Andrea Repetto destaca que Presupuesto 2023 “va en línea con la consolidación fiscal”, pero cuestiona recortes a programas sociales

La economista de la UAI planteó que “es un mérito” de Hacienda el manejo responsable de las finanzas, pero pidió mirar la composición del gasto en programas con diseños deficientes. También hizo una llamado a la generosidad de los sectores políticos para que las reformas claves puedan avanzar.


Destacando sus luces y sombras, la economista Andrea Repetto analizó el Presupuesto fiscal 2023 que se discute en el Congreso, en medio de un contexto económico donde calificó el ajuste proyectado para el próximo año como un paso necesario, pero doloroso.

Invitada a participar en el webinar “Política económica post plebiscito: ¿qué podemos esperar?”, organizado por Clapes UC, la académica de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) destacó la propuesta para el gasto fiscal de 2023 por permitir avanzar en la consolidación de las cuentas fiscales.

“Hacienda ha cumplido con su parte, lo hizo con el Presupuesto que se aprobó en el Congreso el año pasado, manteniendo la inercia grande que tiene el gasto fiscal, y también está proponiendo un Presupuesto con una expansión del gasto que está en línea con esta idea de la consolidación”, dijo Repetto.

A su juicio, “esto es un mérito, porque siempre se habla que los gobiernos de izquierda no son responsables fiscalmente, y yo creo que esta es una excelente muestra de que las cosas pueden ser al revés, que es la izquierda la que viene a ordenar las finanzas públicas y hay un valor muy importante en tener un Estado que no está endeudado, que no es frágil”.

Pese a ello, la economista planteó que se no se ha “discutido lo suficiente la composición del gasto que se nos está proponiendo”, ya que, en su visión, “el Estado tiene dificultades para ejecutar la inversión pública”.

En esa línea, planteó que la extensión de la Pensión Garantizada Universal y del Ingreso Mínimo Garantizado “se llevan una buena parte de los recursos nuevos, pero el problema es que eso es a costa de otras cosas”.

Detalló que si bien la partida para el Ministerio de Desarrollo Social sube 12%, ello estaría explicado por el alza en el ingreso mínimo garantizado, que lo hace en un 32%, y afirmó que dicho programa tiene “un diseño pobre, es deficiente, y teníamos otros subsidios como empleo joven, o del de la mujer, que tienen un diseño mucho mejor”.

Repetto especificó que “se recortan programas a grupos vulnerables: el ingreso único familiar, el fondo de iniciativas para la superación de la pobreza, el fondo de desarrollo indígena, el Fosis, y eso me parece problemático”, por lo que cuestionó que se le dé “tanto énfasis a algunos problemas específicos, ya que es a costa de retirar otros que sí están bien evaluados”.

Con todo, Repetto enfatizó en la necesidad de que se realice un ajuste económico, lo que “es doloroso y necesitamos hacerlo lo menos doloroso posible, pero es necesario”.

A su juicio, ello responde a que durante la pandemia “tuvimos una política fiscal en esos dos años que fue procíclica, se quedó corta cuando necesitaba expandirse y se extendió en demasía cuando ya no era necesario”.

En su análisis, ello incidió también en el aumento de la inflación a nivel local, ya que “si bien la inflación es en parte externa, tiene mucho que ver con nuestros propios excesos y no nos queda más alternativa que hacer lo que estamos haciendo hoy día”.

“Es hora, y con mayor razón después de los excesos de 2021, de la consolidación fiscal y de estabilizar la deuda, sobre todo porque el gasto fiscal tiene mucha inercia y si uno no la detiene a tiempo, cuesta mucho más detenerla después. (...) Tener un Estado endeudado, es tener un Estado que es frágil, que cuando necesita darle un impulso a la economía no tiene el espacio para hacerlo y para financiar aquello”, argumentó.

Por ello, destacó que “el Banco Central y Hacienda han hecho muy bien sus trabajos respectivos” y agregó que “a diferencia de la Fed, que llegó atrasada, nuestro Banco Central ha estado trabajando hace tiempo en esto”.

Llamado a la generosidad política

La economista también se refirió a los desafíos políticos que enfrenta el país, tras el triunfo del Rechazo y la dilatación de los acuerdos para iniciar un nuevo proceso constitucional.

Al respecto, planteó que actualmente existe una “incertidumbre de la discusión constitucional”, y que, en su visión, “hay motivos para comprender a la Constitución del 80 como una limitante”, ya que “no permite hacer cosas que han sido importantes en nuestra discusión pública”.

“El marco institucional que tenemos no ha sido capaz de dar soluciones; cuántos proyectos de pensiones hemos tenido para reformar el pilar contributivo, cuatro o cinco desde 2017, y todavía estamos aquí, probablemente vamos a empezar a discutir otro”, sostuvo a modo de ejemplo.

En esa línea planteó dos hipótesis sobre el fracaso del orden institucional: en primer lugar, que la élite política se alejó de la ciudadanía, donde la desigualdad y la segregación “hacen muy difícil que la élite política comprenda las urgencias de la vida diaria”; y en segundo lugar, que “el sistema político no favorece la colaboración, ya que tenemos un régimen que es fuertemente presidencialista, y el Ejecutivo, no importa su signo, tiene dificultades para que en el Congreso se aprueben las reformas que se comprometieron en las elecciones”.

Repetto afirmó que esa fue la experiencia del Presidente Piñera, de Bachelet antes “y creo que va ser la experiencia de Boric si las cosas siguen como están”, ya que “no hay una oposición, hay muchas oposiciones, y esas oposiciones no tienen un incentivo” para colaborar.

Por eso, llamó a la generosidad de los sectores políticos para permitir que avancen reformas claves, como las de pensiones y salud, entre otras.

“Para que haya una reforma de pensiones razonable, ambos lados van a tener que ceder y ambos lados van a tener que poner sobre la mesa su generosidad, porque sino vamos a seguir con el problema de que la ciudadanía va a seguir esperando y va a seguir sintiendo esta incomodidad con el sistema político, y su desarraigo y desafección, que a la larga nos va a terminar costando mucho más en términos económicos, sociales y políticos”, concluyó.

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