El peligro de los autodiagnósticos de salud mental en Tik Tok




“Siete cosas que las personas con ansiedad hacen… sin darse cuenta”, dice el título de un video en Tik Tok que ha sido compartido 43 mil veces. En él, un hombre que asegura ser un coach y que tiene 1,3 millones de seguidores, recrea estos supuestos síntomas: “Se truenan los dedos muy seguido, no pueden poner atención, se tocan el cabello muchas veces, se comen las uñas, no se pueden quedar quietos, se culpan por todo, siempre imaginan lo peor”. Videos como estos abundan en las redes sociales, sobre todo en Tik Tok, la favorita de los más jóvenes. Un formato que les permite tener a mano consejos prácticos, cortos y amigables que tratan distintas temáticas de la salud mental. De hecho, el hashtag #saludmental suma en esta plataforma más de 10.000 millones de visualizaciones. Algunos videos entregan definiciones breves sobre algún trastorno, otros son cuestionarios de autoevaluación en línea. En algunas publicaciones virales, los influencers hablan sin tapujos sobre sus episodios de ansiedad.

Para la psicóloga de la Clínica Santa María y académica de la facultad de medicina de la Universidad de Chile, Jennifer Conejero, esto es un signo positivo de que la salud mental está ganando cada vez más visibilidad. “Mientras más se visibilice la necesidad de velar por la salud mental, menor será la estigmatización, la lucha por las prestaciones en esta área y la búsqueda de estrategias de autocuidado”, dice. Pero según los expertos, la enorme cantidad de información en redes sociales también puede provocar que muchos jóvenes y adolescentes se autodiagnostiquen y se atribuyan trastornos tras identificarse con algunos de sus síntomas. Y cuando eso ocurre, algunos buscan ayuda, pero otros evitan el asesoramiento profesional y se embarcan en tratamientos que no son adecuados.

Un problema al que urgen ponerle atención, especialmente si se toma en cuenta que los jóvenes cada vez pasan más tiempo frente a la pantalla. Una encuesta reciente de la organización Common Sense Media encontró que el uso general de la pantalla entre los adolescentes y los preadolescentes aumentó en un 17% de 2019 a 2021, creciendo más rápidamente que en los cuatro años anteriores. Conejero ha sido testigo de este fenómeno. “Al tener más acceso a la información, las personas se atreven a sacar conclusiones de lo que ven o leen. Si esa información es traspasada a través de videos cortos como los de TikTok, es más fácil acceder a esos contenidos, pero también malinterpretarlos”, asegura.

El algoritmo de TikTok sugiere contenido según las búsquedas que se realicen, por lo que si un usuario se interesa en la salud mental, no resultará muy difícil entrar en una especie de bucle de información. Basta hacer una sola búsqueda para que la plataforma te sugiera muchísimas más.

Alfonso Cox, psicólogo de la Red Salud UC, cuenta que también ha recibido varios adolescentes que, tras hacer una revisión exhaustiva en internet, consultan sobre una posible patología. “Hacen una búsqueda según sus síntomas y llegan bastante ansiosos, con la necesidad de que uno les confirme o rechace ese diagnóstico que ellos vieron. Es un riesgo de los tiempos que vivimos”, dice. Desde su perspectiva, muchas personas sienten la necesidad de encontrar un diagnóstico para explicar algunas conductas y también para justificar sus emociones.

Aprender de tu par

Según Conejero, para los adolescentes y jóvenes es mucho más fácil entender algo explicado por un par o alguien al que admiran que obtener esa información a través de un artículo científico o una fuente especializada. “En TikTok viene la información procesada por otro, entonces el nivel de cuestionamiento es menor. Claro que esto tiene un problema: que esa información es interpretada por un no-experto que puede incurrir en errores o darle énfasis a aspectos que no son relevantes necesariamente”, dice.

Para Cox, hay mucha información errada o que es demasiado técnica para que los jóvenes logren hacer una discriminación entre esos cuadros, porque no tienen ni la formación ni la experiencia. Por ejemplo, muchas personas se sienten identificadas con los videos y publicaciones que hablan sobre la ansiedad. Cox explica que existen los trastornos ansiosos y los trastornos depresivos, pero que también existen los síntomas ansiosos y los síntomas depresivos que surgen al enfrentar muchas situaciones de la vida diaria. “Eso no quiere decir que haya un trastorno ansioso. Ansiedad es algo con lo que lidiamos toda la vida, todas las personas y que en muchas situaciones nos provoca alguna dificultad o por la cual tenemos muchas expectativas”, explica.

“Los estudiantes pasan por mucho con respecto a sus notas, su rendimiento, sus relaciones sociales. Por supuesto que sienten ansiedad, pero la patología no se da solamente por sentir ansiedad de vez en cuando o por sentirse bajoneado, sino tiene que cumplir otros requerimientos para que pueda haber un diagnóstico formal”, añade.

Los riesgos

Según el psicólogo, uno de los mayores riesgos del autodiagnóstico es que puede realizarse de manera errada “haciendo que estas personas se sientan y crean que están enfermas”. Pero también puede llevar a las personas a automedicarse. “Es fácil conocer las patologías y también los tratamientos y no es tan difícil conseguir esos medicamentos en el mercado negro”, explica.

Para Conejero, otro de los riesgos es justificar las conductas según esa supuesta patología, paralizando la posibilidad real de cambio hacia un estilo de vida saludable. “También puede suceder que se idealice esta patología mental, y acá se corre el riesgo de que se empiecen a buscar recetas para perpetuar esa condición, como se ha visto en los casos de Trastorno de la Conducta Alimentaria”, dice.

Los expertos consideran importante que los jóvenes consulten con sus padres antes de llegar a cualquier conclusión apresurada. En este paso es importante definir si lo que están sintiendo no les está permitiendo relacionarse con el resto o llevar a cabo tareas de la vida diaria. Si es así se debe acudir a un profesional.

Conejero explica que en las mismas redes sociales se pueden encontrar recomendaciones de profesionales que se han especializado en salud mental y pueden entregar orientación específica sobre estos temas. El llamado es a consumir esta información con precaución y nunca reemplazar la ayuda profesional con conclusiones que se tomen de lo aprendido en línea.

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