Alejandro Micco, ex subsecretario de Hacienda: "Supongo que piñera no quiere seguir el modelo Trump de bajar impuestos"

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El académico de la Universidad de Chile aborda por primera vez su salida del gabinete y la del resto del equipo económico del Ejecutivo, en medio de la crisis política por el rechazo al proyecto Dominga. "Permitió equilibrar hacia un gobierno más homogéneo", dice. Defiende la reforma tributaria y asegura que la propuesta del mandatario electo de reintegrar el sistema es una rebaja "de facto" en los impuestos a las grandes empresas.




Poco más de cuatro meses han transcurrido desde el 31 de agosto de 2017, cuando Alejandro Micco presentó su renuncia a la Subsecretaría de Hacienda, en medio de la crisis política gatillada tras el rechazo del Comité de Ministros al proyecto minero Dominga y que derivó en la salida de gran parte del equipo económico del gobierno de Michelle Bachelet, encabezado entonces por Rodrigo Valdés. En su primera entrevista tras ese episodio, e instalado como académico el Departamento de Economía de la Universidad de Chile además de realizar consultorías a entidades como el FMI y el Banco Mundial, Micco justifica su alejamiento del gobierno, defiende el legado de la administración Bachelet y es crítico de la propuesta tributaria del mandatario electo, Sebastián Piñera. Militante DC, dice que ve con preocupación la situación de su partido y no duda en situarse en la oposición del próximo gobierno. "Mi domicilio político no es la derecha", afirma.

¿Cuál es su reflexión sobre su salida del gobierno y la del resto del equipo económico?

Todavía es prematuro hacer un balance más profundo de lo que fue mi salida del gabinete, porque el gobierno todavía tiene importantes proyectos en el Congreso. Pero lo que sí puedo decir es que estoy muy tranquilo con la decisión que se tomó en su momento, que creo fue una decisión correcta tanto para el gobierno como para el país. Fue complejo, pero al final creo que fue una buena decisión y aportó a cerrar un ciclo dentro del gobierno y también le sirvió al país.

La salida se dio en medio de una crisis política provocada principalmente por el rechazo al proyecto Dominga, ¿por qué dice que fue bueno para el gobierno?

Porque había una situación que ameritaba un cambio y creo que le hizo bien al gobierno tener cierta claridad sobre algunos aspectos que se discutían en ese momento.

¿Pero su renuncia se da por la manera en que se concreta el rechazo a Dominga o por otros factores?

La decisión fue muy meditada y creo que fue acertada. No quiero centrarme en un tema en particular, ya que la salida del equipo económico respondió a un tema más de fondo, no a un hecho puntual. No es un episodio concreto ni una situación particular lo que gatilla todo, sino un proceso. No es la gota del vaso lo importante, sino todo el proceso que nos llevó a una serie de acciones y decisiones que condujeron a que en el equipo económico decidiéramos que lo mejor era salir.

¿Qué visión tiene sobre el legado del gobierno de Bachelet?

Este es un gobierno que se esforzó en temas clave para el desarrollo del país. El principal cuello de botella que tiene el país es el capital humano, y durante este gobierno se pusieron acentos como nunca antes para un país que quiere ser desarrollado, que quiere ser más equitativo. Creo justamente que las dificultades mayores que hemos tenido como coalición de centroizquierda han sido producto de nuestro propio éxito, de haber logrado incorporar al debate político y social a inmensas mayorías de nuestro país. Otro tema importante es el trabajo que se hizo en materia energética, que es clave para el crecimiento futuro del país.

¿Y qué cosas no se hicieron bien?

Es pronto para hacer un balance general, pero en lo que me compete más directamente sí se puede mirar el proceso de reforma tributaria y concluir, por ejemplo, que pudimos haber sido más abiertos en el debate de la reforma tributaria, haber incorporado a más actores. Nunca pensamos que la reforma tributaria iba a generar tanta oposición del empresariado. Nunca pensamos que lo que nos decían los sectores empresariales en las conversaciones iniciales, al momento de llevarlo a la discusión iba a generar tanta crispación en el ambiente. Una autocrítica que me hago, y que nos hacemos quienes participamos más en la reforma tributaria, es que podríamos haber sido más abiertos desde un comienzo de la discusión. Lo hicimos en el Senado, donde tuvimos un acuerdo de todos los sectores, también cuando hicimos la simplificación para mejorar la implementación, pero, por desgracia, el ambiente ya estaba crispado, ya estábamos en un nivel de confrontación muy fuerte. Eso lo pudimos haber evitado.

¿Y en materia de crecimiento? Este gobierno será el de menor expansión desde la crisis de 2009…

Es innegable que la situación internacional mostró un desmedro de los precios de todos los commodities a nivel mundial, con una caída muy fuerte del comercio mundial, que afecta a Chile como país pequeño y abierto al mundo. El comercio en décadas anteriores crecía al 12%, mientras que en los últimos años fue menos de 4%. Entonces, claramente tuvimos un impacto ahí. El otro punto es que obviamente los cambios más estructurales, como es una reforma tributaria, generan en el corto plazo ciertas restricciones, ciertos ajustes. Eso lo hemos dicho antes. Pero se trataba de cambios importantes y que nuestro nivel de desarrollo nos obligaba a hacer.

¿No hay un factor ligado también a falta de certidumbre o a la gestión política de los cambios como lo plantea el sector privado?

Los niveles de desarrollo del país han cambiado. Cuando la ciudadanía empieza a percibir los beneficios de nuestro éxito del pasado, el panorama es distinto. No nos miremos el ombligo, acá hay un tema de cambio mundial en la percepción sobre el rol que tiene que tener la economía a nivel global.

En este gobierno hubo tres ministros de Hacienda, inédito en democracia. ¿Eso no es síntoma de problemas de gestión?

Es una novedad, sin duda, pero tampoco fue algo traumático. Uno va aprendiendo de las cosas y algo que era muy importante en algún momento también puede dejar de serlo. No quiero decir con esto que no haya sido mejor tener un solo gabinete en todo el período, pero haciendo un balance le quitaría importancia a eso.

Usted dice que la salida del equipo económico fue mejor para el gobierno o que los cambios de ministros de Hacienda no fueron traumáticos, sin embargo, el resultado de la elección presidencial le dio una victoria importante a la oposición…

Lo que digo es que la salida del equipo económico permitió equilibrar hacia un gobierno más homogéneo, lo que ayudaba a un mejor fin del gobierno. El resultado electoral depende de una serie de factores, como tener una coalición más desordenada, la manera en que se da la definición de los candidatos, el desprestigio del denominado establishment en general, el surgimiento de una fuerza política muy fuerte como el Frente Amplio. Hay una serie de factores que influyen en el resultado.

¿Y no hay un rechazo de la ciudadanía a las reformas?

Siempre las reformas son perfectibles. Por eso dije que creo que hubiésemos hecho un mejor trabajo siendo más abiertos desde un comienzo, sin dejarnos impresionar por la crispación inicial del sector privado, haber entendido mejor eso desde un comienzo, haber tenido más claridad. Más aún si muchos de los temas que salieron en esa discusión se han ido demostrando que no eran ciertos.

¿Cuáles?

Se decía que iba a ser imposible implementar la reforma tributaria y hasta el momento no he visto ningún ápice de un problema de implementación. Se decía que el impuesto a los automóviles sería imposible de implementar y estamos recaudando US$ 100 millones; se habló de la complejidad que habría en materia de vivienda, que iban a subir los precios de manera desmesurada y acaba de salir un informe que muestra que eso no fue así.

¿Hay espacio para simplificar el sistema tributario? Algunos especialistas piden aplazar el proceso...

Si hay cosas para simplificar, detalles que mejorar, bienvenidas, no se trata de tener una verdad sacrosanta. Pero la reforma está recaudando lo esperado, al final del día vamos a llegar a cifras muy cercanas a lo que se planteaba en los informes financieros. De todas formas no es primera vez que los contadores piden aplazar el proceso, lo que es extremadamente complejo, porque no solo aplazas la declaración, sino también la devolución de impuestos. Creo que es una mala idea.

El presidente electo, Sebastián Piñera, ha planteado simplificar reintegrando el sistema tributario.

La reintegración es una rebaja de impuestos para las empresas más grandes, que son las que se acogieron al sistema semiintegrado. Es una rebaja de facto de la carga tributaria para las empresas más grandes. Al 85% de las empresas no les afecta, sino solo al 15% más grande. Y no es una simplificación que ayude o que genere incentivos a la inversión, sino al contrario, lo único que hace es bajar la carga tributaria de las empresas por un lado y, por otro, reduce el diferencial de tasa impositiva para cuando sale el dinero de la empresa. Es decir, es un incentivo a sacar la plata. Es difícil argumentar que la integración sea por un lado una simplificación y por otro un incentivo a la inversión

El mandatario electo lo tiene como propuesta central una vez que asuma el gobierno…

Yo supongo que Piñera no quiere seguir el modelo de Donald Trump y, por tanto, no quiere bajar los impuestos a los más ricos. Esa simplificación simplemente es una baja en la carga impositiva a las empresas más grandes de este país.

¿No es un incentivo a la inversión?

Con el sistema semiintegrado actual, cuando la empresa deja la plata dentro de la compañía paga un 27% y cuando la distribuye paga un máximo de 44,45%. Eso hace un diferencial de unos 17 puntos entre dejar la plata o sacarla, ese es un incentivo a no sacar la plata y reinvertir. Lo que ha planteado Piñera con la integración total es mantener el 27% a las empresas, pero cuando se retira la plata, en vez de pagar 44,45%, pagas máximo 35%. Es decir, hay un diferencial menor y se reduce entonces el incentivo a dejar la plata dentro de la empresa y reinvertir.

En 2017 la economía cerrará con un crecimiento en torno a 1,5% y los pronósticos para este año están en el orden del 3%. ¿Cuáles son las causas del repunte? ¿Hay un factor vinculado al cambio de gobierno?

Miremos los datos, lo que pasó entre primera y segunda vuelta. Posprimera vuelta había mucha incertidumbre de quién ganaría la elección, y los especialistas hablaban de un crecimiento de 3%, que ahora está en 3,2% según la encuesta de expectativas del Banco Central. Ese es el único dato duro, 0,2 puntos es lo único que cambiaron las perspectivas de crecimiento. Hay una situación externa mucho mejor. Por primera vez tenemos una sincronía de mejores perspectivas para el crecimiento de China y los países desarrollados, con expectativas de crecimiento mundial de 3,8% para este año.

¿Y no hay ningún elemento vinculado al cambio de gobierno?

Sin duda, hay un futuro gobierno que tiene mucha más afinidad con el sector empresarial. Lo más simple es ver los vaivenes de la Bolsa, que son más decidores de perspectivas ya no de crecimiento, sino de si van a bajar o no los impuestos.

"Quiero ser claro: mi domicilio político no es la derecha"

"Veo con preocupación lo que está pasando con mi partido", dice Alejandro Micco, consultado sobre la situación que enfrenta la DC tras el alejamiento de algunos militantes, el pobre resultado en la elección presidencial y parlamentaria y las críticas a las condiciones del pacto de la Nueva Mayoría. El ex subsecretario afirma que es necesaria una profunda "reflexión" y "volver a tender puentes entre el centro y la izquierda".

Como militante DC, y que trabajó por Carolina Goic para la presidencial, ¿qué le parece el programa de gobierno de Piñera? ¿Se inscribe ya como opositor al próximo gobierno o dependerá de lo que haga en su administración?

Quiero ser claro en este punto: mi domicilio político no es la derecha. Obviamente, quiero hacer una oposición constructiva, y si es que hay buenas ideas, por ejemplo en materia tributaria, lo voy a decir, pero si no lo son o si no están acordes con lo que uno cree que debiese hacer el país, lo voy a plantear.

Otros militantes democratacristianos se han alejado del partido y han cuestionado la alianza con la centroizquierda…

Veo con preocupación lo que está pasando con mi partido y que tiene implicancias no solo para la DC, sino para el futuro del país. Me da pena que algunos amigos se hayan salido del partido. Es una situación bien compleja la que estamos viviendo, si bien no es solo la DC. Es importante que la centroizquierda reflexione mucho sobre lo que ha pasado, volver a tender puentes de entendimiento entre el centro y la izquierda.

¿Hasta qué partido en la izquierda? ¿Es viable la alianza con el PC, por ejemplo?

Estamos hoy en un proceso donde la centroizquierda tiene que pensar y reflexionar. Terminado el gobierno hay que hacer una tremenda reflexión en la que quiero participar. Hay que analizar la situación actual, por qué se produce, ya que es un momento complejo tanto para la DC como para la centroizquierda. Es fundamental recuperar una tradición de centroizquierda, donde tuvimos los períodos de mayor crecimiento y desarrollo del país. Hay que ver cómo eso se retoma, quizás no con las mismas fórmulas, pero obviamente hay que replantearse lo bueno y lo malo de lo que hemos hecho en el último tiempo.

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