Abogado constitucionalista: "Debe priorizarse la reforma total de la Constitución a través del Congreso"

Francisco Zúñiga, experto constitucional de Bachelet en campaña, no descarta que el próximo gobierno sancione una nueva Constitución.




Si bien la Presidenta Bachelet aplazó iniciar el debate por nueva Constitución para marzo de este año, el debate por la reforma a la Carta Fundamental siguió su curso en la opinión pública, en especial, el dilema de su método: reforma desde el Congreso o asamblea constituyente.

De esta discusión, el abogado constitucionalista Francisco Zúñiga -militante PS y que presidiera el equipo constitucional en el comando de campaña de Bachelet- hace un balance de la contienda de ideas en torno a la aspiración de una Carta Magna. Y lo hace defendiendo el camino de una iniciativa desde el Parlamento.

 Las señales de Bachelet frente a la asamblea constituyente han sido distantes. ¿La Presidenta descartó este método?

El programa de la Presidenta Bachelet no descarta el método de asamblea constituyente.

¿Estaba contemplada la AC en la propuesta que el comando le entregó a la Presidenta?

Se le entregaron varias propuestas de procedimiento, tres al menos. Pero la Presidenta decidió no definir en ese minuto de la campaña un método específico.

¿La AC ni siquiera está mencionada en la propuesta que se le entregó a la Presidenta?

No está mencionada, sólo las características del procedimiento; democrático, institucional y participativo. Ahí hay cabida desde la reforma hasta la AC. Pero, para serle franco, no pondría la carreta delante de los bueyes.

¿Por qué?

Porque el procedimiento no define el alumbramiento de la nueva Constitución. Lo que define el alumbramiento es un acuerdo político para la nueva Constitución.

En lo personal, ¿qué método para cambiar la Constitución considera el de mayor pertinencia?

En lo personal, sin que esto comprometa al gobierno, debe priorizarse la reforma total de la Constitución a través del Congreso. Porque creo que las instituciones tienen una razón de ser. La Constitución le asigna al Congreso el poder constituyente derivado y no hay ninguna justificación para que el Congreso no lo ejerza. Sí creo que tal cuál está formulado el ejercicio de poder constituyente derivado, es insuficientemente democrático y participativo. El óptimo sería reformar el capítulo de reforma a la Constitución para introducir mecanismos de participación de la ciudadana en el proceso constituyente.

¿Qué método de participación?

En lo personal, un referéndum constituyente que apruebe la reforma total aprobada por el Congreso. Sería un mecanismo muy valioso. Eso, sin perjuicio que durante el proceso mismo, el Congreso y sus comisiones, pueda hacer un amplio debate con la ciudadanía a través de cabildos y asambleas regionales.

¿Vinculantes?

No, mecanismos consultivos.

Su colega constitucionalista Fernando Atria, suele mencionar las neutralizaciones que contiene la actual Constitución para ser reemplazada. ¿Usted concuerda con esos argumentos?

Atria siempre cita a Jaime Guzmán en esto, de que da lo mismo ser mayoría o minoría, porque las reglas del juego ya están puestas por la dictadura. Ese tipo de argumentos que plantea Atria tienen razón: la Constitución pretende neutralizar la política. Pero hay un argumento que Atria no considera suficientemente: las constituciones democráticas tienen un componente de pacto o acuerdo. No deben ser imposiciones mayoritarias, sino que deben ser fruto de un amplio acuerdo y de quórum agravados distintos a las mayorías simples, porque la Constitución es la ley fundamental y tiene pretensiones de permanencia en el tiempo.

¿Cómo llegar a acuerdo con sectores que no creen que haya que cambiar la Constitución?

Para que haya un acuerdo tiene que haber actores disponibles para un acuerdo. De lo contrario, lo más probable es que no haya ninguna posibilidad de reforma constitucional. Y en ese caso, quienes desean una nueva Constitución, no puede renunciar a la apelación del poder Constituyente originario. Si no hay posibilidad de ese acuerdo, ningún gobierno que proponga una nueva Constitución debe renunciar a recurrir al poder constituyente originario. Es simplemente un problema de prioridad.

Sectores de la Nueva Mayoría sostienen que la nueva Constitución se debe aplazar para el próximo gobierno.

Los tiempos de proceso constituyente van a estar definidos por el itinerario que la Presidenta fije. Podría ocurrir que este proceso terminase con el nuevo Congreso nacional. Un ejemplo: la reforma constitucional del 2005 demoró poco más de cuatro años en tramitarse en el Congreso nacional. Por tanto, yo no veo una reforma constitucional despachada en un plazo breve. Más aún, el proceso constituyente debe tomarse su tiempo, porque estas cuestiones deben ser objeto de deliberación pública.

Siendo una promesa de campaña, ¿no sería problema que la nueva Constitución la sancione el próximo gobierno?

No, ningún problema. Espero que el proceso no sea tan largo, pero no me complica que el proceso constituyente tenga sus tiempos y que se cierre con un nuevo congreso.

En esta discusión, hay sectores que han dicho que la defensa de la AC se había fetichizado.

Siempre lo dije, en el discurso de AC hay una fetichización, se convirtió en un discurso mitológico. Una AC que podía hacerlo todo, refundacional se ha dicho. Llamo a desmitificar el tema de la AC. Esa desmitificación conlleva necesariamente valorar el Congreso nacional como un espacio político legítimo para discutir la Constitución.

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