Estados Unidos avanza para confrontar a China en política comercial e industrial

La prioridad del líder chino, Xi Jinping (en la pantalla que se ve en foto), en los próximos meses es garantizar una transición sin problemas a un tercer mandato en el poder que rompa con la tradición sin que las relaciones con Estados Unidos se vuelvan hostiles, dicen funcionarios de Beijing. FOTO: JADE GAO/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES

La administración de Biden sopesa una posible nueva investigación bajo la Sección 301 como parte de los esfuerzos destinados a proteger la ventaja de Estados Unidos en las nuevas tecnologías.


La administración de Joe Biden se está preparando para confrontar a China por sus subsidios industriales y para buscar formas de proteger la ventaja de Estados Unidos en las nuevas tecnologías, endureciendo la política económica de Estados Unidos hacia el principal rival global de la nación.

Los esfuerzos de EE.UU., que se implementarán en los próximos meses, podrían incluir una nueva investigación sobre el apoyo de Beijing a los sectores que considera estratégicos, utilizando la Sección 301 de la Ley de Comercio, según personas familiarizadas con las discusiones de la política.

La Sección 301 es una poderosa herramienta que permite a los funcionarios estadounidenses señalar ciertas prácticas de un socio comercial y tomar medidas punitivas si determinan que esas prácticas violan la Ley de Comercio. Si bien las personas no mencionaron los posibles sectores que serían los objetivos, China ha identificado los semiconductores, la inteligencia artificial, la tecnología inalámbrica 5G y los autos eléctricos como áreas en las que busca el liderazgo mundial.

La administración de Biden está analizando varias opciones para abordar y mejorar la situación actual, un punto importante que persiguen en su estrategia es el de distanciarse de lo que fueron las políticas de la era Trump. En esta foto de archivo, se puede ver al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, entregando comentarios sobre el ataque de Rusia a Ucrania, en la Sala Este de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos, el 24 de febrero del 2022. REUTERS/Leah Millis/File Photo

La Casa Blanca también está sopesando un mayor escrutinio de las inversiones de las empresas estadounidenses en China, controles de exportación más estrictos en tecnologías sensibles y una mayor cooperación con aliados y socios europeos y asiáticos en materia de subsidios y otros temas, dijeron estas personas.

El enfoque está motivado por la creciente convicción dentro de la administración de Biden, de que la campaña arancelaria del expresidente Donald Trump contra las importaciones chinas no logró persuadir a Beijing de competir de manera justa en el comercio internacional. El martes, la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. (o USTR por sus siglas en inglés) dijo en su agenda política anual que está realineando su política respecto a China para enfrentar las prácticas no comerciales de Beijing, pero no proporcionó nuevos detalles sobre medidas específicas.

“Es evidente que las herramientas comerciales existentes deben fortalecerse y otras nuevas deben forjarse”, afirmó la USTR en un informe del 16 de febrero al Congreso.

Los cambios permitirán que el presidente Biden, un demócrata, se distancie de la política comercial de su predecesor republicano, que resultó en un acuerdo comercial de “fase uno” con China en 2020 y que permanece prácticamente intacto más de un año después de que Trump dejó el cargo.

“Estamos viendo, cada vez más, signos de un enfoque propio y distintivo”, afirmó Scott Kennedy, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de los funcionarios de la Casa Blanca.

Si bien la administración ha estado considerando un posible nuevo caso 301 durante algún tiempo, la nueva iniciativa se produce en el momento en que los esfuerzos para desarrollar el acuerdo de fase uno se han estancado, con funcionarios de alto nivel de Estados Unidos y China sin estar en comunicaciones estrechas sobre las políticas de comercio, según personas cercanas a ambos lados.

La invasión de Rusia a Ucrania se ha convertido en otra fuente de tensión con Beijing. En las semanas previas a la invasión, China desestimó las advertencias de Estados Unidos de que el presidente ruso, Vladimir Putin, estaba preparando un ataque y, en cambio, dijo que Washington estaba avivando los temores de un conflicto armado.

Las relaciones entre los dos países se relajaron con la firma del acuerdo comercial en 2020, pero desde entonces se han deteriorado por cuestiones que incluyen la pandemia por Covid-19, Taiwán y la represión de China contra los grupos étnicos musulmanes.

En cuanto al comercio, los líderes chinos están frustrados porque Washington ha mantenido en gran medida los aranceles de la era Trump, mientras amplía la lista de empresas de tecnología chinas sujetas a la lista negra por su supuesto apoyo al ejército de China y la vigilancia masiva de musulmanes y de otros grupos étnicos, por parte de Beijing.

Una nueva investigación 301 podría tener graves repercusiones, según algunos funcionarios chinos y asesores del gobierno, quienes dicen que China podría responder con sus propias medidas de represalia, incluida la adición de empresas estadounidenses a su lista de “entidades poco confiables”, lo que les impediría el acceso al mercado chino.

“Actualmente, cientos de empresas chinas están en la lista de entidades (no confiables) del gobierno de EE. UU.”, afirmó un asesor del gobierno en Beijing. “Pero China se ha abstenido de incluir empresas estadounidenses en su lista de entidades. Eso puede cambiar, por supuesto”.

En la foto se puede ver al ex presidente Donald Trump estrechando la mano del viceprimer ministro chino, Liu He, al firmar un pacto comercial de enero de 2020, que preservó ciertos aranceles que los grupos empresariales de Estados Unidos han pedido desde entonces que se flexibilicen. FOTO: SAUL LOEB/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES

La prioridad del presidente chino Xi Jinping, en los próximos meses, es garantizar una transición sin problemas a un tercer mandato en el poder que rompa con la tradición. No quiere que las relaciones con Washington se vuelvan completamente hostiles, dicen los funcionarios y asesores, pero tiene poca motivación para comprometerse en temas clave en el centro de las tensas relaciones bilaterales, desde las prácticas económicas de China hasta los derechos humanos.

A pesar de la firma del acuerdo comercial de 2020, la administración de Trump mantuvo aranceles del 25% sobre aproximadamente US$ 250.000 millones de importaciones chinas y aranceles del 7,5% sobre US$ 120.000 millones de importaciones chinas.

Biden se ha enfrentado a la creciente presión de grupos empresariales que representan a compañías que deben pagar los derechos de importación. “La política actual con las tarifas…no ha funcionado”, afirmó Jon Gold, vocero de la Federación Nacional de Minoristas (National Retail Federation). “No hemos visto una mejora”, agregó.

Si bien un nuevo caso bajo la Sección 301 podría conducir a revisiones de los aranceles de la era Trump, los expertos en comercio dicen que es probable que la administración de Biden no esté considerando, actualmente, ninguna reducción importante, dado que China no cumplió con sus objetivos de compra en virtud del acuerdo comercial.

China compró el 57% de los bienes y servicios estadounidenses que se comprometió a adquirir durante un período de dos años que finalizó el 31 de diciembre, según un análisis de Chad Bown, investigador principal del Instituto Peterson de Economía Internacional.

“China ha hecho todo lo posible en pos de trabajar con EE.UU. para implementar el acuerdo a pesar de los múltiples desafíos que plantea la pandemia, la recesión económica mundial y las disrupciones en la cadena de suministro”, sostuvo Liu Pengyu, vocero de la embajada china en Washington.

La administración de Biden aún tiene que responder al déficit de compras, y la invasión a Ucrania por parte de Rusia ha retrasado sus deliberaciones, dicen las personas familiarizadas con las discusiones políticas.

“Sin duda, la paciencia de (la) administración se está agotando, y claramente están considerando un menú de opciones para abordar no sólo las deficiencias de la fase uno, sino también las preocupaciones estructurales de larga data”, indicó Myron Brilliant, vicepresidente ejecutivo y jefe de asuntos internacionales en la Cámara de Comercio de Estados Unidos.

Es probable que una nueva investigación 301 se centre en el uso de subsidios industriales por parte de China para promover sectores nacionales estratégicos, dicen las personas familiarizadas con las deliberaciones de la administración. Estados Unidos cree que tales subsidios han socavado las empresas estadounidenses y han violado las normas comerciales internacionales.

En el informe del 16 de febrero, el USTR se opuso en particular a la iniciativa “Hecho en China 2025″ (Made in China 2025) de Beijing, un plan de 10 años para promover 10 sectores estratégicos que incluyen tecnología de la información avanzada, robótica y productos biofarmacéuticos.

Bown dijo que una investigación sobre los subsidios proporcionaría “un ejercicio de transparencia útil para explicarle al mundo que esto es lo que nos preocupa y lo que debemos negociar para que podamos llevarnos mejor”.

Si bien las investigaciones bajo la Sección 301 generalmente conducen a la imposición de aranceles, los formuladores de políticas ahora están tratando de idear medidas no arancelarias en caso de que Estados Unidos decida castigar a China, debido a las preocupaciones por la inflación, dijeron personas familiarizadas con el asunto.

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