El caso del ex espía del KGB que complica a Putin

Alexander Litvinenko murió en noviembre de 2006 en Londres, donde estaba asilado.




En noviembre de 2006, el ex espía del KGB, Alexander Litvinenko, agonizaba en su cama en un hospital de Londres. Había sido envenenado con Polonio 210, que produce una muerte lenta y dolorosa por radiación. Aún así, utilizó sus últimas fuerzas para indicar al supuesto culpable de su inevitable muerte. "Podrá lograr silenciar a un hombre, pero el aullido de protesta, señor Putin, retumbará en sus oídos durante el resto de su vida", aseguró.

Su muerte enfrió las relaciones diplomáticas entre Londres y Moscú y reveló un juego de espías que nunca tuvo respuestas. Hasta ahora, ya que ocho años después de su muerte, el gobierno de David Cameron autorizó una investigación que comenzó el pasado 27 de enero.

Cuando murió, Litvinenko tenía 43 años. Antes de llegar a Londres, había sido un oficial del Servicio de Seguridad Federal de Rusia (FSB), la antigua KGB. Pero en 2000 viajó a la capital británica, donde pidió asilo político para luego convertirse en un gran crítico del Kremlin, razón por la que huyó de su país natal.

En 1980, Litvinenko se unió a una unidad militar del Ministerio del Interior de la Unión Soviética, incorporándose a la KGB ocho años después. Su último jefe en los 90, fue Vladimir Putin, a quien culpó de distintos delitos tiempo después. Ya refugiado en Londres, se convirtió en un ciudadano británico e incluso, según reveló su viuda en una audiencia, trabajaba para la agencia de inteligencia británica MI6.

Según la cadena BBC, Litvinenko investigaba vínculos entre la mafia rusa y España y tenía pensando viajar a este país con el ex agente Andrei Lugovoi. En un hotel central de Londres, el 1 de noviembre de 2006, se reunió a tomar té con Lugovoi y Dmitri Kovtun. Esa noche, Litvinenko pasó vomitando. Tres días después, fue ingresado a un hospital, donde su condición fue empeorando hasta su muerte el 23 de noviembre. Su mujer declaró ayer que él no se pudo envenenar por sí solo y que además recibió amenazas durante años antes de morir.

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