Vicepresidente de la Sofofa: "Vamos a vivir con niveles mayores de incertidumbre que en períodos pasados

Rafael Guilisasti, vicepresidente de la Sofofa y de Viña Concha y Toro ve un cambio en el tono de la discusión de la reforma tributaria y dice que el rol de los gremios es estar a la altura de los debates con suficiente preparación técnica.




NO es amigo de las entrevistas, aunque su carrera empresarial ha estado ligada a una clara figuración pública cuando, por ejemplo, presidió la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), entre 2008 y 2010, o incluso antes, cuando como timonel durante siete años de Vinos de Chile (ex Viñas de Chile) tuvo un rol clave en las negociaciones con la Unión Europea para definir los alcances que tendría sobre su sector el TLC suscrito con el bloque comercial.

El empresario Rafael Guilisasti (60 años), vicepresidente de Viña Concha y Toro desde 1998, y hoy segundo vicepresidente de Sofofa, habla poco públicamente. Cuando lo hace, sin embargo, sus dichos no pasan inadvertidos en círculos empresariales y políticos. Respetado en el mundo de los negocios, en Viña Concha y Toro -controlada por su familia- por casi una década fue gerente de exportaciones y desde ahí expandió la firma a nivel internacional. Hoy también preside Viñedos Emiliana.

Licenciado en Historia de la Universidad Católica, la esfera política es otro tema relevante en su biografía. Ex Mapu, Guilisasti es reconocido por sus múltiples contactos, tanto en la Alianza como en la hoy llamada Nueva Mayoría. Más aún, incluso apoyó la precandidatura presidencial del ex ministro de Hacienda Andrés Velasco.

Al inicio del gobierno existía cierta incertidumbre sobre los cambios que la nueva administración de la Presidenta Bachelet tiene en agenda. ¿Sigue ese clima o hay un ambiente de mayor entendimiento?

A ver, la incertidumbre permanece, en el sentido de que el gobierno está con un programa muy ambicioso de reformas y con una discusión muy aguda acerca de los instrumentos de la reforma tributaria. Por lo tanto, vamos a vivir con niveles mayores de incertidumbre que en períodos pasados; eso es un dato. Ahora, lo importante es que haya una buena calidad de debate, independientemente de cuáles sean las decisiones que se tomen al final.

En su opinión, ¿el gobierno está cayendo en una suerte de "reformitis"?

No califico, no digo ni sí ni no. Es un gobierno que tiene un ímpetu y todos lo sabíamos, o sea, no son sorpresas. La agenda o el programa que tenía la Presidenta tenía una cantidad mayor de reformas que las que habíamos conocido antes. No es algo de lo que debamos sorprendernos.

Pero basado en el discurso de la Presidenta el 21 de mayo, ¿le preocupa que se abra una nueva agenda, la valórica, al anunciar su decisión de legislar sobre el aborto?

Creo que al final la Presidenta Bachelet planteó los temas que son de su gobierno. El tema fue, como siempre lo he dicho, que ella es una persona abierta, que más bien busca el diálogo y tenemos que ver cómo resultan estas cosas. No creo que sean procesos que cambien de una semana a otra. Hay que esperar, ver qué pasa. Creo que la única responsabilidad que tenemos los gremios es efectivamente estar a la altura de los debates, con la suficiente preparación técnica y capacidades para que nuestros argumentos hagan sentido a las autoridades y a la ciudadanía.

Segundo tiempo

El presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, planteó que en esta especie de "segundo tiempo" en el debate por la reforma tributaria hay una mayor disposición del gobierno a las inquietudes de los gremios...

Comparto plenamente lo que señaló el presidente de la Sofofa. Evidentemente ha habido cambios y creo que hoy están claramente focalizadas dónde están las tensiones. También fue muy explícito en que el objetivo es recaudar esa cifra (US$ 8.200 millones en régimen, según estimaciones de Hacienda) y, entonces, sigamos discutiendo los instrumentos que afecten menos a la inversión, que es una inquietud que tenemos. Inquietud que, además, se agrava por el tipo de ciclo económico que estamos enfrentando.

¿Comparte, entonces, la visión de que hay mayor disposición del gobierno a cambios al proyecto?

Creo que cambió la tonalidad de la discusión. Pero los contenidos todavía están presentes.

¿Le preocupa más la eliminación del FUT o las nuevas atribuciones que el proyecto entrega al Servicio de Impuestos Internos (SII)?


No hay una cosa que preocupe más; las dos son cosas que nos preocupan. Respecto de lo del FUT, digamos que tenemos que buscar, como estaba planteado en el propio programa, instrumentos que incentiven la inversión en las empresas.

Pero, ¿percibe más apertura del gobierno para que la reforma tributaria se haga de otra manera?

Siempre hay un principio de realidad de que las cosas tienen impacto. Creo que sí es una ceguera negar que determinadas reformas no tienen impacto. Hay que trabajar con argumentaciones razonables y perfeccionar los instrumentos.

¿Qué cambios son claves para la reforma tributaria? Von Mühlenbrock dice que las excesivas atribuciones al SII afectan la certeza jurídica de los contribuyentes.


Hay varios temas. Entre ellos, es fundamental buscar mecanismos que promuevan el ahorro y solucionar los problemas derivados del concepto de renta atribuida. Creo que hoy están en el debate y esperamos que se tome el mejor camino.

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