Acuerdo de cese el fuego en Ucrania genera dudas en líderes europeos

Kiev y Moscú firmaron una tregua que comenzará el domingo. El acuerdo en Minsk fue calificado de frágil por los analistas.




Estuvieron 17 horas en un acalorado debate, en el que el Presidente ucraniano, Petro Poroshenko y su homólogo ruso, Vladimir Putin incluso discutieron de pie. Además, el Presidente de Rusia llegó a romper un lápiz con sus manos. Así de intensas fueron las conversaciones para detener la escalada de violencia en el este de Ucrania, las cuales fueron impulsadas por la canciller alemana, Angela Merkel y el mandatario francés, Francois Hollande y que ayer tuvieron éxito con la firma de un acuerdo de cese el fuego.

El pacto, que consta de 13 puntos, establece un alto el fuego que comenzará a regir de las 00:00 horas del domingo y estipula que en un plazo de dos semanas ambas partes retirarán su armamento pesado que esté entre 50 a 140 kilómetros de la línea del frente, según la transcripción publicada por la oficina de Putin.

Según explica la agencia Dpa, la línea de desmilitarización se calculó partiendo de dos líneas diferentes de alto el fuego: para las tropas de Kiev rige la actual línea del frente, mientras que para los separatistas se adoptó la línea de frente existente durante el primer acuerdo de Minsk, en septiembre pasado. La zona de desmilitarización será así bastante más amplia de lo previsto inicialmente. Este punto reconoce implícitamente las conquistas de territorio logradas por los separatistas desde el primer acuerdo de Minsk de 2014.

En el encuentro se elaboraron dos documentos, explicó Putin, que dio a conocer estos detalles en una conferencia de prensa. En el primero se aborda la puesta en práctica de los acuerdos logrados en septiembre pasado en Minsk y fue firmado también por los separatistas, a pesar de que en un primer momento se informó de un rechazo por parte de éstos. En el segundo, Alemania, Francia, Rusia y Ucrania declaran su apoyo al proceso de paz.

El acuerdo también prevé que Ucrania recupere el control de sus fronteras con Rusia, parte de las cuales están ahora controladas por los separatistas. Pero eso sólo ocurrirá una vez que Kiev aborde una reforma constitucional que ofrezca una "descentralización" a los territorios separatistas y celebre elecciones locales.

El líder insurgente de la autoproclamada "república de Donetsk", Alexander Zajarchenko, advirtió que esta podría ser la última vez que llega a un acuerdo con Ucrania. "Si hay cualquier violación, no habrá más reuniones ni memorándum", afirmó.

"Tenemos esperanza. No hemos alcanzado todo, pero tenemos una esperanza bien concreta para Ucrania y para toda Europa", dijo Merkel en una conferencia de prensa junto a Hollande al término de las conversaciones. "Es un alivio para Europa, una esperanza para Ucrania y un excelente ejemplo de lo que Francia y Alemania pueden hacer por la paz", indicó Hollande sobre la tregua. "Llamamos a ambas partes a la moderación y a evitar el innecesario derramamiento de sangre", subrayó, por su parte, Putin. Washington también celebró la firma del acuerdo.

Si bien la satisfacción reinaba en los pasillos de mármol del palacio presidencial en Minsk (Bielorrusia), donde se realizó la cumbre, otros líderes europeos manifestaron su preocupación sobre que la tregua puede convertirse de nuevo en un derramamiento de sangre.

Donald Tusk, ex primer ministro polaco, estaba escéptico de que el plan de paz vaya a funcionar. "La esperanza es buena, incluso indispensable, pero no es suficiente", advirtió. "La verdadera prueba será el respeto del alto el fuego sobre el terreno", añadió.

"Los hechos importan más que "las palabras en un trozo de papel", dijo en el mismo sentido el premier británico, David Cameron. "Putin debe saber que a menos que su comportamiento cambie, no se modificarán las sanciones vigentes", advirtió.

La Presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, lo consideró "parcial" y débil", al no incluir cláusulas para un control inmediato de las fronteras. Según el diario británico The Guardian, de forma privada los diplomáticos también dijeron que el Fondo Monetario Internacional (FMI) -que el jueves anunció una ayuda para Ucrania de US$ 17.500 millones- usó el paquete de ayuda financiera para presionar a Poroshenko a que aceptara el acuerdo.

Los analistas concordaron en lo frágil que es el pacto. Y una muestra de eso, es la denuncia de Kiev que durante las negociaciones, medio centenar de tanques, así como material pesado, ingresaron en territorio ucraniano al este del país desde Rusia.

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