Quién es Saturno, el gran maléfico para la astrología

Saturno es un planeta que tiene una muy mala fama en la disciplina de la astrología. Cualquier astrólogo tradicional o hindú, nos diría que según la posición de este planeta es cuando tendremos más mala suerte, dificultades o demoras a lo largo de nuestras vidas. La astrología psicológica, sin embargo, desde los años 70 ha preferido entender esta energía de otra manera, lo que nos hace interpretar su significado de un modo distinto. Aquí te contamos cómo influye este planeta influye en tu signo.




La carta astral es un mapa del cielo que nos cuenta, desde la interpretación de los símbolos que la conforman, cómo ciertas energías pueden delimitar el quién somos y por qué actuamos de cierta manera. Estos símbolos, representados por los mitos que constituyen el panteón grecorromano a través de los planetas, nos cuentan los límites y potencialidades de nuestra propia energía.

La energía de este mapa nos puede entregar muchas herramientas concretas, representaciones e información sobre cómo nos desenvolvemos en diferentes dimensiones de nuestra vida. Tenemos tres niveles para poder interpretar esta energía: los planetas, signos y casas.

Los planetas nos cuentan qué energía o función energética se está levantando en nuestra carta. Así, el Sol nos muestra nuestros talentos y capacidades, como la Luna nos muestra nuestro mundo interior y emocional. Los signos nos muestran cómo se desenvuelve esta energía: no es lo mismo tener el Sol en el fiero Aries que en el contenido Virgo, por ejemplo. Esta combinación se da para los 12 planetas de la carta más los 12 signos.

Las casas en nuestra carta, que se enumeran del 1 al 12, nos muestran en qué parte de nuestras vidas estaremos viviendo con más fuerza la energía de los signos y planetas. Las casas se dividen también del 1 al 12, donde cada una representa una energía desde nuestro yo más externo y visible, a nuestros puntos ciegos y más invisibles.

Saturno en nuestra carta es el encargado de generarnos dolores de cabeza, retrasos y demoras, pero ha sido muy vapuleado durante siglos por la construcción de las determinaciones, en las sociedades antes de la revolución industrial. Los antiguos astrólogos denominaban a este planeta el gran maléfico, debido a su influencia en los eventos desafortunados de la vida de las personas y su relación con el denominado karma.

Este planeta representa el mito griego del dios del tiempo Cronos, quien destrona a su padre, Urano, y se hace cargo del cosmos como regente del mundo. Durante su reinado el mundo comenzó a vivir la llamada época de oro, pues en su energía Saturno le enseñó al ser humano el uso del tiempo, los ciclos de la tierra y la agricultura.

Para la astrología psicológica del siglo XX, que deja de lado los determinismos tan profundos que pueden encontrarse en una carta astral, Saturno comienza a ser el principio de realidad que nos llama a tener una estructura en nuestras vidas. Es el impulso a lo concreto, a lo que no es ilusión, sino trabajo y disciplina.

Se dice que Cronos fue al oráculo de Delfos en Grecia para consultar su destino. El mensaje fue claro: le tocaría repetir la historia de su padre y ser derrocado por uno de sus hijos. Es por esto que este dios recorrió todo el mundo buscando a los hijos que había tenido con diversas mujeres, para comérselos y evitar su macabro destino.

Por mucho que lo intentó, Cronos no pudo liberarse de su predicción, pues uno de sus hijos, Zeus, fue salvado por su madre y escondido durante muchos años. Se crió junto con Apolo y Quirón, quienes le entregaron enseñanzas importantes para poder enfrentarse a su padre en un futuro y poder derrocarlo. Así sucedió: además de quitarle su poder, devolvió a todos sus hermanos a la vida.

La historia de Cronos/Saturno nos cuenta que aunque queramos evadir nuestra responsabilidad ante las cosas, las influencias del destino llevarán a rectificar los caminos y hacer que enfrentemos lo que nos asusta o no queremos ver. Este arquetipo, como lo denomina Carl Jung, nos recuerda que lo que más nos aterra es lo que más regalos nos puede entregar por la gran cantidad de lecciones que nos deja enfrentar nuestros miedos. Así lo desarrolló la psicología profunda de Liz Greene y otros autores que toman a Saturno como un maestro de la maduración y el cambio, no como un maléfico que nos constriñe y nos sentencia.

Saturno, desde la visión más contemporánea de la astrología, es el lugar en nuestras vidas en donde tendremos sin duda más dificultades; pero también el espacio en donde más podremos encontrar beneficios a través del trabajo duro, el ponernos metas y límites, además de enfrentar las cosas que nos generan tedio, cansancio o mucha sensación de responsabilidad.

El símbolo de Saturno, una cruz sobre un semicírculo, nos llama a recordar que somos espíritu sobre la materia y que por lo mismo podemos trazar nuestro destino si nos hacemos cargo de él. Solo mirando nuestras sombras y aceptándolas, es que podemos conquistar la parálisis y ser quiénes vinimos a ser.

Cómo influye en cada signo

Dependiendo del signo y la casa donde tengas a este planeta es donde verás manifestarse su energía con mucho ahínco. Por ejemplo, si naciste con Saturno en la casa 1, tu temperamento tendrá mucho de esta energía: serás muy propensa a ser responsable, a reprimir tu autenticidad por cumplir un rol. Tu trabajo entonces será conquistar el miedo a ser tú, a través de la energía del signo en donde está este planeta.

Para ubicar el signo y casa de Saturno en tu carta astral, puedes hacerlo en astro.com o en carta-natal.es. Requieres la fecha, hora y lugar de nacimiento para poder tenerla.

  • Saturno en signos de agua (Cáncer, Escorpión, Piscis)

Saturno en los signos de agua se convierte en agua que se estanca, que luego se pudre. Son posiciones en donde el miedo a sentir y soltar predominan, por lo que la persona presentará bloqueos en estos aspectos de su vida. Asimismo, la vida le pedirá al nativo de Saturno en agua trabajar con las emociones, fluir en la creatividad, conectar y buscar el sentido en un lugar mucho más profundo de la conciencia. Reconectarnos con viejos traumas, miedos y penas del pasado para poder sanarlas es perfecto para soltar y aprender a pertenecer.

  • Saturno en signos de aire (Géminis, Libra, Acuario)

El miedo más predominante en Saturno en estos signos es el no poder tener la razón ni cambiar de parecer. El aire es el elemento que representa la mente y el intelecto, así como el modo en el que socializamos e intercambiamos información y pensamientos. En estos signos, Saturno nos da miedo a escoger o incluso a desapegarnos de las cosas. El temor a decir con propiedad nuestras ideas, creencias, límites o fundamentos es también algo que se debe enfrentar, a través de la maestría de la voz propia, de los buenos argumentos y los buenos acuerdos.

  • Saturno en signos de fuego (Aries, Leo, Sagitario)

Cuando tenemos a este planeta en signos de fuego, nuestra mayor limitante puede ser la expresión de nuestra autenticidad o la autoridad que nos hace negar quiénes somos. La restricción a la individualidad es característica para las personas con Saturno en signo de fuego. El trabajo con la voluntad, la autoafirmación y la manifestación de los verdaderos deseos del corazón son importantísimos. La búsqueda de significado interno, además de la construcción de nuestra propia autoridad son muy importantes en estas posiciones astrológicas.

  • Saturno en signos de tierra (Tauro, Virgo, Capricornio)

El miedo a no tener el control de las cosas es característico para Saturno en signos de tierra. Este elemento está relacionado con los aspectos más prácticos de la vida, como el servicio, el trabajo, el goce material, etcétera. Saturno en estos signos nos llama a trabajar la maestría en lo que representan nuestras acciones cotidianas y orientadas a resolver nuestra forma de vivir. El aprender a trabajar, llevar rutinas, una buena relación con el dinero y una estructura saludable de vida es primordial para estas posiciones astrológicas.

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