El derbi del juicio final para José Mourinho

Florentino Pérez espera que el equipo despegue para no tener que dar un paso que le provoca vértigo: destituir a Mourinho.




Anticipándose a los acontecimientos para evitar que lo atropellen, Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, inició una larga ronda de consultas que comenzó en la noche de la derrota del equipo ante el Betis, el sábado pasado. La pregunta que repitió la gente de su confianza fue la que prefiguraba el peor escenario posible: ¿Qué decisión sería la más recomendable en caso de sufrir una derrota contra el Atlético, el sábado que viene? El resultado de las reflexiones, tras una larga meditación, contempla lo que hasta hace poco parecía impensable: la destitución de José Mourinho, el entrenador más poderoso que ha tenido el Madrid desde su fundación.

Dicen quienes mejor le conocen que Florentino Pérez desea con más fuerza que nunca permanecer en la presidencia. Se ha propuesto llegar a las elecciones de la próxima primavera con las garantías suficientes para asegurarse el cargo, pero los patinazos del equipo en la Liga y el descontento de la plantilla con Mourinho le han forzado a hacerse una nueva composición de lugar. Si el campeonato está perdido, como parece, los dos partidos de los octavos de final de la Liga de Campeones, entre febrero y marzo, se convertirán en el punto culminante de la temporada. Del tránsito por este aro de fuego dependerá buena parte del resultado de las elecciones presidenciales. Y Florentino Pérez tiene ahora serias dudas sobre la idoneidad de Mourinho como compañero de viaje en una empresa que requiere el máximo tacto. El derbi es el preludio al juicio final. El partido que servirá a los dirigentes madridistas para resolver gran parte de las incógnitas que los asaltan respecto al mánager. Como dijo un directivo: "Tenemos que ganarle al Atlético, y ganar jugando bien".

Florentino Pérez espera que el equipo despegue para no tener que dar un paso que le provoca vértigo. Pero es pesimista. Según su entorno, el presidente está convencido de que si el Madrid no sale bien parado del sábado y mantiene a Mourinho hasta los octavos de la Champions se abrirá ante él un panorama sombrío de casi tres meses de conflictos a espacios regulares. Hay dirigentes que opinan que, a la vista de lo que ha sucedido en la primera ronda de la competición europea, las escaramuzas entre el mánager y la plantilla no son la mejor manera de preparar una eliminatoria. Añaden que la apuesta de mantener a Mourinho sería doblemente arriesgada porque, en caso de eliminación, deberán esperar tres meses más hasta las elecciones, con la Liga seguramente perdida, sin nada que ganar, con el mánager amenazando con romper la concordia y un plebiscito en el Bernabéu cada 15 días. Florentino Pérez teme que haya socios que le reprochen no haber tomado una decisión tajante cuando la sangría se podía cortar. Dice un colaborador suyo que el precio político que pagaría destituyendo a Mourinho no sería tan grave como las consecuencias de la inacción. Si acaso, habrá quien critique el coste económico de la operación: 20 millones de euros de indemnización que se sumarían a los 20 millones que supuso su fichaje al Inter más los cerca de 15 que ha cobrado por curso.

El clima de crispación en el Bernabéu durante el último partido de Copa sirvió para alarmar más al palco. Las gradas se poblaron de jóvenes y padres que llevaban a sus hijos por primera vez al campo, aprovechando los precios de ocasión. Era un público mayoritariamente agradecido que debió saludar la goleada (3-0) con alegría y que, sin embargo, acabó dividido entre gente que aclamaba a Mourinho, gente que le pitaba, gente que entonaba cánticos insultantes, y gente que hacía el saludo fascista. Gente que, en todo caso, refleja en las encuestas que la popularidad de Mourinho apunta bajo. Así lo advierte el último sondeo del club, realizado entre los abonados antes de que se ampliara de 8 a 11 puntos la distancia con el Barça en la clasificación.

A la afición no le gusta el juego del equipo. Y a la directiva tampoco. En la junta calculan que Mourinho manifiesta unas carencias técnicas que no se le suponían. Para verificarlo señalan, por un lado, "la mejor plantilla que ha tenido el Madrid en su historia", y por otro, al Atlético, que le saca ocho puntos después de haberse reforzado solo con Cata Díaz por valor de menos de un millón de euros el verano pasado. "Y nosotros no sabemos para qué fichamos a Modric por cuarenta", lamenta un dirigente.

Más allá del derbi será el sorteo de la Champions, la semana que viene, el otro hito en la toma de decisiones de Florentino Pérez. Un rival sencillo podría prolongar el periodo de reflexión. Mientras tanto, los dirigentes y los jugadores se han conjurado, cada uno por su cuenta, para manifestar públicamente su apoyo firme al mánager. Los jugadores, que llevan meses mordiéndose la lengua, no quieren que se les identifique como los causantes del despido. Ahora, más que nunca, aparecen en público para declarar su adhesión al jefe. Igual que los dirigentes. Atentos a los sondeos de popularidad, los responsables del club temen que Mourinho se plante ante las cámaras para acusarlos de no haberle respaldado cuando más lo necesitaba.

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