El sistema de transporte que le cambiará la cara a la capital de Bolivia

Un teleférico unirá El Alto con La Paz en apenas 12 minutos. El proyecto tuvo una inversión de US$ 235 millones.




No sólo será el teleférico a más altitud del mundo -4.000 metros sobre el nivel del mar-, sino que será una innovadora alternativa a la caótica ruta que une El Alto -donde se emplaza el aeropuerto internacional- con La Paz. En aquella vía los paceños pueden tardarse hasta 45 minutos o una hora en los momentos de mayor congestión, pero el nuevo sistema de transporte reducirá aquella distancia a apenas 12 minutos en su tramo más corto. Estas telecabinas están en marcha blanca y resaltan de inmediato en la ciudad boliviana, que ha experimentado bastantes cambios desde que Evo Morales asumió el poder en 2006.

Aunque el sistema será inaugurado el próximo mes, en las últimas dos semanas las cabinas del teleférico ya están en movimiento. Y cualquiera que lo solicite puede realizar un viaje de prueba. La modernidad del teleférico paceño -que tiene una percepción muy positiva entre los habitantes- contrasta con el alto nivel de pobreza en la accidentada geografía de La Paz. Serán tres líneas (roja, amarilla y verde) que unirán El Alto con el centro y la zona norte y sur de La Paz, con 11 estaciones, 74 torres, 427 cabinas con capacidad para 10 personas y 17 horas de servicio continuo. Se espera que cada cabina salga de su respectiva estación cada 12 segundos y termine su trayecto en la zona más larga (sur de la ciudad) en 25 minutos.

En total abarcará una red de 10 kilómetros, con una inversión de US$ 235 millones. Las cabinas se movilizan a unos 50 metros del suelo y tienen una vista privilegiada. En los últimos meses, Evo Morales se ha enfocado en la inauguración de obras emblemáticas, como el teleférico, y obras sociales en las regiones de Cochabamba y Tarija. En octubre, el presidente boliviano se juega su segunda reelección, y aunque es el claro favorito, su intención de voto no superaría el 45%. Ello, pese al panorama positivo de la economía local: en 2013 Bolivia registró un crecimiento de 6,8% y el FMI vaticinó que el de este año será de 5,1%, el segundo más alto de la región después de Perú (5,5%).

Morales también exhibirá sus pergaminos en la cumbre del Grupo de Países en Vías de Desarrollo (G-77 más China), que se realizará entre el 14 y 15 de junio en Santa Cruz. En esta ciudad del oriente boliviano está previsto que se inauguren una importante avenida, la ampliación del aeropuerto Viru Viru y una zona de protocolo con salas VIP, con una inversión prevista de US$ 25 millones. Pero algunas de las obras que más han dado que hablar son los polideportivos en El Alto y en Villa Tunari (en la céntrica región del Chapare). Ambas zonas son consideradas como bastiones políticos y electorales del mandatario boliviano. Como también ha dado que hablar el flamante satélite Tupac Katari, el primero lanzado por Bolivia en diciembre pasado desde China.

Al mismo tiempo, Morales inspeccionó a comienzos de mes el avance de dos grandes obras de gas y energía para la exportación en Tarija. Se trata de la Planta Termoeléctrica del Sur, cuya primera fase debe estar concluida en septiembre e incorporará al Sistema Interconectado Nacional una potencia de 160 megavatios. También está en marcha la Planta Separadora de Líquidos, que tiene una inversión de US$ 643 millones. Esta obra, que se lleva a cabo en una superficie de 144 hectáreas, generará alrededor de US$ 900 millones anuales gracias a la venta de productos derivados del gas. "Mi vocación es entregar obras. Jugar, bailar, eso no es mi vocación", dijo recientemente Morales.

"Hay muchas pequeñas obras que seguramente causan una impresión en algunos sectores de la sociedad, como canchas de fútbol de pasto sintético, sistemas de riego, una carretera entre Guayamerín y Riberalta. Grandes obras como el satélite o el Dakar, hasta ahora son intangibles", sostiene el cientista político paceño Carlos Cordero.

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