equipo de funcionarios directivos y profesores para lograr que salieran del instituto, pero al llegar a una de las puertas que da a calle San Diego, algunos de los manifestantes les lanzaron botellas a los docentes y algo más: una bomba de ruido.

El artefacto estalló cerca de un grupo de profesores: María Jimena Aranda, Daniela Cárdenas (encargada de convivencia), Marcela Dávila (profesora), Carla Contreras (profesora) y Manuel Ogalde (rector del establecimiento).

Una de las docentes quedó con un daño acústico que derivó a su atención en un centro médico. La Tercera intentó contactarse con la mujer, pero desde su entorno no respondieron la solicitud.

Los incendios y ataques en el Instituto Nacional marcaron el año. En la querella presentada por Santiago, municipio dirigido por Irací Hassler (PC), se advierte que hay al menos tres casos vinculados a siniestros intencionales. “Este tipo de incendios se ha hecho algo habitual para los encapuchados que acuden al Instituto Nacional a realizar tomas y agredir a carabineros y a las autoridades educacionales. En otras ocasiones el fuego incluso se ha descontrolado, poniendo en peligro la integridad física y psíquica de los estudiantes, e incluso su vida”, expuso el municipio ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago.

La indagatoria para dar con quienes lanzaron la bomba de ruido está en curso; sin embargo, se cree que son los mismos que han participado en otros eventos. Por ahora, el Ministerio Público y Carabineros han buscado, a través de los profesores, identificar a los responsables, sin éxito.

Incidentes en el Instituto Nacional, en abril.

Persiguiendo a disidentes

Cuatro personas, todos adultos y con estudios universitarios, están siendo indagados por la Fiscalía por una práctica que había sido identificada, al menos desde mayo, al interior del Liceo de Aplicación.

Los sospechosos cayeron, finalmente, en el radar de la policía el 7 de noviembre, cuando en medio de ataques incendiarios en los alrededores del liceo ubicado en Ricardo Cumming, carabineros notaron que había algunos sujetos sacando fotografías con cámaras profesionales.

Según expuso el teniente Nicolás Vilches en la investigación, estos sujetos fotografiaron las dependencias del liceo y a estudiantes adolescentes dentro del establecimiento. Así comenzó un seguimiento que en cosa de minutos tendría resultados.

Luego de que los desmanes se trasladaran al interior del recinto, Carabineros ingresó al liceo, donde comenzó un control de identidad a los encapuchados retenidos. “Efectuada una separación de alumnos según edad, se constata que 51 de ellos son menores de edad y 52 adultos, todos masculinos y vistiendo ropa de colegio o deportiva, los cuales se encuentran en el patio principal acompañados por personal docente”, se consignó en el parte policial.

De los 52 adultos, cuatro tenían cámaras fotográficas profesionales.

En esta causa, la Municipalidad de Santiago también se querelló, pero pidió a la Fiscalía decretar la reserva de la investigación, “atendido el alto peligro concreto para la vida e integridad física y psíquica de las autoridades del Liceo de Aplicación que significa su publicidad, pues los grupos que realizaron los actos violentos relatados en esta querella han realizado llamados anteriormente a tomar represalias contra los ‘sapos’”.

Fuentes del caso advierten que hay otras dos causas vinculadas a quienes operan en este grupo “antisapos”, las cuales están siendo indagadas bajo la reserva solicitada al Ministerio Público por la parte querellante.

Hasta ahora, quienes persiguen a la disidencia estudiantil no han sido detenidos, y en la policía se cree que sí o sí estarán presentes en el próximo año escolar 2024, y así amedrentar a todo el que no quiera tomarse el Liceo de Aplicación. Eso sí, en el Ministerio Público se quiere antes dar con sus identidades y desarticular a la agrupación de los “antisapos”.

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