Fin del mito: los autos de antes no eran mejores que los de hoy

Crash test

Más allá del romanticismo que existe por los autos clásicos -y de la creencia popular que eran más seguros-, lo cierto es que los avances en esta materia han sido tantos durante los últimos años, que los vehículos actuales están a años luz. Las pruebas así lo demuestran.




Los autos de hoy en día ya no son como los de antes. Quién no ha escuchado esa frase alguna vez, en clara alusión a una supuesta mejor construcción pasada. Y claro que no lo son, pero más que lamentarnos, deberíamos alegrarnos de que así sea, pues de lo contrario tendríamos que lamentar más muertes por accidentes de tránsito. Según la OMS, fallecen 1,35 millones de personas en el mundo bajo este concepto anualmente.

Así que por mucho que nos gusten los autos de otra época, ya sea por su diseño o sus sensaciones al volante, hay que reconocer que es bueno que los vehículos hayan evolucionado tanto con el paso del tiempo. Y es que más allá de las nuevas tendencias, la movilidad eléctrica, los interiores full tecnológicos o las funciones de conducción semi autónoma, que pueden gustarte más o menos, es indiscutible lo mucho que han mejorado los autos en términos de seguridad.

Como decíamos, hay mucha gente que piensa, por ejemplo, que los autos de antes eran más duros y por tanto más seguros que los de ahora en caso de impacto. Pero nada más lejos de la realidad, pues la carrocería de un vehículo moderno está hecha para deformarse por completo, justamente, para absorber así la máxima energía cinética procedente del choque, sin afectar al habitáculo y por tanto a sus ocupantes.

Lo demuestran una serie de test de choques, que ponen a prueba autos de distintas generaciones e incluso mismo modelo, pero con distintos años. El Organismo de Seguridad en Australia y Nueva Zelanda, conocido como ANCAP por sus siglas en inglés, enfrentó, por ejemplo, a un Toyota Corolla de 1998 contra otro Corolla de 2015, todo ello con el objetivo de demostrar la importancia de los avances en seguridad a lo largo de este tiempo.

La prueba consistió en un choque semi-frontal entre ambos vehículos a una velocidad de 64 kilómetros por hora. Los resultados hablaron por sí solos. La prueba otorgó cero estrellas al Corolla de 1998, el cual terminó con daños estructurales catastróficos. De ser un siniestro real, el impacto habría causado lesiones severas en la cabeza, el pecho y las piernas de sus pasajeros, tal y como registraron los sensores de los dummies. La historia de los dummies, los muñecos que salvan vidas

Por el contrario, el Corolla 2015 obtuvo una calificación de cinco estrellas, lo que significa que los pasajeros habrían salido muy bien parados del accidente.

Distintos estándares

17 años entre una generación y otra, muestran una diferencia abismal en materia de seguridad. Por desgracia, eso sí, los estándares de seguridad no son iguales en todos los mercados y la diferencia puede significar que salgas ileso de un accidente o acabes en el hospital, o lo que es peor, en el cementerio.

El año pasado la Global NCAP presentó en Nueva York, en el marco de una Reunión de Alto nivel de Seguridad Vial de la Asamblea de las Naciones Unidas, una prueba de impacto realizada entre los modelos más asequibles de la marca Hyundai en Estados Unidos y México.

Así se hizo colisionar un Accent equipado con seis airbags, frenos ABS y control de estabilidad -producido, dicho sea de paso, en México para Estados Unidos-, contra un Grand i10, fabricado en India y que ofrece apenas 2 bolsas de aire.

El crash test arrojó unos resultados muy reveladores, pues mientras el modelo estadounidense digirió el impacto sin ni siquiera rajar el parabrisas, el mexicano sufrió una fuerte deformación en toda su carrocería.

Su imagen tras la colisión es desesperanzadora, con el pilar A doblado, la puerta del conductor aplastada (lo cual dificultaría su rescate), el maletero que se abre espontáneamente al no aguantar la presión y el peligroso avance de volante y tablero hacia los torsos de los ocupantes delanteros.

En un accidente idéntico pero real, los ocupantes del Hyundai mexicano tendrían por tanto una probabilidad mucho mayor de sufrir heridas graves o incluso fallecer.

Para los responsables de Global NCAP, la causa de esta desigualdad está en las grandes diferencias entre los estándares de seguridad que se exigen en cada región del mundo. En el caso de América Latina, la flexibilidad en este apartado permite a los fabricantes comercializar modelos cuyos precios competitivos suelen deberse, precisamente, a recortes en su seguridad activa o pasiva.

Dichos modelos suelen venir, además, importados desde otros mercados con bajos estándares como, por ejemplo, India.

Respecto de este asunto, Diego Mendoza, secretario general de ANAC, afirma que “la seguridad vehicular en Chile se ha caracterizado por tener un programa de permanente revisión y mejora de las exigencias de homologación para los nuevos modelos que se venden en el país. Esto cobra relevancia porque permite exigir a todos los fabricantes -independiente de su país de origen- los mismos requisitos que redundan en salvar vidas, disminuir accidentes y mejorar la seguridad del parque vehicular chileno”.

“La principal complejidad que se da, es que los automóviles que llegan a Chile son ensamblados con componentes que proceden de distintas partes del mundo, y por eso el Centro 3CV maneja un listado de normativas internacionales exhaustivas para comprobar, por ejemplo, que los frenos ABS o el sistema electrónico de estabilidad (ESP) de cada vehículo, se haya desarrollado en base a protocolos internacionales, comprobables y fidedignos”, agrega.

“Esto tiene, por cierto, un efecto positivo en el parque: Los automóviles modernos que se venden hoy son muchísimo más seguros que uno de hace 5 o 10 años atrás, gracias a que las exigencias incorporadas en nuestro mercado nos han llevado a nivelar hacia arriba la seguridad vehicular”, puntualiza.

Todo tiene su precio

Más allá de lo anteriormente expuesto, la revolución en seguridad ha sido total durante los últimos años. En parte porque en algunos países se obliga a incluir de serie ciertos elementos, contribuyendo así a la fuerza a la estandarización de estos sistemas.

Sucedió con el ABS y el ESP, y ahora lo estamos viendo con los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS), varios de los cuales ya se exigen en Europa para la homologación de modelos nuevos. ¿Qué son los cada día más populares ADAS?

Pero claro, que los autos sean más seguros tiene un precio. Literalmente. Y es que uno de los motivos por los que los nuevos modelos son más caros es porque llevan mucha más tecnología para ofrecer más seguridad. Eso les cuesta dinero a los fabricantes y lo repercuten al cliente, encareciendo el precio final del vehículo.

Por supuesto, cuando una tecnología se estandariza, suele bajar su precio. Por eso es más barato incorporar en un auto actual el ABS que hace 30 años, cuando apenas había modelos que podían llevarlo. La cuestión es que no se trata de un solo sistema, son muchos y la lista no deja de ampliarse. Además, cada vez son más complejos y, por lo tanto, más caros.

“Naturalmente, el hecho de que los vehículos hoy en día tengan tantos sistemas de control y gestión electrónica, ha llevado a la industria a desarrollar e implementar sistemas de gestión de datos, tales como redes multiplexadas y con ello el montaje de múltiples computadoras. Por lo que sostener este desarrollo a nivel de industria genera una demanda a gran escala de materiales de diferente naturaleza que implican un costo adicional con respecto a la fabricación de los vehículos, pero que a la hora de compensar este costo versus el beneficio que significa contar con estos sistemas, resulta ser mucho mas conveniente ya que gracias a estos avances, hoy podemos contar con vehículos cada vez más seguros”, señala Omar Solís Carrasco, docente Escuela de Ingeniería y Recursos Naturales Duoc UC Maipú.

Hoy la mayoría de los autos equipan de serie focos LED, que iluminan mejor que los halógenos, por ejemplo. O bien, disponen de monitor de presión de neumáticos. Sin contar, los distintos sensores, de luces, lluvia y estacionamiento, entre otros. Todos elementos que hasta hace un lustro no eran habituales.

Si bien las mejoras de seguridad no justifican la gran subida de precios de los últimos tiempos, es incuestionable que los modelos actuales son más seguros, no solo que los de hace una década, sino que los de hace 5 años. Mayor seguridad, que cuesta dinero.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.