Siempre con nosotros, Claudia Schüler




El martes 27 de marzo, la abogada Olga Hillmer (69) y su marido, el ingeniero civil industrial Rolf Schüler (72) querían tener una jornada tranquila. Ese día se cumplía un año del fallecimiento de Claudia Andrea Schüler Hillmer, arquera de hockey sobre césped que representó a Chile en más de 200 partidos. Claudia, su “gordita”, “chuchu”, “chula”. Su hija.

“Teníamos planeado un día de recogimiento, meditación, ir al cementerio en la mañana y descansar en la tarde”, cuenta Rolf. Olga había hecho las gestiones para que en la misa de Santa María de Las Condes de las 20:00hrs. Claudia apareciera mencionada. De ahí saldrían a cenar con su hijo, su nuera y sus dos nietos. Ese era el plan.

En la práctica, el 27 de marzo fue todo, menos tranquilo.

El equipo de Claudia, “Las Diablas”, los invitó a un desayuno. Para ella “Las Diablas” había sido parte de su propia familia. Un familión del hockey nacional compuesto por todo el equipo titular, las reservas, el staff, el cuerpo técnico. En ese desayuno en su homenaje estaban todos ellos –e incluso algunas deportistas que están viviendo afuera de Chile conectadas por Zoom– junto a Rolf, Olga y la jugadora Javiera Pizarro, pareja de Claudia y quien la acompañó y cuidó hasta su fallecimiento.

El familión la recordó. Contaron anécdotas. Armaron grullas de origami, como las que hicieron desde agosto de 2022 cuando Claudia fue diagnosticada con cáncer de hígado con metástasis con la esperanza –como reza la leyenda japonesa– de que si hacían mil, quizás el sueño de su recuperación se cumpliría.

Ese día también hubo homenajes. Presenciales y por redes sociales. Como este de Meme Lagos: “Lecciones que me enseñaste: esfuérzate siempre al máximo; nunca dejes de luchar; haz las cosas con excelencia; reír para no llorar (una sonrisa puede cambiar cualquier cosa); sencillez y humildad, ante todo y sobre todo (...) Te siento cerca, como siempre”.

Después de eso, se fueron al Parque del Recuerdo. Le dejaron flores. Rolf y Olga fueron a la misa, recibieron saludos de gente del hockey, amigos, vecinos, familia. Y se fueron a cenar.

“Fue bastante más intenso de lo planificado”, dice el papá de Claudia. “Fue hermoso”, añade su mamá.

Más uno

En el mundo deportivo, dicen que a los arqueros les puede pasar de todo. Ser un ídolo por impedir un punto del equipo adversario o ser el responsable absoluto si eso ocurre. Los arqueros son los salvavidas de una selección. Son los que, literalmente, protegen la espalda de sus jugadores. Siempre detrás de ellos, siempre con los brazos abiertos.

Quien visite la casa de Rolf y Olga en Santiago también tendrá la sensación de que hay una arquera protegiéndole la espalda. Justo en la entrada hay un gran retrato de Claudia. En la fotografía, en sepia –un regalo del Club Manquehue–, se la ve sonriendo, con un galardón en las manos. Nada más, nada menos, que por haber atajado todos los penales en el partido contra EE.UU. en la Copa Panamericana de 2022, cuando Chile fue clasificado al Mundial de Hockey Femenino.

Se ve como si fuera la guardiana del hogar. Y así se siente.

Pero lo cierto es que no hay que estar en esa casa llena de recuerdos para sentir a Claudia presente. “Ella está con nosotros siempre. Estamos convencidos de eso”, dice Rolf.

¿Cómo no, si desde que su hija falleció la han homenajeado varias veces? Olga reconoce que el último año el duelo por la partida de Claudia probablemente fue distinto al que enfrentan otras personas que pierden a sus seres queridos. Quiera o no, su hija era conocida. En el mundo deportivo, en la Universidad de Chile donde estudió, en los clubs que frecuentó. Tenía muchos amigos, su velorio reunió a muchísimas personas. Gente que no conocían hasta hoy se acerca a ellos para comentar algo que Claudia hizo o dijo. Un recuerdo, una anécdota. Si la mayoría tiene duelos más privados, más a solas, Rolf y Olga lo vivieron de forma muy distinta.

“Nosotros somos unos privilegiados, realmente privilegiados de haber tenido a tanta gente alrededor de nosotros. Todo el mundo fue muy importante en el momento que estuvo”, dice Olga. “Muchas veces uno quiere respetar el duelo y el dolor de las personas, pero en ningún momento me sentí invadida… La gente tuvo mucha delicadeza, pero siempre ahí. Si no eran unos, eran otros. Nunca nos dejaron solos y yo creo que si las personas que pierden a sus seres queridos tuvieran esos apoyos durante el tiempo de luto, durante el duelo, sería mucho mejor para esas personas”, agrega.

El primero de los homenajes lo hizo “Las Diablas”. Al mes de haber fallecido Claudia, jugaron un amistoso con Sudáfrica. Ahí, un mensaje clave: “11 + 1, para siempre”. Lo dijeron incluso las jugadoras: “de ahora en adelante siempre que estemos en la cancha seremos 11+1″.

–¿Cómo fue para ustedes ir a ese partido?

-Duro –dice Rolf.

–Íbamos apesadumbrados, pero al mismo tiempo fue un honor ver eso. Tiempo después, durante los Panamericanos, nos invitaron a ir a la inauguración de una nueva cancha en el Estadio Nacional, que ahora se llama Claudia Schüler. Es una cosa inmensa –añade Olga.

Desde entonces han sido considerados en todo minuto. Por eso se sienten “profundamente agradecidos” del hockey y del mundo deportivo chileno. “Han estado acompañándonos en todos los sentidos, dándonos un apoyo y un abrazo durante todo este tiempo. Y yo creo que eso nos ha servido mucho para decir ‘qué orgullo que tanta gente quiera a nuestra hija’, y por lo mismo tenemos que estar a la altura”, comenta Rolf.

El legado

A principios de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer y a casi un año del fallecimiento de Claudia, el Parque del Recuerdo hizo la exposición “Mujeres, legados que inspiran”. Su objetivo: destacar a mujeres que dejaron huellas en el país y que descansan ahí.

Claudia fue la seleccionada para representar al mundo deportivo. A ella se sumaron los homenajes a la actriz Liliana Ross; a la pionera del arte cinético Matilde Pérez; a la Premio Nacional de Periodismo, Raquel Correa; a la exdirectora de prensa Patricia Guzmán; a la empresaria gastronómica Agustina Gómez; a la compositora Sylvia Soublette; a la cantante Paz Undurraga y a una extrabajadora del cementerio, Ana María Silva.

“Queremos recordarlas, destacarlas y dar espacio a conmemorar el legado de todas estas mujeres y tantas otras que han sido un aporte para el país y también para nuestras vidas”, dijo en la instancia la gerente de asuntos corporativos del lugar, Paulina Jaramillo.

–¿Cómo fue para ustedes ver a su hija homenajeada entre todas esas mujeres?

–Fue precioso e impactante. Uno siempre se pregunta ‘¿Por qué la habrán elegido?’, y ella tenía muchos méritos… La exposición fue una oportunidad para que los parientes de las mujeres que estaban ahí dieran su testimonio. Yo creo que hablé más de la cuenta, pero en realidad era un momento bello, daban ganas de hablar de lo que había pasado, especialmente porque casi se había cumplido un año de su fallecimiento –comenta Olga.

–La exposición se centraba en el legado de esas mujeres… ¿Cuál es, para ustedes, el legado de su hija?

Rolf suspira ante la pregunta. Sonríe, titubea, se toma su té y luego contesta: “la verdad es que es difícil hablar de ella tratando de no exagerar las cosas, porque desde que falleció yo me he enterado de cosas admirables de ella, más allá de lo que nosotros pudimos haber conocido… Me sigo sorprendiendo”.

Luego, junto a Olga, comenta sobre el rol de Claudia en el mundo deportivo. Las conversaciones que tuvo con entrenadores sobre la importancia de ver los partidos desde el punto de vista del arquero. Cómo liderar un equipo. Cómo superar obstáculos.

También hablan de sus sueños.

Que Claudia quería que su equipo se superara y que “Las Diablas” conquistaran, en nombre de Chile, espacios superiores en el ranking mundial, llegando, ojalá, a los Juegos Olímpicos.

Que Claudia luchaba por aumentar la participación de las mujeres en el deporte.

Que Claudia buscaba que más niñas y jóvenes participaran en el hockey chileno, no solamente en las tres comunas o clubs con más recursos, sino en todo el país.

Que Claudia, de una u otra manera, deseaba que todas las personas partieran su día buscando ser la mejor versión de sí mismas.

Que Claudia tenía ganas de hacer una clínica de arqueros de hockey y transmitir sus conocimientos.

Este último sueño, logró realizarlo unas semanas antes de fallecer. Acudieron casi 60 personas de todas las edades al Estadio Manquehue. “Ese día, aunque estaba con su cuerpo maltrecho, delgadísima, casi sin fuerzas, en la silla de ruedas, la escuchabas hablar y no se sentía su enfermedad. Fue muy emocionante verla hablando de su pasión, ver la emoción en su rostro, sus dotes de líder”, dice Olga.

La clínica se volverá a hacer. Mañana, 13 de abril.

–¿Van a ir?

–Sí. Nosotros estaremos ahí y sabemos que por ella es que están haciendo eso. Pero eso no nos interesa mucho. Para nosotros lo más importante es que sea precioso, que la gente se entretenga, que saquen mucho provecho de lo que “Las Diablas” van a enseñar, porque son jugadoras internacionales –dice Rolf.

Mañana, de una u otra forma, Claudia también estará ahí.

Siempre presente, protegiéndoles la espalda. Siempre arquera. Siempre +1.

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