Carlos Pavez: "No tengo ningún complejo para ejercer mi potestad fiscalizadora y sancionadora"

En estos casi tres meses que lleva como superintendente de Valores y Seguros, ya ha hecho algunos ajustes en el equipo y decidió formar una mesa de trabajo público-privada, que permita generar una agenda de desarrollo para el mercado. De aquí a fines de año espera obtener una especie de white paper con el resultado de estas conversaciones.




Cuando el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, lo llamó para ofrecerle dirigir por los próximos cuatro años la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), Carlos Pavez ejercía como director jurídico de la Superintendencia de Bancos. No se lo esperaba, pero tampoco le costó aceptar el ofrecimiento porque era volver a la institución que lo acogió durante 23 años. Era reencontrarse con su alma mater, y cómo no, si fue el creador de la estratégica Area de Cumplimiento de Mercados, donde estuvo a la cabeza por más de una década. En el mercado, su nombramiento fue interpretado como un endurecimiento de las facultades fiscalizadoras y sancionadoras de la SVS y todo indica que no se equivocaron.

¿Cuál fue el mandato que recibió de parte del Ministerio de Hacienda para sus cuatro años de gestión?

Profundizar los esquemas de fiscalización que tiene la SVS, perfeccionarlos, hacerlos más eficientes, pero también en forma equivalente hacer una evaluación profunda sobre cuáles son los caminos para un desarrollo de mercado que contribuyan al crecimiento de la economía. Es decir, lograr una adecuada coordinación entre el desarrollo del mercado que apoye al crecimiento de la economía, estableciendo mecanismos de fiscalización mucho más eficientes que los que hemos tenido hasta ahora.

¿Y cómo lo hará?

Pese a que conozco el trabajo de la SVS por mi largo pasado en esta institución, en estos casi tres meses que llevo como superintendente  he hecho algunos ajustes en el equipo y he estado revisando cómo avanzar en las distintas materias que nos competen, donde una adecuada fiscalización es parte de las prioridades. Para este último ámbito he designado a un grupo de profesionales, donde está el jefe del área de regulación de valores, el intendente de valores y el jefe de gabinete para que establezcamos un plan de trabajo, en conjunto con representantes del sector privado que permita generar una agenda de desarrollo para el mercado. Esta idea nace luego de tener algunos encuentros y conversaciones preliminares sobre cómo lograr un sistema y un mecanismo de fiscalización adecuados con representantes de centros de gobierno corporativos, universidades, con actores privados relevantes, algunos de los cuales han pasado por la SVS, entre ellos, algunos ex superintendentes.

¿Qué implica una mayor fiscalización?

Implica profundizar el enfoque de supervisión basado en riesgo que ha estado implementando la SVS en los últimos años, porque hemos tenidos muchos avances en el ámbito de la regulación de la industria de los seguros, en la administración de fondos de terceros y de intermediarios, pero ahora lo queremos llevar  a todas las demás industrias que estamos fiscalizando. Por ello, en el corto plazo estableceremos este grupo de trabajo bastante participativo para tratar de recibir todas las sensibilidades y propuestas y armar un plan que nos permita hacernos cargo, por ejemplo, del tema de gobiernos corporativos.

O sea, no solamente el tema de la fiscalización, sino que van a poner otros temas sobre la mesa…

Efectivamente, esto tiene que ser coherente e integral, en términos de qué mercados estamos pensando hacia el futuro, cuáles son los desarrollos necesarios, por ejemplo, el tema de bolsas off shore o la internacionalización de los mercados, revisar los acuerdos que tenemos con otros reguladores y ver qué más tendríamos que hacer, pero, insisto, también tiene que ver con la forma de fiscalizar de manera más eficiente.

¿Se entregará un documento final?

De aquí a fines de año se debería publicar una especie de libro blanco o white paper, como lo hicimos en el caso de seguros a propósito del capital basado en riesgo, incluso se pueden incorporar algunas definiciones de procedimientos para que los conozca la industria y los fiscalizados sobre cuál será nuestra política de fiscalización. Además, quiero profundizar el tema de la transparencia, quiero que la gente entienda con bastante profundidad cuáles son las distintas funciones que nosotros hacemos en el ámbito de la fiscalización y por qué vamos a dar énfasis a determinadas áreas.

¿Esta mesa de trabajo será una especie de comisión?

No es una comisión, es más bien una mesa de trabajo, que nace de una idea nuestra que coincide con el ofrecimiento de muchos actores del mercado que querían trabajar en conjunto en los temas de interés de la SVS. Entonces, en esta mesa de trabajo podremos contrastar la visión que tienen los privados con la nuestra, dejando en claro que finalmente siempre las decisiones las tomará la autoridad. Nosotros somos los que tenemos la potestad regulatoria, pero creemos que es muy bueno poder también ver los puntos de vista que tienen los privados.

¿Incluyendo también los regulados?

Incluyendo los regulados, pero a nivel de asociaciones.

¿Una vez publicado el libro blanco, la autoridad decidirá qué será materia de proyecto de ley y de reglamento?

Efectivamente, la idea es que tengamos conclusiones en función de cuáles serán las iniciativas que tendrán carácter de desarrollo normativo, a nivel administrativo dentro de las facultades de la SVS, o en cuáles será necesario presentar algún tipo de anteproyecto de ley para que el Ministerio de Hacienda lo pueda impulsar. Están todos esos caminos abiertos.

PROPUESTA PRIVADA

¿De qué diagnóstico parten ustedes para tratar de dibujar una agenda en el área de valores?

El diagnóstico lo he estado transmitiendo durante todos estos meses que llevo como superintendente. Hay un tema de gobiernos corporativos que me parece que es ineludible, tanto a nivel de los emisores como de las bolsas de valores. Desde el miércoles que he estado mirando la propuesta sobre normas de prevención y manejo de conflicto de interés presentado por el comité de buenas prácticas de las bolsas Electrónica y de Comercio y me parece que ésta deja en evidencia que el diagnóstico que tenemos de los gobiernos corporativos no está errado, por el contrario, teniendo en cuenta las declaraciones del presidente de la Bolsa de Comercio, creo que es ampliamente compartida.

¿Básicamente, el pero está en el manejo de los conflictos de interés?

Ese es un tema al cual claramente las mismas bolsas le están dando un énfasis especial. Nosotros creemos que esto es parte importante, pero que hay otros temas más que resolver.

¿Como cuáles?

La autorregulación claramente no ha funcionado. Yo no me cierro a la autorregulación, pero estoy convencido de que siempre es necesaria la participación activa del regulador, en este caso de la SVS. Soy un convencido de que hay que avanzar decididamente en una autorregulación, pero distinta a la que hemos conocido hasta ahora, que no solamente ponga el foco en las reglas del juego que se están dictando, sino que también en cómo se hacen cumplir. De mi primera lectura de las propuestas del comité de buenas prácticas se ve que se está avanzando en ese sentido. Pero también es importante saber cuál va a ser la institucionalidad, la orgánica y los mecanismos para hacer cumplir esas reglas que se está proponiendo dictar.

¿Urge avanzar en medidas concretas?

He manifestado que me parece súper importante como señal lo que he estado escuchando del nuevo presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago, pero también es relevante y así se lo hemos transmitido, que se tomen acciones más concretas. Le he manifestado al presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago que lo que espero es que nos dé a conocer cuáles son esas iniciativas para poder evaluarlas y ver en qué medida, nosotros como SVS también generamos iniciativas de regulación y de perfeccionamiento que estimamos son necesarias para generar un mayor ambiente de confianza en los mercados.

¿Por qué es necesario dar esa certidumbre a los fiscalizados?

Es muy relevante, porque es la manera de que se genera confianza con el órgano supervisor. Lamentablemente y dada la complejidad de los mercados que la SVS fiscaliza, siempre estamos expuestos a enfrentar problemas con alguno de nuestros fiscalizados, pero la idea es que la gente sepa por qué se pueden producir, quiénes son todos los involucrados en los procesos de fiscalización y que no aparezcamos como una superintendencia reactiva.

¿Comparte esa percepción de que la superintendencia ha sido reactiva?

No es una superintendencia reactiva. Nosotros hacemos una labor relevante de fiscalización preventiva en un universo de fiscalizados que es muy amplio y diverso, y donde tenemos recursos limitados que deben ser utilizados eficientemente. Por ello, estamos trabajando para mejorar la sincronización entre el regulador, fiscalizados, inversionistas y otros stakeholders relevantes. Pese a nuestros esfuerzos, creo que hay una percepción en parte del mercado que dice por qué la SVS no miró esto o lo otro y la prensa muchas veces también lo recoge...

¿Por ejemplo?

Se ha criticado particularmente a la SVS el hecho de no haber enviado profesionales a las juntas de accionistas. Pero esa decisión no es una medida al azar, sino que es el resultado de una evaluación que hemos hecho. Nosotros hemos ido e iremos a toda junta de accionista donde tengamos antecedentes de que es necesaria nuestra presencia y donde hayamos podido hacer algún tipo de evaluación previa de los problemas que se pueden presentar en esa junta, pero no vamos a ir a una junta por hacer presencia, donde no tengamos ningún antecedente de que pueda haber algún problema.

POTESTAD SANCIONADORA

Dado su anterior paso por la superintendencia, es inevitable pensar que su sello estará marcado por una mayor fiscalización.

Así es y se lo he manifestado a quien me ha querido escuchar: no tendré ningún complejo para ejercer mi potestad fiscalizadora y sancionadora. Ahora, eso no quiere decir que estas facultades sean las más importantes ni las únicas, evidentemente, todo lo que tiene que ver con prevención y con una adecuada regulación es también muy importante, a lo que se deben sumar todos los esfuerzos que se puedan hacer en términos de regulación y desarrollo de los mercados. Pero insisto que, reconociendo esto, me parece que la veta fiscalizadora es fundamental.

Acompañada de la veta sancionadora.

Si uno mira la experiencia de los mercados en otros países, se da cuenta de que durante muchos períodos se ha discutido sobre el impacto que tiene la potestad sancionadora y, al final del día, los porfiados hechos nos muestran que siempre es necesaria para un adecuado funcionamiento de los mercados financieros. Por tanto, sin desconocer mi pasado de fiscalizador y de la persona que creó el área de cumplimiento de mercado, me parece que tan importante como la sanción también es la prevención y la regulación. Pero las veces que sea necesario aplicar sanciones lo haré, sin duda. No tengo ningún  complejo para sancionar, creo que es parte de mi ideario.

¿Un superintendente debe ser temido por el mercado?

Un superintendente debe ser respetado por el mercado y éste respeta a la autoridad en la medida que ve consistencia en sus planteamientos, su actuación y cuando ve que hace un ejercicio adecuado y oportuno de sus potestades.

¿Cree que su imagen de mano dura ayudará a disminuir la frecuencia de hechos irregulares?

Insisto, el ejercicio de una potestad sancionadora es importante por el efecto preventivo, aleccionador, que tiene, yo soy un convencido de esto y es importante dejarlo bien claro. No es una casualidad que el legislador le otorgue potestades sancionadoras a este tipo de organismos y no puedo más que compartirlas. Ahora, no quiere decir que mi única y principal motivación sea andar sancionando, pero cada vez que sea necesario, voy a iniciar los procedimientos y, cuando tengamos el convencimiento y los antecedentes que nos lleven a la conclusión de que hubo infracción, aplicaremos las sanciones que están establecidas en la ley. Además, soy un convencido de que en esto hay que hacer un trabajo muy estrecho con el Ministerio Público y los órganos jurisdiccionales respectivos.

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