Cuarentena en imágenes: "Cuando empezamos a ver mejorías del cáncer de mi mamá, vino la noticia del coronavirus"

LDN3

Invitamos a distintas fotógrafas a retratar su nueva realidad cotidiana durante la cuarentena. Esta es la mirada de Mónica Muñoz.




"Vivimos en Berlín pero estábamos en Granada visitando a la familia de Pol cuando recibimos un llamado que nos avisaba que mi mamá se había enfermado. Y tuve que volar a Chile para ver qué le pasaba. Tenía cáncer.

Fueron tres meses en los que no salí y me quedé en casa todo el tiempo cuidándola. Pol llegó a principios de enero para acompañarme, la verdad no sé qué hubiera hecho sin su compañía.

Los días, semanas y meses fueron confusos. Clínicas, exámenes, noches largas en urgencias, UCIs y remedios.

Nos vimos muchas veces prendiendo velas y pidiendo con fe ciega que las cosas mejoraran. Noches donde descansabamos en esos dormitorios improvisados que armaron a nuestra llegada. Es muy difícil volver a la casa de los papás cuando ya hace muchos años que vives sola y más encima llevas otro par viviendo afuera.

Cuando empezamos a ver mejorías y logramos de cierta manera doblarle un poco la mano a la enfermedad, vino la noticia del coronavirus.

Fue un golpe muy bajo.

Ahora el miedo era al contagio.

Cada salida a las quimioterapias era una aventura, no tocar nada, ponerse lentes, mascarilla, guantes. Intentar aislarla como pudiéramos, con unas ganas tremendas de meterla en una burbuja gigante para que nadie la tocara. Después llegar a casa, sacarse la ropa, ducharse.

Un millón de protocolos. Ahí lográbamos darnos cuenta de la locura que estábamos viviendo.

Comenzó abril y mi mamá estaba mucho mejor, por lo que decidimos volver a nuestra casa a recuperar nuestra vida y nuestro trabajo, somos fotógrafa y videógrafo. Necesitábamos volver. Fue una decisión súper difícil, pero teníamos que hacerlo.

Partimos en un vuelo con escala en Londres. Catorce horas con mascarilla, lavándonos con alcohol gel por cada cosa que tocábamos. La escala era de 22 horas, así que nos quedamos en un hotel cercano al aeropuerto para encerrarnos en una habitación y evitar exponernos. De alguna manera estar ahí ya nos hizo sentir más cerca de casa, así que estábamos contentos.

Hicimos un picnic con vino en la habitación y hablamos por videollamada con la familia. Nos levantamos antes del amanecer para tomar el último vuelo antes de llegar a casa.

Cuando aterrizamos en Berlín parecía como si en esta ciudad no pasara nada. Nadie estaba con mascarillas, había gente trotando, paseando en bicicleta y tomando cervezas en el canal. Todo estaba como siempre, como si fuera un lugar inmune a la locura del mundo, un remanso de calma.

Llegamos de vuelta a nuestra casa, después de 4 meses de una cuarentena terrible y nos pusimos a llorar.

Entendemos que si bien el encierro para la gran mayoría es un acto forzoso y difícil, para nosotros, después de lo vivido durante todo este tiempo, es casi todo lo contrario: armonía, relajo y belleza".

Mónica Muñoz (39) (@mydaysinanalog), vive con Pol Rodríguez ( @onlytherichters). La primera parte de su cuarentena fue en Santiago y actualmente están en Berlín, ciudad en la que viven hace un par de años.

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