Boeninger lanzó en junio sus memorias, donde repasa su amistad y alejamiento de Gabriel Valdés




Aunque sus actuaciones públicas más conocidas tienen que ver con la política, Edgardo Boeninger Kausel (83 años) se precia de haber sido quien trajo a Chile el letrero de "no virar izquierda" y el concepto de las vías reversibles, mientras trabajó en la Dirección de Tránsito de Santiago en los años 50.

Esos episodios y otros como el temprano abandono que sufrió de parte de sus padres -a los 12 años se fue a vivir a una pensión- son parte de las memorias que lanzó bajo el título de "La igual libertad de Edgardo Boeninger".

En lo medular, sin embargo, el libro aborda la trayectoria política de quien fue rector de la Universidad de Chile durante la UP, ministro de la Segpres (1990-94) y senador designado (1998 y 2006).

En el libro cuenta que Jaime Guzmán le propuso encabezar la oposición a Allende.
Jaime Celedón me invitó a una reunión en su casa con dirigentes gremiales opositores. Ahí surgió, de boca de Jaime Guzmán, la idea de que se necesitaba un líder.

¿Ya militaba en la DC?
No, entré el 73, tras el golpe. Me auscultaron si estaba dispuesto a asumir un liderazgo anti UP. Yo había ganado varias elecciones a los candidatos de la UP para la rectoría y tenía una popularidad enorme. Mi respuesta fue negativa, no tenía cultura de derecha.

En la DC se hizo amigo de Gabriel Valdés.
Valdés me invitó a trabajar al CED. Eramos muy amigos con Gabriel.
Una vez me pidió que lo vistara en Nueva York cuando trabajaba en lo que es hoy el Pnud y fuimos a la final del US Open, cuando jugaba John Mc Enroe.

¿Y por qué se distanciaron más tarde?
Tuvimos algunas diferencias en los 80. El era un convencido de que el desmoronamiento del régimen militar llegaría por la movilización social. A mí eso me parecía utópico y escribí un documento sobre la vía electoral para derrotar a Pinochet. Eso le gustó a Aylwin, quien después fue candidato a la presidencia del partido y que, en vista de mis elucubraciones estratégicas, me pidió que lo acompañara en la directiva el año 87. Ahí nos distanciamos con Gabriel. Creo que se sintió traicionado por mi posición.

¿Volvieron a hablar?
En 1998 nos tocó convivir en el Senado y volvimos a ser amigos.
Un día le planteé el tema y él me dijo "olvídate, eso está superado".

Luego vino el gobierno de Aylwin y a usted se le señala como hombre clave de la transición.
El gobierno de Aylwin no fue sólo un gobierno de transición.
Dio origen a la estrategia del desarrollo de Chile que desde el 90 hasta hoy no ha tenido modificaciones fundamentales. Nosotros inauguramos los programas sociales en gran escala. Y a medida que ha habido más recursos se ha puesto más énfasis en elementos de protección social que ha sido el gran sello de Michelle Bachelet.
Los programas venían de antes, pero ella les dio un sello definitivo.

En el libro también aparece que usted metió a Eduardo Frei Ruiz-Tagle a la política.
Con Sergio Molina y Genaro Arriagada dimos el puntapié para que Frei se metiera en política. Lo fuimos a buscar a su oficina en los 80 para que integrara el movimiento de las elecciones libres. Ahí recorrió el país, empezó a tomarle el gusto y creo que se dio cuenta de que tenía un enorme capital político que, como vemos hasta hoy, no deja de tener importancia.

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