El factor Lagos irrumpe en La Moneda

Ricardo Lagos

El ex mandatario remeció al gobierno con su decisión de reclutar a uno de los ministros mejor evaluados. Una maniobra cuyo efecto político en Palacio aún está por verse.




"Estamos en un país libre, donde la gente toma decisiones". Entre las risas y los gestos de amistad evidentes en la conferencia de prensa en que Ricardo Lagos presentó a Máximo Pacheco como el hombre clave de su campaña, esa explicación fue una de las más cortas y precisas. La pregunta era por qué había decidido renunciar al gabinete para irse a apoyar al ex presidente en su camino para retornar a La Moneda. Y lo que estaba flotando en el aire era que la jugada política tenía implicancias más allá de las habituales: se convertía, de pronto, en un símbolo del estado actual del gobierno de Michelle Bachelet.

En una modificación que debió haber tenido los focos en la salida de Javiera Blanco, Pacheco -y Lagos- acapararon la atención. Apenas una hora después, con su conferencia conjunta, la decisión evaluada durante semanas veía la luz. Y las preguntas a Lagos apuntaban a lo evidente: cómo interpretaba esa salida, que dejaba a Bachelet sin uno de sus ministros mejor evaluados y sin el que, a todas luces, parecía la carta de cambio para carteras más relevantes.

Más allá de las explicaciones y de la cortesía del ex presidente -quien agradeció a Bachelet por liberar a Pacheco-, la duda de lo que significa la salida para el gobierno quedó instalada. Más aún, en el mundo político marcaban que era segunda vez en menos de una semana que Lagos marcaba agenda en el corazón de La Moneda. La primera, claro, fue de una forma indirecta, con la polémica generada por la entrevista del ministro de Interior, Mario Fernández, en que lo daba como el candidato fijo para las presidenciales. La segunda, la de hoy, fue más directa.

Lagos sabe de golpes de efecto cerca de elecciones. Fue él quien, hace ya doce años, sacó del gabinete en 2004 a sus dos ministras más populares, Soledad Alvear y Michelle Bachelet, apostando a conseguir un triunfo que fortaleciera al gobierno e instalara a su coalición más cerca de retener La Moneda en la presidencial del año siguiente. Más de una década después, Lagos marcó nuevamente la antesala de unos comicios con una decisión. Aunque, en este caso, los efectos e implicancias los vivirá otro mandatario.

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