Cuarentena en imágenes: “Lidiar conmigo misma ha sido el ejercicio más interesante que he tenido en los últimos años"

Invitamos a distintas fotógrafas y fotógrafos a retratar su nueva realidad cotidiana durante la cuarentena. Esta es la mirada de Daniela Cuneo.




“Estoy experimentando un nudo de sensaciones, donde cada sentimiento es un cable que se cruza con otro.

La verdad es que he sentido que estoy sumergida en un experimento constante, donde cada día es una prueba distinta. Es curioso, porque la incertidumbre es una de las cosas que más conflicto me causa a nivel personal, sin embargo, aunque el contexto en el que estamos carece de certezas, debo admitir que he disfrutado el encierro.

Quizá teníamos que aprender a parar.

Al principio de todo esto, el confinamiento fue frustrante. Sentía que estaba agarrando vuelo en muchos aspectos de mi vida, pero llegó el Covid con la misma sensación que tenía cuando era chica, me compraban un helado de barquillo y de la pura ansiedad le pegaba un lenguetazo enorme y el helado entero se iba de pique al suelo. Era justo así.

Después de la primera semana el encierro agarró otra forma. Tuve que enfrentarme a mis complejidades, así que les abrí paso. Lidiar conmigo misma ha sido definitivamente el ejercicio más complejo e interesante que he tenido en los últimos años.

Logré encontrarme con lo todo lo que había olvidado de mí misma, he aprendido a escucharme, a abrazarme y aceptarme. Creo que hay que aceptar ciertos pensamientos, ya sean brillante u oscuros. Pienso no solo en quienes amo, sino también en mí. Trato de dominar mi estado de ánimo y hacerme caso.

No tengo una rutina diaria, pero hay algunas cosas que hago cada mañana. Una es escribir, me gusta despertarme y quedarme un buen rato pensando en la cama. No tener que levantarme de inmediato es una exquisitez y ese tipo de placer me genera muy buenos momentos creativos.

Lo otro que hago es poner música a todo chancho y ordenar la pieza o hacer cualquier otra actividad mientras canto. Si parto el día así ha de ser uno muy bueno. En esta situación nos apañamos mucho con mi hermana y mi vieja. Pero así como nos apañamos, nos abandonamos un poco también, porque la soledad y el espacio es fundamental en estos momentos.

Hay días buenos y hay días malos. En los buenos es bacán, porque desde que me levanto hasta que me acuesto lo único que siento es calma, ganas de comentar memes y otras cosas divertidas de Internet. Pero en los malos siento como si estuviera viviendo el mismo día desde que entramos en cuarentena, uno en el que no quiero ni puedo hacer nada excepto llorar mucho, recostarme en la cama y pensar en todo lo malo, lo inconcluso, lo carente, lo injusto. Uno en el que aparece todo el dolor que llevo dentro.

Y aunque el día sea bueno, malo o ni tanto, veo una película diaria antes de dormir. Tengo una relación súper fiel con el cine. Muchos de los mayores aprendizajes que he tenido en mi vida vienen de ahí, de empatizar con las historias y los personajes.

Pero la vida está acá y una de las cosas que más extraño es pasear, caminar por caminar. Siempre ha sido uno de mis placeres más grandes y favoritos. Tomar la ruta más larga para volver a casa.

Entre otras cosas que extraño mucho está abrazar a las personas que amo, hacer el amor, ir al cine, estar en un bar repleto de ruido, bailar, hacer rodajes, trabajar en terreno, sentarme a contemplar el mar o ir al sur.

A veces siento incomodidad, otras calma, y a veces una duda permanente. Y está bien sentir todo esto, los cambios son caóticos e incómodos y honestamente estoy feliz de sentir todo junto, revuelto. Me hace sentir viva. Y creo que siempre será mejor sentir todo que no sentir absolutamente nada”.

Daniela Cúneo está pasando la cuarentena con su mamá y su hermana, la Moño (una conejita) y dos perros llamados Cane y Teo.

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