Cómo se vive el día del amor siendo poliamoroso




Definir el amor es algo que muchos han intentado y pocos han conseguido ya que, a medida que las relaciones evolucionan, la concepción del amor romántico también cambia. La psicóloga de parejas Sofía Valenzuela, lo describe como una historia en constante construcción influenciada por experiencias, emociones y entorno cultural.

La no monogamia ética (ENM) ha emergido como un término amplio que abarca diversas estructuras de relación, como poliamor, anarquía relacional y relaciones abiertas. Todas ellas están basadas en la intencionalidad y el consenso para entablar relaciones sexuales o románticas con más de una persona a la vez.

Aquí, Daniel, Antonia y José nos cuentan cómo viven ellos sus relaciones y cómo han decidido salir de este concepto tradicional para explorar nuevas formas de amar.

“No se necesita una excusa para demostrar afecto”

Daniel tiene 26 años, lleva cinco pololeando pero solo un par de meses en relación abierta. Daniel es biólogo y científico. Conoció a su pareja durante un intercambio en Valdivia, y a pesar de que ella es de Madrid, han construido una conexión sólida, desafiando la distancia, viviendo en España, Turquía y actualmente en Dinamarca. “Es difícil, hay que perseguirse por el mundo para estar juntos”, comenta.

En octubre del año pasado decidieron abrir la relación para poder explorar y probar cosas nuevas. “Partió por ella que empezamos a tener estas conversaciones. Al principio tuve inseguridades, pero después de entenderlo mejor decidimos hacerlo”. A pesar de practicar la relación abierta, ambos tienen claro que su relación primaria es la prioridad, estableciendo límites y condiciones para sus encuentros con otras personas.

“Lo peor siempre es cuando se está empezando, cuando alguien se crea películas en su cabeza”, confiesa. Dice que su experiencia ha sido un viaje emocional, desde las inquietudes iniciales hasta sentirse seguro y confiado con su pareja. “La relación abierta ha influido positivamente en nuestra conexión emocional, y nos ha desafiado a hablar de forma abierta y sincera de todo; nuestros sentimientos y experiencias”, destaca.

Para evitar conflictos y mantener la transparencia, resalta la importancia de respetar las condiciones acordadas. En este caso, no involucrarse emocionalmente con nadie más. “La relación abierta me ha hecho aprender a desligar la atracción sexual de la romántica, porque el propósito de la relación abierta es simplemente tener entretención en el ámbito sexual”, confiesa Daniel. “Al practicar esto con una persona con la que estoy seguro y sé que es recíproco, es mucho más fácil ver a alguien de una forma solo sexual. Ni a mí y ni a ella nos falta amor o cariño en la relación, por eso no andamos buscando eso en nadie más”, agrega.

“Tener una relación abierta me hace apreciar mi pololeo y crecer, porque me siento capaz de hacer todo esto y seguir bastante enamorado de mi pareja”.

En cuanto a la celebración del amor y San Valentín, Daniel considera que expresar afecto no debería limitarse al amor romántico, sino que también se puede aplicar a la amistad, familia o incluso amor propio. Se cuestiona si es que esta fecha tan tradicional encaja con su tipo de relación: “Creo que sí y creo que no. Por un lado, me gusta la posibilidad de aprovechar la excusa para hacer algo romántico o bonito. Sin embargo, no siempre se necesita una excusa para demostrar afecto”. Aunque no se siente inclinado hacia los aspectos comerciales y cliché del 14 de febrero, está abierto a la idea de planear algo bonito para fortalecer la relación en cualquier momento.

Daniel se describe como una persona que siempre fue bastante conservadora y monógama por la cultura en la que creció, pero esta relación hizo que su visión del amor cambiara. “El amor siempre ha sido algo difícil de definir y a lo mejor es una definición única para cada persona. Para mí el amor sería esa persona en la que pienso al final del día, después de incluso haber visto a alguien. Porque sé que cuando llegué a mi casa, lo haré contento de volver a mi persona, e incluso con ganas de contarle lo bien que lo pasé. Me hace apreciar mi pololeo y crecer, porque me siento capaz de hacer todo esto y seguir bastante enamorado de mi pareja”.

“El 14 de febrero lo veo como ese amor romántico un poco posesivo”

Antonia (20) tiene una relación abierta hace un año y cuatro meses. Aunque no todas sus relaciones han seguido este modelo, revela que este tipo de conexión es lo que más le ha acomodado a lo largo del tiempo. “Siempre he sentido que la fidelidad para mí no era algo significativo. No soy una persona celosa, y para mí, la fidelidad viene de la comunicación”, explica.

Antonia considera que, especialmente en la juventud, es natural querer explorar y salir con diferentes personas y que, en este momento de su vida, la relación abierta es lo que más le hace sentido. La comunicación constante y la libertad para explorar nuevas conexiones son pilares fundamentales en su perspectiva de las relaciones.

Según la psicóloga de parejas, Sofía Valenzuela, la principal diferencia entre una relación cerrada y una abierta es la libertad. “Esto no quiere decir que las parejas monógamas tradicionales no sean libres, pero venimos de una cultura muy tradicional, muy conservadora, donde hemos aprendido una forma de amar, una forma de relación de pareja”.

Según Antonia para que una relación como esta funcione, lo más importante es definir acuerdos claros. En su caso, han establecido una serie de acuerdos, dentro de los que se encuentran no estar con “exes”, avisar antes de involucrarse con alguien más (en la medida de lo posible), siempre mantener una comunicación fluida y contar con la posibilidad de cerrar la relación en cualquier momento. “A veces hay concepciones de que esto es como una puerta que se abre y no se puede volver a cerrar. Para mí es todo lo contrario, como es un acuerdo, uno siempre puede volver a establecer las bases de ese acuerdo”, detalla.

Según ella, la posibilidad de explorar con otras personas no disminuye el significado o la profundidad de su conexión actual. Dice que el amor tiene más que ver con el crecimiento junto a otro y a un acompañamiento mutuo. Y es que, a pesar de lo que se podría pensar, su relación sí tiene compromiso y sí existe fidelidad, aunque esta no tiene la concepción clásica. “La fidelidad está definida por los acuerdos establecidos entre él y yo”.

Antonia, al igual que Daniel, critica San Valentín en su sentido comercial. Desafía los estereotipos románticos y prefiere expresar el amor de manera más espontánea. “Yo la verdad, desde muy chica he demonizado bastante el 14 de febrero. Pienso en este amor romántico un poco posesivo. En general no lo celebro mucho con mi pololo porque no me significa tanto, si mi pareja me quiere regalar flores, prefiero que me las regale un día como cualquier otro, porque siento que es más personal y pensó más en mí”. Dado que a su mamá sí le gusta la fecha, lo que hacen es una cena familiar. “Ese día no se celebra solo el amor de pareja, sino que el amor en cualquier sentido. Así nos demostramos el amor que nos tenemos entre nosotros”.

“Podríamos hacer algo entre los tres”

José tiene 34 años y descubrió que la no monogamia es el estado que más le acomoda, porque que va más allá de la mera ausencia de exclusividad: engloba un enfoque con una mayor afinidad a su visión de relaciones. Actualmente tiene dos pololas, y nunca se había sentido más cómodo. “Siento que puedo ser totalmente yo, sin tener que esconder nada y sin tener que hacerle daño a nadie”.

Cuando conoció a María Luiza, o Malu, con quien ya lleva un año y medio de relación, supo que lo que sentían por el otro no era temporal. Conversando, se dieron cuenta de que a los dos les gustaba la posibilidad de mantener la libertad de explorar otras conexiones sin cerrarse a nuevas relaciones. Esto sentó las bases para una relación no monógama consensuada. Tres meses después, José conoció a Catalina, con quien también tuvo una conexión especial. No pasó mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que lo que sentían no era algo casual y, después de conversarlo con Malu, decidieron empezar una relación. “Esto era algo desconocido y nuevo para todos y ha sido muy bonito experimentar este esquema relacional como algo que vivimos juntos desde el inicio”, cuenta.

Para José lo más importante en sus relaciones es la honestidad, tanto con sus parejas como consigo mismo, y la confianza. “Primero confío en la otra persona y en que el sentimiento que tiene conmigo es real, concreto y se manifiesta de forma tangible. Al mismo tiempo, la relación que yo tengo con esa persona es única, tiene sus propios términos, normas y lenguaje. El hecho de que esa persona tenga otra relación o conozca otra persona, por ningún motivo significa que va a ser reemplazo de lo que tiene contigo”.

Para entender mejor, José recomienda entender las relaciones amorosas como algo más parecido a la amistad. “Uno no tiene solo un amigo, tiene varios. Y si se puede vivir teniendo esas amistades de forma paralela, también se puede teniendo más parejas. Así como el beneficio es tener más amigos, en este caso sería tener más parejas”. A su vez, describe como lo mejor de su relación el poder compartir distintos elementos de la intimidad con más de una persona. “El ser con otra persona como uno es en privado, más allá de las redes sociales, mostrarse de manera honesta, franca y directa es muy bonito. En cualquier relación amorosa es muy bonito, pero en este caso uno lo puede vivir con más de una persona y recibir ese amor de manera más continua”.

José confiesa que San Valentín no es una fecha que destaquen en su relación ni que hayan conversado mucho, pero no niega poder celebrarla este año. “Podríamos hacer algo entre los tres, salir a comer o algo entretenido. Hacer algo para celebrar el amor en general”. Por otro lado, José siente que este día se ha resignificado. “Es bonito ver como un hito, que ha sido tan tradicional en el tiempo, se ha ido diversificando y adaptando en las distintas formas que tiene el amor”.

Sofía Valenzuela, psicóloga especializada en parejas, considera que San Valentín está sobrevalorado y opina que se debería celebrar el amor de manera constante a lo largo del año. “Dedicar un solo día para celebrar el amor no es suficiente, se debería extender a todas las semanas”, afirma. Destaca además que algunas personas tienden a entregarse demasiado el 14 de febrero, dando regalos, citas producidas y flores, cuando en realidad podría ser mucho más beneficioso usar ese día para organizar y planificar el año, reflexionando sobre lo que se quiere construir y mejorar en la relación.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.