Lo estás haciendo mal: diez detalles de la lavadora que deberías saber para usarla mejor

¿Sobrecargas el tambor? ¿Usas más detergente y suavizante del recomendado? ¿Dejas la puerta cerrada después de cada lavado? Cómo usas y mantienes tu máquina determina qué tan limpia tienes tu ropa. Expertos enseñan los errores más comunes y cómo manipularla de manera correcta.




¿Estamos lavando la ropa, realmente, cuando la metemos a la lavadora?

Tranquilidad, que esto no va por el lado conspiranoico: no es que se trate de una estafa y que las máquinas no sirvan para nada. Esto, más bien, tiene que ver con la manera en que las utilizamos, muchas veces con poco discernimiento respecto a qué y cuánto echamos dentro. No es poca la gente que vacía el canasto de ropa sucia directamente en la lavadora.

Lo mismo ocurre con las funciones que elegimos para la configuración del lavado: tambores con sobrecarga, agua caliente cuando se necesita fría, prendas de colores mezcladas con blancas, o aparatos que en cinco años de vida no han recibido ni un mísero lavado de sus componentes. Porque alguien tiene que lavar a la lavadora, ¿o no?

Otras malas prácticas se cuelan en la despreocupación o negligencia con la que hacemos esta tarea cotidiana que parece tan sencilla. Por ejemplo, la de no vaciar los bolsillos de los pantalones. Pamela Castro, marketing manager de LG Electronics, dice que esto es tan imprescindible como pasado por alto. “De este modo se evita que pelusas, tierra, monedas u otros residuos se alojen entre los espacios del electrodoméstico, los que impiden un lavado correcto o incluso pueden averiar el aparato”.

Pero el tren suele venir descarrilado desde su origen, cuando se elige la lavadora al momento de comprar. Lo ideal, como plantea Alfonso Flores, local category manager de Electrolux, es que el modelo elegido tenga relación con la cantidad de personas que harán uso de él. Sin embargo, “el principal error lo encontramos en que mucha gente opta por modelos de mayor kilaje del que necesitan. Ahí parten algunos de los problemas, como por ejemplo lavar por una cantidad inferior a la recomendada”.

Sí, aquí estamos de nuevo para apuntarte con el dedo y decirte todo lo mal que estás haciendo y, por supuesto, por que tan malos no somos, cómo pasar de un mal alumno de lavado a uno destacado.

1. Instalarla en cualquier lado

Al momento de elegir una lavadora, tan importante como considerar el número de integrantes del hogar es tener en cuenta el espacio que tendrá ésta para su instalación. No medir las dimensiones del lugar lleva a que el artefacto no quepa o quede demasiado apretado para un funcionamiento óptimo.

Hay ocasiones en que el detergente deja la ropa más sucia de lo que estaba antes de lavarla. Foto: Getty Images.

Pamela Castro dice que los manuales recomiendan que existan 10 centímetros de distancia entre la lavadora y el muro posterior, y al menos dos centímetros respecto a los muros o muebles laterales, “para evitar que la vibración aumente el nivel de ruido”. Asimismo es importante que la superficie sea plana y resistente a vibraciones, “para no arriesgar el buen funcionamiento del producto”.

Otro detalle fundamental, aporta Alfonso Flores, es que nunca, nunca se deben instalar las lavadoras a la intemperie. A menos que tu idea sea derrochar plata, jamás las hagas funcionar al aire libre.

2. Sobrecargar el tambor

Común, demasiado común. Sea porque se vive solo, y la ropa se acumula por semanas hasta que no queda qué ponerse, o porque se vive como en la villa de los Pitufos, rodeado de gente y el canasto de ropa sucia se llena a los cinco minutos: cualquiera sea la razón, suele pasar que al momento del lavado el tambor de la lavadora luzca rebasado a más no poder.

Esta mala práctica trae una serie de consecuencias. La más visible, quizá, es que la sobrecarga impide el movimiento del tambor. Por ende, dice Alfonso Flores, el lavado simplemente no se produce y la suciedad no se quita de la ropa. También es muy probable que, debido a esta sobrecarga, el detergente no se diluya correctamente, por lo que será necesario un enjuague adicional, lo que genera un gasto extra de agua y energía, muy lejos de la eficiencia que se requiere en estos tiempos.

La sobrecarga, además, producirá un desequilibrio durante el centrifugado, concentrando la ropa en un solo sitio, lo que se manifestará con una vibración y ruido más fuerte de lo normal, arriesgando la integridad del artefacto y de la habitación. Las lavadoras con sensor de equilibrio se detendrán por defecto, evitando los efectos de este mal hábito.

Por otro lado, la presión que se produce en el tambor a causa del sobrepeso puede generar graves problemas de funcionamiento, sobre todo durante el centrifugado. “Una gran presión puede originar daños en los rodamientos del tambor o la deformación de la goma de sellado, originando pérdidas de agua o incluso provocar la rotura del ojo de la puerta”, explica Pamela Castro.

¿Cómo saber si el tambor está sobrecargado?

La marketing manager de LG Electronics comenta que una de las técnicas recomendadas para identificar si existe o no una sobrecarga de ropa en el tambor es introducir la mano al interior de éste. Si hay espacio para la mano, “quiere decir que está con una carga ideal; de lo contrario, se ha traspasado el límite permitido por el electrodoméstico”.

Imagen extraída de manual Electrolux.

Es importante que, si se va a hacer este chequeo, primero se desenchufe el artefacto para evitar que se produzca un accidente.

3. No organizar la ropa a lavar

“Para que la lavadora sea más eficiente y se pueda ahorrar la mayor cantidad de energía y agua, es importante lavar de una sola vez y a carga alta (sin sobrepasar el límite) y siempre separar por tipos de prenda y colores”, dice Alfonso Flores.

Organizar la ropa según el tipo de prenda —los distintos materiales— y color —de color o blanca—, puede ser una lata. Pero a la larga es lo más eficiente y responsable.

El problema, como pasa en todos los ámbitos de la vida, es que la lata suele ganar y se traspasa a otras malas prácticas, como la de no leer el etiquetado. “Comúnmente, la gente no mira las instrucciones de lavado, que es lo primero que hay que hacer cuando uno compra ropa”, dice Paula Aliste, dueña de Lavandería Castillo, con más de 20 años de experiencia en el área del lavado y secado.

Solo leyendo la etiqueta las personas pueden saber de entrada qué tipo de cuidados deben tener con cada prenda. “Hay unas, por ejemplo, que dicen que no se pueden planchar ni meter en la secadora, o que no se pueden centrifugar ni lavar a máquina”, agrega.

Leer esta información te permite conocer los requerimientos de lavado de la ropa y te ayudará a elegir la configuración adecuada en la lavadora, lo que redunda en un mejor resultado y también en un menor gasto energético. Además, evita que el artefacto se sobreexija, lo que pueda reducir su vida útil.

4. Lavar poca carga

En contraste a quienes sobrecargan el tambor, hay quienes echan a lavar solo un par de pilchas al tambor. Si bien las lavadoras suelen incluir una función de lavado rápido —que utiliza menos agua y energía—, se sugiere evitar este uso, o bien aplicarlo lo menos posible. ¿Por qué? Cuando la carga es demasiado pequeña o ligera, ésta puede no absorber adecuadamente el agua, lo que lleve a que la lavadora identifique un error, ya sea durante el lavado o el centrifugado, lo que se suele expresar en su pantalla con la sigla UE.

“Lo ideal es juntar la mayor cantidad de ropa posible, siempre en relación al peso permitido por la máquina, y establecer días de lavados”, aconseja Pamela Castro. La carga ideal para lavar es de tres cuartos del total de capacidad del tambor. “Ni más ni menos que eso”, apunta Castro. Ahí, nuevamente, la técnica de introducir la mano puede servir de guía.

5. Lavar cualquier cosa en la máquina

Otra mala práctica que se da con frecuencia es la de echar todo tipo de prendas y objetos a lavar. Alfombras, zapatillas y gorros, por poner algunos ejemplos, no son productos recomendables para estos electrodomésticos. “Especialmente las zapatillas, porque son mucho más rígidas”, explica Alfonso Flores. Al hacerlo echarás a perder tanto la lavadora como el calzado.

Foto: Eleonora Aldea.

El local category manager de Electrolux agrega que las alfombras pequeñas y los trapos de cocina “tienen una suciedad mucho más rebelde, que normalmente cuesta más retirar”. Por su estructura, las alfombras además toman un mayor peso y eso “complica el movimiento natural del tambor”. Lo recomendable, entonces, es que este tipo de objetos, así como las almohadas, los peluches, los bordados, o incluso ropa interior, como los sostenes, se laven a mano o en servicios especializados, para evitar tanto su deterioro como el de la lavadora.

6. Dejar la ropa húmeda por varias horas en la lavadora

Es tan obvio que casi lo saltamos: lavar la ropa y luego dejarla húmeda por horas adentro de la lavadora es claramente un error. No solo porque dejará todo hediondo a humedad —y requerirá de otro lavado—, sino porque también el tambor se verá afectado por estas condiciones.

De hecho, lo recomendable es que luego de cada uso, se retire la carga lo más rápido posible y se deje la puerta de la lavadora abierta por un par de horas. “Así, el tambor se ventilará y toda la humedad acumulada en su interior saldrá”, dice Castro. No llevar a la práctica esta medida tendrá como consecuencias un mal lavado —porque estará pasado a humedad— y la formación de moho en distintos sectores de la lavadora.

7. No limpiar la lavadora

Lo anterior nos lleva a la siguiente práctica, necesaria para una buena mantención del artefacto, que se suele pasar por alto: la limpieza e higienización de la lavadora. “No tendría sentido introducir las prendas y accesorios sucios para ser lavados, si es que el tambor, conductos y filtros de la lavadora se encuentran con residuos y moho”, expone Pamela Castro.

Esa suciedad, además de reducir la vida útil del electrodoméstico, se puede adherir a las telas, “no sólo dañando los tejidos o impregnando malos olores, sino también generando infecciones o alergias en la piel”.

¿Cómo lavar la lavadora?

Primero, desconectándola de la corriente, para evitar accidentes. Para la limpieza exterior, basta un paño húmedo. Para la interior, en tanto, se necesita de una higienización más profunda y cuidadosa, ya que se debe considerar gomas, tambor, filtros y cajones del detergente.

Para limpiar la goma de los restos de jabón y humedad se necesita un paño húmedo y cloro, lo que ayudará también a prevenir la formación de hongos en sus pliegues. Luego hay que secarla.

En el caso de los filtros de pelusas y el compartimiento de detergente, Pamela Castro dice que se pueden desmontar y lavar por separado, “remojándolos por un par de minutos con agua caliente y bicarbonato, o si es posible, otro producto especializado”.

Para el tambor, lo recomendable es llenarlo de agua caliente y aplicar algún producto de limpieza para lavadoras, luego darle continuidad a su proceso normal de lavado. Las lavadoras modernas incluyen una función específica para el lavado de su tambor, lo que simplifica las cosas.

¿Cada cuánto tiempo se debería hacer esta limpieza?

La recomendación general es hacerlo al menos una vez al mes. Aunque, como explica Alfonso Flores, esto dependerá también de la frecuencia de uso que se le da a la lavadora. Si ésta es alta, porque se trata de un hogar con muchos integrantes, entonces, lo recomendable es una vez a la semana. Más aún si, además de la ropa de humanos, lavas las prendas que ocupan tus mascotas, como la ropa, mantas o camas. En esos casos es necesario eliminar pelos y otras suciedades, como la posible presencia de ácaros, bacterias y moho.

8. Echar demasiado detergente y suavizante

Por último, un detalle no menor es el que implica a los productos que utilizas para el lavado de tu ropa. La calidad de estos puede afectar directamente la vida útil de tu lavadora, aseguran los expertos. En el caso del detergente, lo que se recomienda es que éste sea líquido y no en polvo, ya que estos últimos pueden generar grumos que se acumulan en los conductos del artefacto, impidiendo su funcionamiento óptimo.

Algo similar ocurre con los suavizantes, cuyo uso no es del todo recomendado por los entrevistados. “El suavizante es el responsable de retener con mayor facilidad las impurezas”, asegura Castro. “También puede generar cambios en la uniformidad del color de la ropa, opacar los tonos blancos o crear manchas”. A ello se agrega que los restos de suavizante que quedan impregnados en la lavadora pueden crear “un entorno propicio para la aparición de moho, hongos y malos olores”.

Por esto es tan importante usar medidas precisas de detergente y suavizante. “Introducir más detergente de lo necesario generará más espuma y aquellos residuos de la ropa, como pelos, polvo, tierra, entre otros, quedarán flotando por encima del nivel del agua, colándose por el desagüe”, agrega Castro. Esto puede derivar en una obstrucción del drenaje, un derrame de agua y, para peor, un fallo en la lavadora. Y eso es justamente lo que queremos evitar con este artículo.

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