Editorial

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Sábado 7 de octubre de 2017, edición N°752




Detalles, cuando a uno lo invitan a comer, cuando nace alguien, cuando a alguien a quien uno quiere le pasa algo, bueno o malo; ese pequeño gesto que dice 'acá estamos para lo que necesites' cuesta tan poco y se agradece tanto. Son gestos que lamentablemente la inmediatez digital ha ido borrando. ¿Cuántas veces en vez de una llamada de cumpleaños o de pasar a dejar un regalo, nos damos por satisfechos con un whatsapp con solo tres emoticones? Pero como el péndulo, las cosas van y vienen, y hemos visto cómo lo hecho a mano cada día retoma fuerza y hoy hay tiendas especializadas en papelería con miles de opciones, también muchas cosas que podemos hacer nosotros solo con un poco de imaginación. Y sí, lo digital también hace su aporte para inspirarnos.

La felicidad cuando uno es el invitado y ves que el anfitrión hizo un esfuerzo extra y hay algo especial: un ramo de flores de jardín en el velador –si estás invitado por el fin de semana–, algo distinto en la comida si sabe que alguien tiene una alergia, o una decoración especial si se está celebrando una fecha especial. Un gran amigo cada vez que invita a su casa tiene alguno de estos gestos: una tarjeta con tu nombre en la servilleta cuando invita para Navidad o huevos pintados a mano si es Semana Santa. ¿En qué minuto lo hace?, aún no me queda claro. Aparte de la comida que siempre es increíble, ha hecho que cada una de esas invitaciones sea especial, recuerdos que han construido historia y que uno guarda y valora más que la selfie del momento. Así de potentes son los detalles.

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