Los problemas que enfrentan las conductoras de Red: riesgo de violencia sexual y falta de baños

Transantiago
Foto Referencia.

Desde el ministerio de Transporte señalan que si no se toman medidas, se tardarían 45 años en igualar en género. Un estudio del BID muestra las barreras que persisten y que dificultan la incorporación femenina a este rubro.


Susana Huerta (36) es técnica en enfermería y conduce un bus eléctrico de la Red Metropolitana de Movilidad (ex Transantiago) desde hace dos años. Cuando estaba terminando su internado, hace dos años, realizó un curso para conducir una ambulancia y así sumar más ingresos para su familia.

Mientras realizaba su instrucción de manejo, consistente en tres meses teóricos y uno práctico, la gran mayoría de sus compañeros eran varones. "Todos estaban estudiando para ser conductores del Transantiago. Cuando hablaban de lo que podían ganar, saqué las cuentas y decidí postular a ese trabajo", señala.

Huerta es casada y tiene tres hijos: Pablo (19), Autora (16) y Aranza (9). Actualmente realiza el recorrido 507c en un vehículo eléctrico, que cubre desde Av. Diagonal Las Torres y Grecia hasta el Parque O'Higgins.

Desde hace tres meses tiene un turno especial en la empresa Metbus. "Es una especie de premio. Nunca he faltado, no llego atrasada y no tengo reclamos en mi contra", asegura. Así, realiza dos recorridos con el bus, entre las 6.00 y las 10.00 de la mañana. Luego regresa a su casa, prepara el almuerzo, hace aseo y recibe a hija menor cuando llega del colegio. A las 16.00 horas vuelve al trabajo, hasta las 21.00.

"Nunca me sentí discriminada. Tuve la ventaja de llegar cuando ya habían compañeras que avanzaron en el tema. Para ellas fue difícil porque las ignoraban. No se les ofendía, pero trataban de hacer como que no existían", relata.

Junto a ella hay otras 950 conductoras de buses de Red. Parece una cifra alta, pero en realidad equivale a apenas 5,4% de los choferes del transporte capitalino (de acuerdo a cifras de diciembre de 2018). Si bien se ha registrado un aumento de 1% anual en los últimos cinco años, a esa tasa la brecha se igualaría en 45 años.

Estudio con apoyo del BID

"La mayor participación femenina ha sido muy bien valorada por todos los actores y se traduce en una menor tasa de accidentabilidad que los hombres, mejor clima laboral y disminución de la agresividad", argumenta Gloria Hutt, ministra de Transportes. Sustenta esa conclusión en un estudio realizado entre septiembre y noviembre de 2018 en el contexto del convenio realizado por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) y el Transport Gender Lab del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En él fueron encuestadas 161 conductoras, y el trabajo incluyó entrevistas a actores relevantes de las siete empresas operadoras en Chile, además de la realización de grupos focales (focus group) con conductores de los dos sexos y dirigentes sindicales.

Según el estudio, Susana Huerta pertenece al 47% del rango etario de conductoras de entre 30 y 40 años. El 26% tiene entre 41 y 50, 15% más de 50 y  12% entre 22 y 29 años. Un 49,69% de las conductoras son solteras, 27,95% son casadas, 16,15% divorciadas, 4,97% convive y 1,24% son viudas.

De acuerdo al sondeo, 70% tienen educación escolar, 24% técnica y solo 6% universitaria.

Riesgo de violencia sexual

Dentro de las barreras que dificultan la retención de mujeres en la conducción de buses del Transantiago, un factor es la falta de políticas de conciliación de la vida laboral y familiar. En esa línea, en el estudio se observó que "sólo algunas empresas contaban con acciones concretas, como por ejemplo, cambiar los turnos de las madres con hijos menores de dos años, dándoles un turno intermedio con horario de oficina solo de lunes a viernes".

Otro de los puntos en cuestión es la infraestructura en sus lugares de trabajo, lo que es presentado como una barrera para el correcto desempeño por los trabajadores. La falta de baños en algunos cabezales ha provocado infecciones urinarias y renales en algunas conductoras.

Desde el BID también evidencian la existencia de situaciones de acoso, "frente a lo cual las empresas tienden a promover técnicas de autocuidado antes que un cambio en la cultura organizacional".

Por último, según actores de las empresas, el lenguaje grosero de los conductores sería un factor que promueve la retirada de algunas mujeres de ese trabajo. Esto se suma a que las conductoras señalaron que "sufren un mayor riesgo de violencia sexual" que sus compañeros en los recorridos.

Cultura empresarial "reticente"

La encuesta también muestra que la mayor parte de las conductoras se concentra en comunas como Cerro Navia, Pudahuel, Maipú, El Bosque, San Bernardo, Lo Espejo y Peñalolén. "En general las empresas buscan localizar a las conductoras en el terminal que esté más cerca de su residencia. No obstante, en muchos casos las distancias de viajes son significativas (sobre 60 minutos de viaje)", dice el informe.

"Tanto de parte de los actores de las empresas como de las conductoras, se señala la existencia de una cultura empresarial que tiende a ser reticente a la incorporación de mujeres en las labores de conducción", agrega.

En relación a los sueldos, 75% de las encuestadas declararon ganar más que en el trabajo en el que se desempeñaban anteriormente. El 5% de las conductoras declara ganar menos de $ 300 mil, un 33% dice recibir entre $ 300 y $500 mil, y un 53% declara percibir entre $ 500 y $ 800 mil mensuales.

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