Estar flaca no es sinónimo de estar saludable




Tras una serie de comentarios, la semana pasada, Cecilia Bolocco se transformó en tema en las redes sociales cuando, en una transmisión de Instagram Live que fue ampliamente difundida, una seguidora le preguntó respecto a las tallas de su línea de ropa.

En su respuesta, Bolocco no solo apuntó a la baja de peso para poder ajustarse a las prendas, sino también vinculó la atracción del deseo masculino con la disminución del tamaño corporal. Y, aunque el fin de semana la modelo pidió disculpas, las críticas no tardaron en llegar. Desde La Rebelión del Cuerpo condenaron estas declaraciones, calificándolas de violencia simbólica; mientras que figuras públicas como la activista y comunicadora feminista, Antonia Larraín, también se sumaron al análisis de estas palabras. “Creo que es bueno tomar en cuenta, en esta situación, quién es ella y de dónde viene y a qué se dedica. En su vida, ha trabajado en temas que tienen que ver con la industria de la belleza, con verse bien, con la apariencia física y estética. Por lo tanto, no me cabe ni la menor duda que ha sentido presión por alcanzar un cierto estándar de belleza. Pero no es la única. La gran mayoría de las mujeres vivimos opresión sistémica para tener el ‘cuerpo perfecto’ y ‘vernos perfectas’”, manifestó en un video de su cuenta de Tik Tok.

Según datos de la séptima encuesta elaborada por la Rebelión del Cuerpo y publicada en 2019, un 84% de las participantes sostuvo que le gustaría tener un tamaño corporal diferente al actual. En un 80% de esos casos se trataría del deseo de un cuerpo más delgado. Una insatisfacción que en el sondeo aparece como transversal, pero que se agudiza aún más en las mujeres adultas entre 36 y 59 años.

La psicóloga Isidora Guzmán (@ps.isidoraguzman), especialista en trastornos de la conducta alimentaria, asegura que estos dichos no contribuyen en el debate público que se ha dado en los últimos años entorno a la temática de la aceptación corporal. “Y eso puede ser muy perjudicial, porque ese elemento es fundamental para la prevención de trastornos de la conducta alimentaria. Cuando no reconocemos que existen cuerpos de todos los tamaños, los invisibilizamos y los dejamos en el terreno de lo no deseable, o lo no atractivo. En ese escenario, es difícil aceptar tu cuerpo, considerando que la cultura va diciendo lo contrario”, indica y agrega: “Cuando alguien que uno admira, como podría ser un personaje famoso, recomienda algo, muchas personas pueden seguirlo”.

“El peso no es sinónimo de salud”

A esto hay que sumar otro factor: y es que el peso no siempre es sinónimo de salud. Además, para bajar de peso, no basta solo con comer menos o hacer ayuno intermitente, como decía la ex Miss Universo en el video. En el poster Determinants of Health, publicado por la empresa de diseño sanitario GoInvo, se sostiene que hay una serie de elementos que van moldeando nuestra salud y que no solo tienen que ver con nuestro comportamiento individual, sino también con circunstancias sociales y de entorno que, en muchos casos, escapan a nuestro control. Así, solo un 36% de las conductas de salud responden a factores que dependen de nosotros, como los hábitos, patrones de sueño o actividad física. Sin embargo, más de un 45% responde a eventos externos, ya sea a nivel de determinantes sociales (estatus social, nivel educacional, calidad de vida) o de genética.

“Partiendo de la premisa de que no se habla de los cuerpos ajenos, hay que entender que el peso no es tan modificable como pensamos. No se trata de solo tener fuerza de voluntad o una dieta mágica; sino que está determinado por un montón de elementos. Hay que entender que hay una gran carga genética y, en ese sentido, estudios afirman que eso puede llegar a impactar hasta un 80%. Además, hay que pensar en el acceso económico a alimentación, la educación respecto a la nutrición o la disponibilidad de tiempo. Hay personas que son cuidadoras o no tienen áreas verdes en sus comunas para hacer ejercicio de manera segura. Claramente, lo que uno come tiene efecto en cuanto uno pesa, pero ¿Cuánto de eso es modificable? La verdad muy poco”, explica la nutricionista Valeria Rueda (@vivetunutricion).

En esa línea, la especialista afirma que no se puede juzgar la salud de una persona solo por la manera en la que se ve físicamente. “El peso no es sinónimo de salud. Se pueden tener IMC categorizados como altos, y tener personas saludables. Es decir, que hagan deporte o que se alimenten balanceado. Esto mucho más complejo que solo mirar el IMC. Además, no se puede saber el estado de salud de una persona solo mirando su talla o por una foto. Se debe ver el panorama general y considerar el aspecto físico, mental y social”, concluye.

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