Los ciclos de la vida

Escoger una pareja, tener un hijo, separarse, independizarse, alcanzar una meta. La vida de todas las mujeres está atravesada por momentos que marcan un antes y un después, umbrales ante los cuales hay que detenerse y tomar una decisión que irremediablemente implica tomar un nuevo rumbo para que el ciclo de la vida pueda seguir fluyendo. Dejar algo atrás, para empezar de nuevo y seguir adelante. Aquí, algunos de esos liberadores puntos de quiebre en la voz de cinco connotadas chilenas.




Paula 1154. Sábado 16 de agosto de 2014.

Triunfar, Paulina García, actriz.

"Nunca tuve como meta ganar un premio. Creo que cuando uno tiene como objetivo triunfar, no lo logra. Supongo que el triunfo debe tener que ver con lograr que la mayor cantidad de gente posible vea el resplandor que uno es capaz de generar, en lo personal y en lo laboral".

"El 10 de febrero de 2013, cuando estrenamos Gloria (del director Sebastián Lelio) en el Festival de Berlín, subimos al escenario y el público nos aplaudió de pie durante 20 minutos. Me temblaban las piernas. Recibir una ovación de esa envergadura, fue impresionante; estaba con los nervios fuera de mí. Haber ganado el Oso de Plata después, en el mismo festival, también fue una locura. Recuerdo que cuando estaba en la escuela estudiando Teatro, la Catherine Deneuve se ganó el Oso. Ahora competí con ella y gané yo. Es muy loco. Todavía no lo creo.

Nunca tuve como meta ganar un premio. Creo que cuando uno tiene como objetivo triunfar, no lo logra. Yo, más que perseguir el éxito, me he preocupado de ir respondiendo ciertas preguntas: ¿Qué quiero hacer? ¿Quién quiero ser? ¿Dónde quiero estar? En ese proceso fui viendo cómo las cosas se alinean en los momentos decisivos de la vida. Por ejemplo, recuerdo que cuando postulé a Teatro en la Universidad Católica dije: 'si quedo quinta, entro'. Y cuando vi la lista estaba quinta. Esa vez sentí que todo estaba alineado: el cómo, cuándo y dónde se juntaron y hubo un cambio radical en mí.

El yoga me ha enseñado mucho sobre esto. Lo practico religiosamente desde hace 15 años y me ha enseñado sobre el control de energía, con la alineación, con el flujo. De hecho, cuando me gané el premio pensé: 'qué increíble a lo que me ha llevado el yoga. Porque en el yoga siempre te dicen: practica, practica y todo lo demás vendrá. En mi caso ha sido tal cual.

El premio me puso en un nuevo estatus. ¿A qué me refiero? A que el rey no es rey porque tiene sangre azul, sino porque lo tratan como rey. Eso me pasó a mí. Pero hoy me pregunto: ¿y ahora qué?, ¿y si la gente que ve mis nuevos trabajos piensa que no tengo el nivel de Gloria? Para mí cada rol es como aprender una lengua que no conozco y siempre tengo terror de no lograrlo. En octubre estreno Gastos de representación y ya no duermo. Siento que esto fue una ascensión enorme y que puedo más, pero el tiempo dirá si aparecerán oportunidades tan buenas como Gloria, la película".

Separarse, Luzclara, sanadora.

"Me he separado tres veces en mi vida, la última a los 66 años. Y después de llorar, de rabiar, de escupir, de encerrarme y tocar fondo, me fui hacia mi interior y comencé a rearmar el puzzle de mi vida. Habían piezas que estaban lejos, olvidadas; otras que estaban escondidas, y otras más que no quería encontrar. Me hice muchas preguntas, volví una y otra vez a preguntarme: ¿qué pasó? Medité mucho hasta que me reconecté conmigo. Cuando uno está en pareja pasa mucho tiempo fuera de sí misma, pensando por dos, viviendo la vida del otro o postergándose. Las separaciones te invitan a volver a ti misma, a pedir ayuda, a encontrar mujeres que han pasado por lo mismo, te ayudan a entender y te dan herramientas para seguir de manera más íntegra.

Separarse a los 66 es distinto que hacerlo a los 35. A los 66 fue profundo y doloroso. Implicó un duelo, recoger los pedacitos rotos, desapegarse de las creencias que no me ayudaron, irme para adentro. Vivir el desamor es doloroso, sobre todo por la forma en que nos separamos. Fue una separación dura, en circunstancias que pudo haber sido amorosa, amistosa. Pero de todo se aprende, desde cómo detectar una gotera, ir a la ferretería y arreglar sola una llave. Eso se aplica a todo, porque todo enseña.

Yo renací cuando volví a sentirme completa conmigo misma. Hoy ya no creo ni busco una media naranja porque yo soy una naranja completa. Estoy completa y lo que necesito es un ser que me acompañe que también lo esté.

Después de cinco años sanándome, siento de nuevo a mi Diosa interior y tengo amorcitos, varios, algunos repartidos por el mundo. Pese a todo, aún no ha llegado mi compañero. Pero viene, lo sé, lo siento, mi corazón me lo dice. Se lo pedí al universo y el universo sabe que necesito contención masculina y por eso me va a enviar un nuevo compañero, para poder seguir trabajando.

Cuando las mujeres llegan separadas y sufriendo les digo que todo pasa, que me miren. Que puedo dar fe de ello. Que con algunas herramientas podemos volver a florecer y tomar las riendas de nuestras vidas. Les cuento que, cuando yo lo hice, florecieron hasta los copihues de mi jardín que jamás habían estado en flor".

Independizarse, Colombina Parra, arquitecta y cantante.

"Para mí, sin independencia no hay nuevas canciones. Cada vez que hago una dejo algo. Cada vez que hago un disco me desapego, me retiro del disco anterior y de mí misma. De la quietud no me salen canciones, porque cuando estoy calientita y cómoda me duermo y me es imposible decir algo desde esa esquina. Ser independiente requiere de valentía porque a veces tienes que dejar cadáveres en un sentido metafórico, para seguir tu camino. Tienes que cortar con lo que te ata y no te deja seguir.

Cuando pienso en la independencia me inspira la montaña que no necesita nada. Detrás de cada acto de independencia hay una negación y eso tiene costos: abandonas cosas, lugares, gente y eso implica sufrimiento. Eso cuesta. Yo, por más que valore la independencia como una conquista, vuelo con todos los míos amarrados a mis piernas. Por eso lo hago a ratos. en pequeños lapsos: una semana completa en la que puedo crear en este estado de retiro.

Ahora que lo pienso, tal vez jamás me he independizado del todo, porque significaría botar también la música y eso sí que no puedo. Dependo de ella y depender es lo contrario a la independencia".

*Colombina Parra tocará en el Liguria de Manuel Montt el próximo 28 de agosto.

Escoger una pareja, Claudia Conserva, conductora de tv.

"Dos veces he elegido al mismo hombre como pareja. Y las dos veces me he casado con él. La primera fue a los 19 años; aunque era muy joven estaba segura que era el hombre con el que quería estar.

Para mí, una pareja es quien te ama tanto que privilegia tu felicidad aunque le signifique dolor, es quien te deja libre para que vueles por el mundo porque goza viéndote plena, viviendo intensamente.

Tras cinco años casados nos separamos. Yo quise poner cierta distancia, experimentar, volar en otro rumbo. Era una experiencia que necesitaba y él respetó mi decisión. Tan grande es su amor que jamás se ha opuesto a una decisión mía, ni siquiera a esa. Por eso digo que es un buen compañero.

Después de un año alejados, nos volvimos a juntar. Curiosamente, cuando logramos deshacer el primer contrato civil ya estábamos juntos nuevamente. Volvimos a ser matrimonio con papeles y toda la challa, la verdad es que no era necesario casarnos de nuevo para saber cuánto nos amábamos, pero fuimos prácticos porque queríamos tener hijos. Hoy llevamos casi 25 años juntos: 20 casados y 1 separados y tenemos el pacto más indisoluble que existe en la tierra: Renato y Matilda, nuestros hijos".

Ser madre, Bárbara Rebolledo, periodista.

"Nunca dudé en que quería ser madre, pero a los 30 años comenzó a ser urgente y recuerdo haberle dicho a mí mamá 'en cualquier minuto te hago abuela', aunque no tenía ni pololo. Dos años después fui guardadora; cuidé a dos guagüitas de la Fundación Chilena de la Adopción mientras les encontraban una familia adoptiva. Durante los seis meses que los niños estuvieron conmigo, fui su mamá transitoria: era la responsable de que nada les faltara y de que fueran felices. Me volví loca de amor y de plenitud. Y me di cuenta de que ser madre no era difícil para mí.

Estaba sola cuando fui aprobada como madre adoptiva por la Casa Nacional del Niño. Una semana después conocí a quien se convirtió en mi marido y padre de mis mellizas, Lourdes y Esperanza, hoy de 1 año y 9 meses. Desde el principio fui directa con él: le dije que no tenía tiempo que perder, porque tenía 35 y quería ser madre y que si él no estaba interesado, no teníamos nada más que hablar. Él me dijo: 'deja la tele y te hago madre'. Comenzamos a pololear en julio y en diciembre de 2008 me fui de la tele y comencé a hacerme los chequeos para saber mis posibilidades de embarazarme. Me demoré dos años en lograrlo. Estábamos en Portugal cuando el test de embarazo dio positivo. De inmediato comencé a pararme como si tuviera una tremenda guata, sintiendo que al fin eso que tanto había soñado me estaba sucediendo"

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