El "lento" camino para terminar con las termoeléctricas a carbón

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El Presidente Sebastián Piñera anunció esta semana el plan de descarbonización de su gobierno, el cual considera el cierre de las ocho termoléctricas más antiguas en un plazo de cinco años. La medida fue considerada como "poco ambiciosa" por el mundo medioambiental.


Cerrar las ocho centrales termoeléctricas a carbón más antiguas del país en los próximos cinco años. Ese es el plan con el que el Presidente Sebastián Piñera dio esta semana el vamos al cronograma de descarbonización de la matriz energética de Chile, y así disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo, según anunció el Mandatario, es erradicar el carbón de la generación eléctrica del país para el año 2040 y convertir a Chile en un país carbono neutral para 2050.

Este cronograma de descarbonización se enmarca en los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que Chile asumió en 2015, en la COP de Paris.

"Nos comprometimos a reducir en un 30% los gases de efecto invernadero por unidad de producto hacia el año 2030, en base a un año base, que fue el 2007. Vamos a cumplir ese compromiso. Y estos pasos que estamos anunciando hoy (el martes) son la forma concreta y real de transformar palabras y compromisos en hechos y realidades", dijo el Presidente Piñera durante la presentación del cronograma.

Es posible ver el documento enviado por Chile a la ONU aquí

¿Para qué cerrar las termoeléctricas?

"Las termoeléctricas a carbón son las grandes responsables de la contaminación local y del cambio climático global, por los altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero que producen", explica Ezio Costa, director de FIMA.

Entre ellos, el dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitroso (NOx), entre otros.

Según un análisis del Programa Chile Sustentable, las termoeléctricas a carbón son responsable del 91% de las emisiones de CO2 del parque eléctrico del país.

Zonas de sacrificio

"Tenemos una tremenda mancha negra en nuestra matriz productiva, que ha generado zonas de sacrificio donde se violan sistemáticamente los derechos humanos de las personas en pos del desarrollo económico", dice Matias Asun, director Nacional de Greenpeace.

Actualmente, existen 28 termoeléctricas que funcionan a carbón emplazadas en ocho comunas, y que contribuyen con el 40% de la generación energética de la matriz eléctrica del país.

No obstante, según un reporte del Programa Chile Sustentable del año 2017, "su impacto ambiental sobre los territorios y la salud de la población se concentran en solo cinco comunas". Estas serían Tocopilla, que aloja a siete termoeléctricas; Mejillones a ocho; Huasco a cinco; Puchuncaví a cuatro; y Coronel a tres.

"Las zonas de sacrificio son inaceptables. Ellas están saturadas por la superación de las normas de emisiones de distintos gases contaminantes, de material particulado, dióxido de azufre y de otros. Por eso consideramos que el cronograma de cierre de las termoeléctricas es indignante, ya que esas ocho centrales que se cerrarán primero tiene más de 40 años y ya cumplieron su vida útil hace tiempo", afirma Sara Larraín de Chile Sustentable.

A comienzos de este mes, el Programa Chile Sustentable propuso una alternativa de cierre de las termoeléctricas, colocando a 2030 como año límite: las siete centrales más antiguas, que funcionan desde hace más de 40 años, deberían cerrar entre 2019 y 2021; el 50% de las unidades cerrarían en cinco años (al 2024) y el resto antes de 2030.

Isla Riesco

Mención especial merece el conflicto que se ha mantenido por más de una década en la Región de Magallanes, entre las comunidades, organizaciones medioambientales y la ciudadanía nacional contra Mina Invierno.

La mina a rajo abierto se encuentra a 130 kilómetros de Punta Arenas y abarca una superficie equivalente a 75 estadios nacionales. "Entre los impactos potenciales que no han sido completamente evaluados se encuentran el corte de 400 hectáreas de bosque nativo, el secado de una de las lagunas y humedales de la isla, la afectación directa de la flora y fauna, la alteración completa de las aguas de los ríos, la contaminación del mar, aire, suelos y agua por el polvillo del carbón, la generación de aguas ácidas, agentes químicos y emisiones", dice el movimiento Aleta Isla Riesco.

No obstante, con el anuncio de cierre de las termoeléctricas, los expertos ponen en duda el futuro de Mina Invierno. "El mercado del carbón está de salida", dice Ezio Costa. "Esperamos que con esto, deje de ser subvencionada por el Estado", agrega Sara Larraín.

Entre las últimas noticias se conoció que el Tercer Tribunal Ambiental de Valdivia limitó el uso de tronaduras para extracción del carbón hasta 100 metros de profundidad. "La empresa se está dando cuenta de que ya no es un negocio rentable. No creo que tenga mucho futuro", puntualiza Flavia Liberona, de Fundación Terram.

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